“Colombia me impresionó de manera muy positiva y la Universidad Javeriana me dio la oportunidad de ser útil, de servir, de desarrollar esa idea Ignaciana que para mi es muy importante, razón de ser y razón de la vida: el servicio a los estudiantes“.
“Si a mí me preguntan qué es lo que más me gusta hacer en la vida, por sobre todas las cosas, diría que me encanta ser mamá. Mamá no solamente de mis hijos; mamá de mis alumnos, de estos hijos adoptivos que Dios me ha dado la oportunidad de tener”.
“Uno hace bien lo que quiere, lo que le gusta. Lo que no, no lo va hacer bien. Una vez que entre a una carrera: ámela, ame a su profesión y hará las cosas bien”.
“Por encima del lenguaje está el respeto. Enseñar el respeto es fundamental. Mientras no logremos tener un lenguaje común con respeto, no podemos solucionar nada. La guerra llama a la guerra. La educación es la que tiene que cambiar la forma de pensar y de actuar”.
“El lenguaje de la crítica literaria es uno y el lenguaje de la creación es otro. Pero existen momentos en que se terminan fusionando y convergen en un mismo río. Yo dudo que hubiera escrito los poemas que he escrito si mi vida no hubiera sido la vida académica”.
“A veces uno prepara la clase y la prepara impecablemente, pero no es eso lo que llega al corazón del alumno. Le llega una frase, una mirada o una manera de ser. Pero hay cosas más maravillosas todavía. Que uno, por la vida de ser profesor, termina aprendiendo más de lo que enseña”.
“Yo soy un aprendiz de física, soy un contador de cuentos, no soy más nada. Sigo admirando la matemática, la física y es lo que trato de mostrarle a los estudiantes, porque sé que, si ellos saben física, podemos hacer industria y muchas cosas más”.
“Siempre he dicho que, más que dónde se estudie, uno debe responder en Filosofía con quién estudié y trato de hacer lo mismo con mis alumnos, yo siento que tengo un vínculo hasta la muerte con ellos... porque esta relación filosófica realmente es una relación con la existencia”.