En estos momentos de encierro e incertidumbre por causa de la COVID-19, son muchas las reflexiones que nos hacemos desde la ventana de nuestros hogares. Una de tantas es la del cuidado de la vida y de la salud física, mental y emocional. La propuesta, después de esta cuarentena, es a que tomemos conciencia de que estamos en una “casa común” y que cada acción que realicemos tiene un impacto positivo o negativo. Por esto, los invitamos a cuidar el medioambiente, tener una vida sana, realizar ejercicio físico y de esta forma motivarlos a usar la bicicleta como medio de transporte.
La bici representa un medio de desplazamiento eficiente, rápido y que colabora con el ambiente, es “moderno, cómodo, y eficaz. Además de no contaminar y de ser silenciosa, económica, discreta y accesible a todos los miembros de la familia”, según se explica en el documento de la Comunidad Europea ‘En bici, hacia una ciudad sin malos humos’. De igual forma sirve para mejorar la movilidad de las personas y representa un aporte para la sostenibilidad de las sociedades como de distanciamiento inteligente en estas épocas de coyuntura.
Su uso tiene grandes beneficios para la salud de las personas y es una forma de hacer actividad física de forma frecuente. Además, ayuda a prevenir enfermedades no transmisibles, diabetes, cáncer y obesidad, entre otras. Incluso, aporta a la salud de los sistemas respiratorios, cardiovascular y locomotor, en el metabolismo, la salud mental, los valores de ansiedad, la sensación de bienestar, la regulación del sueño, fortalece el sistema inmune y protege de infecciones virales. De acuerdo con lo expuesto por el investigador Diego Fernando Suero, el uso de la bicicleta tiene diferentes ventajas como la comodidad, la rapidez, ocupa menos espacio en las vías, representa un sistema alternativo de movilidad, no genera ruido y es liviana.
Para el caso concreto de Bogotá, se ha presentado un aumento en el uso de la bicicleta, lo que significa que sea líder en su utilización en Latinoamérica y cuente con una amplia red de ciclorrutas, aunque es necesario resaltar que su uso se presenta en mayor medida al caos vehicular que existe y no se cuenta con las condiciones necesarias para asegurar una movilidad adecuada.
En este sentido, se hace necesario mejorar la infraestructura vial, privilegiar su uso, garantizar la seguridad de los usuarios, contar con ciclorrutas iluminadas y crear estrategias para reducir los robos.
Dadas las ventajas expuestas más arriba, vale la pena invitarles a usar la bici de una forma adecuada. Lo anterior, con fundamento en investigaciones que realizamos sobre los ‘biciusuarios’ de dos universidades de Bogotá (Pontificia Universidad Javeriana y la Corporación Universitaria Minuto de Dios), en las que se tuvieron en cuenta variables como edad, género, estamento, tiempo de desplazamiento y uso de elementos de seguridad. Aquí algunas consideraciones:
– En Colombia hay una política pública sobre el uso de la bicicleta, expresada en la Ley 769 de 2002, la Resolución 9 de 2002 y la Resolución 3600 de 2004, relacionadas con el uso de casco, luces delanteras y traseras, y chalecos reflectivos.
– De los resultados obtenidos por estas investigaciones encontramos que la mayoría de los usuarios son de género masculino; el promedio de utilización de la bicicleta está entre los 30 a 47 minutos -que es tiempo recomendable de actividad física diaria- y, preocupantemente, una buena proporción no utiliza los elementos de seguridad.
– Por lo tanto, como instituciones de educación superior que buscan formar, generar conciencia, e incidir en buscar una apropiación del conocimiento que se deriva de la academia hacia el país, es fundamental, “trabajar en la recuperación de dos principios cotidianos que resultan fundamentales para convivir armónicamente en los sistemas de movilidad urbana y permitir un reconocimiento mutuo de los actores viales: el civismo y el respeto”, como se detalla en el documento del Banco Interamericano de Desarrollo ‘Cómo promover el buen uso de la bicicleta: Exposición del ciclista en ámbito urbano: Diagnóstico y recomendaciones’.
*Ingrid Fonseca: Profesional en ciencias de la educación, magíster en administración deportiva y en educación superior y aspirante a doctor en administración gerencial, Profesora de la Corporación Universitaria Minuto de Dios.
**Juan Carlos Cobo-Gomez: Profesional en Economía, con Maestría en Estadística y Econometría y Máster en Dirección Financiera, y aspirante a Doctor en Ciencias Sociales y Humanas. Profesor y asistente del Vicerrector de Investigación en la Pontificia Universidad Javeriana.