Este año, la Academia Sueca tomó la decisión de no conceder el premio Nobel de Literatura. Las graves denuncias de acoso sexual y corrupción afectaron la credibilidad de la institución y condujeron a la renuncia de varios de sus miembros, entre ellos la de su presidente, Sara Danius, y la de la escritora Katarina Frostenson, cuyo marido, el francés Jean-Claude Arnault, fue acusado de acosar y abusar de 18 miembros femeninos. Arnault utilizaba un centro cultural —del cual era director, y que se había constituido en el filtro de la escena cultura sueca— para presionar y acosar a las mujeres.
Gran parte de la fama de la Academia se debe al aura de inaccesibilidad que la rodea, la cual ha conducido a que sus miembros hayan tomado con frecuencia decisiones discutibles: unas de ellas arriesgadas, otras mediocres, y algunas otras hasta absurdas. Lo ocurrido ha desvelado que, en realidad, era un grupo que aprovechaba su poder mundial a cambio de favores locales.
Entre tanto, y con la ayuda de un grupo de juristas, la Academia Sueca ha efectuado una interpretación de los estatutos, que datan de 1786, para ajustarla a los tiempos actuales; los resultados, sin embargo, no se han dado aún a conocer.
Hacía 75 años que la Academia Sueca no dejaba de conceder el Premio Nobel de Literatura. En este tipo de casos, se concede un premio doble al año siguiente. Así, pues, en 2019 tendremos a dos ganadores.
*Profesor asociado del Departamento de Literatura, Pontificia Universidad Javeriana.