Juan David tiene 22 años, es un universitario de clase alta que recibe cerca de 400.000 pesos semanales para su manutención; sin embargo, él, como muchos otros estudiantes, gasta su dinero en rumbas, conciertos, salidas a cine y cenas en restaurantes de renombre. En placeres efímeros. Aunque esta práctica es común hoy día, en realidad, la apropiación de este modelo de distribución de dinero podría ser una razón por la cual con los años prevalece un común denominador en la población colombiana: el endeudamiento generalizado, que se escenifica, por ejemplo, al comprar regalos de Navidad para satisfacer necesidades inmediatas pese a las deudas adquiridas para lograrlo.
Con la intención de analizar estos casos y entender las causas que motivan a las personas a tomar decisiones en términos económicos, la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Javeriana creó en 2018 el Laboratorio de Investigación Conductual, un espacio diseñado para analizar los sesgos que afectan a los jóvenes universitarios a resolver retos financieros cotidianos —economía del comportamiento— e implementar ejercicios de toma de decisiones para evaluar veracidad de las teorías clásicas de la economía en su cotidianidad —economía experimental—.
Dejarse llevar por primeras impresiones o referencias previas de un producto antes de comprarlo, o ser influenciado por familiares y amigos antes de invertir dinero, son algunos sesgos evaluados mediante preguntas abiertas o cerradas y a través de juegos en el Laboratorio. Por ejemplo, imagine que un estudiante tiene 20.000 pesos para comprar unas fotocopias; sin embargo, en el camino se encuentra con sus amigos, quienes lo invitan a beber algunas cervezas para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. En ese caso, ¿qué decisión tomará el joven y por qué? ¿Qué factores contribuyen a que decida gastar su dinero en consumo en vez de invertirlo en fotocopias? ¿Qué tan importante es la influencia de su grupo?
Christian Diego Alcocer, doctor en Economía de Michigan State University, y Alexander Gotthard Real, doctor en economía de Ohio State University, son docentes de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Javeriana y líderes del laboratorio. Ellos convocan periódicamente a estudiantes javerianos quienes, frente a un computador, responden casos sobre construcción de expectativas al fijar precios, decisiones de oferta sobre estos mismos costos, valoración de precios futuros y distribución del dinero.
Con estas respuestas, Alcocer y Gotthard actualmente trabajan en una serie de investigaciones relacionadas con la equidad en la distribución de incentivos económicos por parte de la comunidad académica, las respuestas políticamente correctas que darían los estudiantes ante casos en los que el bienestar personal prima sobre el común y un análisis de las decisiones que los participantes tomarían en situaciones de riesgo e incertidumbre. Estos datos también les permiten a los investigadores tener insumos suficientes para comprender las prácticas cotidianas de la población universitaria del país y proponer debates en torno a las nuevas fronteras de las teorías clásicas económicas.
“Nuestra intención con estos experimentos es ver qué supuestos de la teoría clásica están bien y cuáles están mal, no para pelear con las teorías que ya existen sino para ver cómo extenderlas para hacerlas más realistas”, menciona Alcocer.
Por ejemplo, la teoría clásica supondría que las personas son, en general, egoístas y además infinitamente inteligentes, por lo que no cometen errores sistemáticos al momento de tomar decisiones. Sin embargo, experimentos como el ‘Overconfidence and Excess Entry: An Experimental Approach’ han mostrado que muchas personas tienen un sesgo optimista respecto a sus habilidades; es decir, cuenta con una tendencia a creer que sus destrezas son superiores a las que verdaderamente tienen y eso los puede llevar a tomar decisiones equivocadas, como emprender proyectos con poca probabilidad de éxito. A este caso se le denomina sobreconfianza (overconfidence, en inglés).
En los ejercicios del Laboratorio de Investigación Conductual participan estudiantes javerianos que se inscriben a través de internet y reciben en promedio 30.000 pesos por sesiones de 30 minutos a dos horas. Estos experimentos les otorgan incentivos económicos porque, según Alcocer, su intención es que los jóvenes tomen decisiones económicas reales donde sean ellos quienes escojan lo que quieren, “porque si fuera con puntos o un score de Pacman, los resultados cambiarían”.
Por el momento, los investigadores javerianos continúan en el desarrollo de experimentos para analizar los sesgos que afectan a los jóvenes al momento de tomar decisiones, crear modelos económicos y políticas públicas que se adapten a la realidad, y proponer extensiones a las teorías clásicas de la economía para incidir en nuevos escenarios a nivel nacional e internacional.
“Muchos ejercicios en economía experimental ocurren dentro de laboratorios en universidades porque es una forma relativamente económica de recolectar datos. Aunque los resultados de un solo experimento en un laboratorio no son generalizables, si esta actividad tiene resultados lo suficientemente relevantes, posiblemente se repetirá en otros países y contextos”, puntualiza Gotthard Real.
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En una de las asignaturas que el departamento de estética de la facultad de Arquitectura y Diseño ofrece a la Facultad de Comunicación hicimos un modelo de juego que toma esta problemática o realidad cotidiana como eje principal. Desarrollamos una dinámica que se basaba en decisiones cotidianas y un presupuesto base para llevar a una simulación las posibles maneras de utilizar el presupuesto como estudiantes. lo interesante es que se revisan maneras de economías alternativas diferentes al gasto o consumo que muchas veces nos hacen pensar sobre formas de turque o maneras eficientes de ahorro de nuestros recursos.