Peluquería que se respete en este país tiene entre pelos y tocadores la revista Cromos.
No importa si es una vieja edición, la mirada de aquel que espera su turno se pierde entre esas páginas que cuentan el cambio de vida que tuvo un famoso o aquello que piensan las reinas días antes de la coronación. Lo curioso es que esta revista, creada el 15 de enero de 1916 por los payaneses Miguel Santiago Valencia y Abelardo Arboleda (padre del jesuita José Rafael Arboleda, fundador de la Escuela de Periodismo de la Pontificia Universidad Javeriana), es mucho más que eso. Sin exagerar, se puede decir que la historia de Colombia ha sido narrada en Cromos. Ningún investigador que estudie algún suceso centenario de este país puede obviar esta revista; muchos le han sacado provecho a su invaluable archivo fotográfico, por ejemplo, pero pocos le han dado el crédito que se merece.
Tal vez por eso, y aprovechando este importante aniversario, un grupo de profesores de la Javeriana decidió pasar las páginas de las 4937 ediciones de Cromos y adelantar el estudio El país visto y narrado en cien años de la revista Cromos (1916-2016).
Pero, ¿cómo abarcar 100 años de historia y revisar todas las ediciones de la revista que, salvo un par de semanas después del incendio de sus talleres el 9 de abril de 1948, nunca ha dejado de circular?
Lo primero que hizo el equipo interdisciplinario de trabajo fue definir una agenda de diez temas de estudio, con el fin de construir un repositorio de información básico: las distintas líneas editoriales (es decir, entender los vaivenes de la revista según las afinidades políticas de cada director), la imagen gráfica, belleza, moda, vida social y cotidiana, cultura y literatura, Bogotá y las regiones, espectáculos, deportes y la publicidad como correlato de la revista. Dada la coyuntura que vive el país, los investigadores incluyeron, además, una línea de tiempo de guerra y paz, con los hitos que cubrió la revista desde la década de los cincuenta.
Por tratarse de un corpus de estudio tan desbordante, se definió como pauta metodológica la revisión de las ediciones especiales de aniversarios (20, 25, 50, 80, 90 y 95 años, principalmente). “Este barrido fue muy importante porque nos dio claridad sobre los hitos del cubrimiento, los autores que publicaban en Cromos y los temas que habían sido relevantes en la revista. Con esa guía, cada investigador se metió en la colección para ahondar en los temas correspondientes, porque obviamente es insustituible el contacto con la colección”, dice la comunicadora Maryluz Vallejo, líder de la investigación.
En el levantamiento inicial de esta información, los estudiantes de los cursos de Historia Social de la Comunicación e Historia de la Comunicación de Masas cumplieron un papel fundamental, porque gracias a ellos no se quedó ningún mes sin explorar y empezaron a aflorar datos e imágenes significativas.
Los investigadores descubrieron, por ejemplo, que durante los primeros 30 años la revista publicaba novelas por entregas; en 1958 publicó completo, en una sola edición, El coronel no tiene quién le escriba (publicado como libro en 1961).
Descubrieron que había gente que coleccionaba la revista por las piezas de arte que se publicaban en la portada. Era una pinacoteca. Descubrieron que a través de Cromos uno puede seguir el desarrollo de las grandes obras de infraestructura vial, el sistema ferroviario, los cables de comunicación, edificios, urbanizaciones, aviación, etc.
Descubrieron que los reporteros de la revista recorrían el país y que la gente de las distintas regiones se veía en Cromos; paradójicamente, el Chocó y La Guajira fueron por años el foco de grandes reportajes de altísima calidad literaria, escritos, entre otros, por Gonzalo Arango.
Estos reportajes exaltaban a la vez la exuberancia y las necesidades de las regiones. De otro lado, muchos intelectuales reconocen que en Cromos hicieron lecturas importantes, porque el existencialismo pasó por estas páginas, al igual que los grandes debates que se dieron en el país en relación con la revolución sexual y la píldora.
“Quienes han leído con atención la revista saben que hizo una apuesta editorial audaz, queriendo parecerse incluso a Paris Match, pero como la mayoría de los lectores buscaban solo las reinas y la farándula, quedó el estigma de que Cromos era una publicación ligera”, agrega la profesora Vallejo.
De hecho, la revista fue muy política desde sus inicios, cuando declaró su espíritu liberal afín al republicanismo. Cubrió la guerra con el Perú, la época de La Violencia, el Frente Nacional, el paro del 77, la toma del Palacio de Justicia, además de las primicias que dio en los distintos procesos de paz.
Cuando se estaba dando la negociación con el M-19, sacó una de las primeras entrevistas con Jaime Bateman.
En 1982, Margarita Vidal, la directora de la revista de ese entonces, fue nombrada por Belisario Betancur como comisionada de paz.
Así lo recuerda la propia periodista: “Él me llamó y me ofreció que fuera su representante en la Comisión de Paz. Y yo le dije: ‘Bueno, yo acepto, desde luego, sin pensarlo dos veces, presidente. Pero acuérdese que yo dirijo una revista y la revista tiene que cubrir el proceso de paz. Ahora, evidentemente, yo no voy a ser la fuente. No puedo serla. Pero mis periodistas investigarán y tendrán otras fuentes’. Y me dijo: ‘Claro, eso se entiende’. Y yo nunca di ni la hora. No podía. Pero ellos, mis periodistas, se averiguaban por todos lados lo que pasaba en el proceso: entrevistaban a los comisionados; la periodista Ligia Riveros se tiraba por las tapias, eso era la cosa más increíble. Se cubrió muy bien así, con ellos investigando por su cuenta. Ese fue el compromiso”.
Obviamente, para estar a la moda había que mirar Cromos, pero como resalta el estudio, la revista ha sido más que eso. “Lo que hemos querido demostrar es que para contar la historia del país es necesario pasar revista a Cromos, literalmente, porque justamente ese balance de los temas blandos con los temas duros hizo que no fuera tan sectaria como otros impresos, sobre todo en la época del bipartidismo”, dice la coinvestigadora María Isabel Zapata, del Departamento de Historia.
A raíz de esta investigación han surgido trabajos de grado sobre moda y belleza, que son dos tópicos fuertes en la agenda de Cromos, pero también sobre la evolución del deporte o sobre Ricardo Arbeláez, el ‘loco Arbeláez’, que entre 1972 y 1974 tuvo una columna de humor político llamada ‘El Alacrán’.
“Un día estaba en clase de Periodismo de Opinión hablando de los antecedentes del periodismo de humor político, y tras mencionar a Arbeláez, un estudiante alzó la mano y me dijo: ‘Profe, él es mi abuelo’. El estudiante estaba haciendo su trabajo de grado sobre otro tema y a raíz de esto le tocó cambiarlo, porque era importante rescatar la vida y obra de este personaje clave de nuestra tradición periodística”, comenta la profesora Vallejo.
También se han descubierto fotografías y ediciones que habían pasado inadvertidas, incluso para Darío Forero, director de arte de Cromos, que lleva en el medio más de 20 años. “Gracias a este trabajo descubrí una edición muy bella de esa Bogotá moderna, costaba 50 centavos y nunca le había prestado atención. Todavía la tengo en mi escritorio”, dice.
La relación que se ha tejido entre la academia y el medio ha sido otro aporte valioso de esta investigación. “La experiencia fue muy enriquecedora”, afirma la editora de Cromos, Gloria Castrillón, quien fue el puente entre el medio y la universidad para publicar el especial de aniversario.
“Pueden parecer visiones distintas, pero yo creo que son complementarias. El ojo de un periodista no siempre coincide con el del académico; el académico tiene una mirada más profunda, aunque no significa que nosotros no la tengamos. Uno como periodista tiene el ojo más entrenado para encontrar hechos, fotos o elementos. Entonces terminan siendo miradas complementarias”.
Esta investigación, que narra la historia sociocultural, política y económica del país visto por la revista, a través de una lectura cruzada entre textos, imágenes y anuncios, fue posible gracias a que las facultades de Comunicación y Ciencias Sociales ganaron la convocatoria de apoyo a proyectos de investigación-creación, una línea reciente de la Universidad para el fomento de la producción artística y creativa.
Además de la publicación de un libro que mostrará en detalle los resultados del estudio, los investigadores han utilizado soportes audiovisuales para contar la historia de Cromos.
Ahora el reto, como dicen, es reivindicar la revista, lograr que la gente entienda que para contar la historia del periodismo en Colombia y la misma historia del país es necesario pasar por Cromos. Después de todo, y más en estos tiempos, cualquier medio no cumple 100 años.