Luego de 200 años, una flor recolectada por Humboldt y Bonpland, que se pensaba era mexicana, resultó ser colombiana. En su caracterización se utilizó un novedoso método genético para resolver el enigma.
Los viveristas ahora conocen incluso los genes de las orquídeas que venden gracias a un proyecto en el que participó la Pontificia Universidad Javeriana, financiado con recursos de regalías.