La música nos libera y desestresa
nuestra alma,
nos ayuda a ser felices y también
nos da la calma.
Nos alivia las tristezas y también los sinsabores
que nos da esta vida dura pero somos ganadores.
Le doy gracias a Diosito por llevarme
tan derecho,
expresando lo que siento tan dentro
de mi pecho.
Siento como si volara en el espacio
más profundo.
Cuando toco mi guitarra es lo más grande de este mundo…
Letras como esta, montadas en ritmos urbanos como el hip hop y el rap, cuentan cotidianidades y tensiones que los investigadores de la Javeriana tuvieron oportunidad de caracterizar y contrastar con los muchachos del barrio El Vallado, que apostaron por la expresión artística como su forma de dimensionar lo comunicativo y lo político.
El proyecto denominado “Sin fronteras: procesos de comunicación y cultura política en la comuna 15 de Cali” tuvo antecedentes desde 2010 en el curso de Comunicación y Ciudad. Posteriormente, en el segundo semestre de 2011, estudiantes y profesores de varias asignaturas de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Javeriana desarrollaron la metodología de aprendizaje-servicio trabajada, entre otras instancias, por la Oficina de Responsabilidad Social Universitaria de la Universidad Javeriana.
El reto comenzó por cambiar la percepción de actores sociales acostumbrados a ver proyectos de intervención en sus comunidades sin contraprestaciones claras. Por tal razón, la planeación del método y las actividades se realizaron desde los departamentos de Ciencias Sociales; Comunicación y Lenguaje; Ciencia Jurídica y Política, y Arte, Arquitectura y Diseño. A esta suma de esfuerzos se le denominó “Proyecto integrador” que, bajo la coordinación del profesor Camilo Adolfo Mayor, le tomó la temperatura social, comunicativa, expresiva y política a la comuna 15. Allí participaron en total 9 asignaturas, 11 profesores y 150 estudiantes de la Javeriana, seccional Cali.
La experiencia recogida y sistematizada sirvió como base para el proyecto de investigación liderado por el profesor Mayor y desarrollado durante 2012 con la participación de docentes y estudiantes de las carreras de Comunicación y Ciencia Política.
Un lugar para el intercambio de saberes
Los encuentros comenzaron en la sede del centro comunitario Abriendo Puertas. Posteriormente se construyó una cartografía social, denominada Caminando comuna 15, que sirvió para hacer un reconocimiento del terreno. Fronteras invisibles y sitios cargados de significados, buenos y malos, fueron compartidos por los jóvenes de la comuna y los estudiantes javerianos. La tarea sirvió para revisar y discutir esquemas y estereotipos, muchas veces reforzados por los medios de comunicación, en torno a las comunidades que habitan en el distrito de Aguablanca.
Para el investigador principal, el ejercicio no fue un simple encuentro de dos realidades: la de los universitarios y la de los jóvenes de la comuna. “Hubo reconocimiento mutuo, negociación y trabajo en equipo, pues había cosas que hacer y la confianza jugó un papel importante”, indicó.
De acuerdo con la memoria del proyecto realizada por el profesor Carlos Andrés Tobar Tovar, el barrio El Vallado se fundó en 1984. Sus primeras viviendas se construyeron por autoconstrucción, bajo la supervisión de estudiantes de último semestre de Arquitectura de la Universidad del Valle. En 1987 se dio al servicio de la comunidad la Escuela Enrique Olaya Herrera y en 1988 se inauguró la Unidad Recretiva El Vallado, donada por Colgate-Palmolive.
El Vallado hace parte del distrito de Aguablanca, sector del oriente de Cali fundado en 1972. Sus primeros barrios fueron fruto de procesos de invasión y urbanización ilegal por parte de personas de bajos recursos económicos procedentes de distintos sectores urbanos y rurales. Se calcula que el 30 % de los habitantes de Cali vive allí (cerca de 850.000 personas).
Gracias al apoyo internacional de la Comunidad Valenciana de España, desde 2011 se inició en El Vallado un proyecto para formar jóvenes en actividades como música, danza tradicional, deporte, lectura y escritura. De acuerdo con Gabrielle Belé, voluntaria del “Proyecto Valencia” y profesora de música del centro comunitario Abriendo Puertas, con esta iniciativa se busca “formar a los jóvenes como personas”, mediante dinámicas que exploran distintas dimensiones (sentimientos, emociones, empatía, asertividad y resolución de conflictos).
A través de estas actividades los jóvenes reflexionan sobre su propio proyecto de vida, “para reconocer de dónde vienen, sus fortalezas, debilidades, una misión y una visión que los alejen del conflicto violento y demás aspectos que dificultan la vida en comunidad”, precisa el coinvestigador Tobar Tovar.
La cultura política en Aguablanca
El objetivo general de la investigación se orientó a reconocer cómo los procesos culturales, mediados por la comunicación, inciden en la cultura política de los jóvenes de la comuna 15, teniendo como dispositivo metodológico la investigación de acompañamiento.
“Al comienzo los muchachos que iban al centro comunitario no tenían mucho interés en los temas que nosotros, los estudiantes de la Javeriana, les proponíamos. Cuando salió el tema de la música y la posibilidad de producir, entonces se dinamizó todo, y como ellos eran buenos con los instrumentos, comenzaron a contar sus cosas a través de canciones”, recuerda el estudiante José Bayardo Betancourt, quien también participó en la sistematización de la experiencia investigativa.
Por su parte, la estudiante de Comunicación Luz Saray Mosquera Aragón, quien también hizo parte del equipo investigador, consideró que lo observado con los jóvenes de El Vallado refleja la tesis del investigador y crítico de televisión Omar Rincón, en el sentido de que estamos pasando de una sociedad de masas a una “sociedad masiva de expresión”, de la mano de las tecnologías de la información y la comunicación, “que les han dado voz a los creadores musicales…”.
En un artículo titulado “Consumo cultural y creación musical juvenil: el caso del grupo musical Alto Volumen”, publicado en el número 2 de la revista Cuaderno Javeriano de Comunicación, la estudiante precisa que a través de la música los jóvenes “no solo expresan un punto de vista sobre asuntos sociales, económicos y políticos, sino que también producen una vía para la exposición pública de sus identidades culturales”.
Cafépolis fue el espacio de encuentro y debate creado por todos los participantes en el proyecto. Unas veces las reuniones se hacían en el centro comunitario y otras, en la Javeriana. Desde allí se generó un nuevo sentido de lo político a través de formas emergentes de comunicación que se centraron en narrar la realidad que viven los jóvenes de Aguablanca a través de la música, el baile, la escritura y las experiencias con tecnología en el Laboratorio de Comunicación de la Javeriana.
Se comprobó, entre otras cosas, lo señalado por Germán Rey: “mientras la política deja de estar en el centro, la comunicación adquiere toda la centralidad en la vida social”. En otras palabras, la construcción de una cultura política y de un sentido de lo público pasa, en los jóvenes, primero por la comunicación y las formas expresivas para contar su propia realidad. “A ellos no les interesa la política partidista… les interesa lo que les pasa en su cotidianidad y fue por eso que se pusieron a hacer canciones sobre diversas cosas”, indicó el profesor Camilo Mayor.
Los aprendizajes
Los programas de Comunicación y Ciencia Política coordinaron sus asignaturas de Comunicación y Ciudad, orientada por el profesor Camilo Mayor, y Comunicación y Política, a cargo de la profesora Adriana Londoño, para trabajar sobre el terreno con los jóvenes de Aguablanca. De esta manera se produjeron y direccionaron los discursos juveniles hacia formas expresivas que dieron origen a varios trabajos de grado y a la producción de un CD musical titulado Gracias, la hipermedia Sin Fronteras, un videoclip sobre una canción del grupo Alto Volumen, un video documental sobre la vida de uno de los jóvenes de la comuna 15 y un boletín impreso que circuló en la comunidad con el mismo nombre del espacio de encuentro, es decir, Cafépolis, con una frase complementaria: Nuestro diario vivir. Los estudiantes de la Javeriana participaron también como productores de estas piezas y contaron en todo momento con el concurso de los jóvenes de El Vallado.
Para Camilo Mayor los aprendizajes del proyecto pasan por aspectos como la imagen de la academia, en este caso de la Javeriana, frente a los líderes comunitarios, pues no solo se recogió y procesó información valiosa, sino que se compartieron experiencias y productos comunicativos que se presentaron públicamente. De igual forma, agregó que con esta experiencia se reconoció la importancia de tender redes académicas comunitarias para un mejor reconocimiento de las realidades que se viven en distintos sectores de la ciudad.
3 comentarios
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