Una alianza investigativa entre los departamentos de Economía y de Ciencias Naturales y Matemáticas de la Pontificia Universidad Javeriana, seccional Cali, permitió establecer una nueva mirada en torno a la posibilidad de que colegios con buenos niveles de desempeño académico puedan ‘contagiar’ a otras instituciones educativas de su entorno, mediante acciones colaborativas.
Para tener una mejor aproximación al tema, los investigadores observaron cómo el Liceo Departamental ―institución pública de Cali―, gracias a un convenio con el colegio privado Liceo de Los Alpes, alcanzó la categoría de bachillerato internacional, con formación bilingüe y posibilidades de validación del ciclo formativo en todo el mundo.
Para el estadístico David Arango Londoño y la economista Maribel Castillo Caicedo, las preguntas partieron de no considerar la calidad de la educación únicamente desde el ‘estrato’ del colegio, sino de observar, mediante métodos basados en la georreferenciación, cómo influye el entorno del colegio en su calidad educativa.
Para el caso de Cali, hubo un hallazgo significativo, pues se cruzó la variable de homicidios en un rango de 500 metros alrededor de 363 colegios de toda la ciudad, obteniéndose una lectura de baja calidad educativa asociada a este factor. Lo mismo ocurrió en el ejercicio de georreferenciación con otras variables socioeconómicas, tales como educación de la madre, tamaño del hogar, tipo de colegio y acceso a computador. “Mejorar las condiciones de vida, subsanar las necesidades básicas insatisfechas y tener una mayor transparencia fiscal ayudarían a aumentar la calidad educativa”, señalan los investigadores.
El ejercicio estadístico denominado Aglomeración de la calidad educativa en Colombia permitió comparar la población que muestra baja calidad educativa con la que evidencia alta calidad. El resultado mostró cómo las zonas urbanas del país presentan un nivel de aglomeración compatible con los mejores desempeños de los estudiantes en las competencias evaluadas en las pruebas Saber 11 correspondientes a 2018. “La periferia en el mapa de Colombia sigue mostrando altos niveles de dispersión asociados a bajos desempeños por factores asociados a la marginalidad”, precisan los autores del estudio.
Esta nueva lectura de la calidad educativa, por vía de la georreferenciación en el país y en la capital del Valle del Cauca, permite que se puedan promover acciones entre instituciones educativas para incrementar el desempeño de los estudiantes en las pruebas de Estado.
Esta forma de ver el panorama educativo nacional tiene el potencial de ayudar a analizar mejor los aspectos de segregación que inciden en la calidad de la formación de los estudiantes. Por eso es importante que estos resultados puedan socializarse con las secretarías de educación. “Es muy difícil tener claro el concepto de calidad de la educación, porque siempre vamos a tender a identificarla con el estrato del colegio. Con este ejercicio podemos mirar la posibilidad de influenciar de manera positiva las instituciones ubicadas alrededor de los establecimientos con mejores desempeños académicos”, precisó la investigadora Castillo.
Por su parte, el profesor Arango llamó la atención sobre la forma como este estudio puede ayudar a entender la manera en que inciden en la calidad educativa aspectos como el limitado acceso a internet o las deficiencias en segunda lengua.
Ambos investigadores consideraron que el momento que vive Colombia debido a la emergencia sanitaria por el coronavirus SARS-CoV-19 plantea grandes retos para la educación. Por eso es necesario profundizar en nuevos estudios que incorporen más variables para seguir monitoreando la calidad educativa en todo el territorio nacional.
Destacan la interdisciplinariedad que surgió alrededor del ejercicio de georreferenciación, con el uso de herramientas como el software estadístico R y el Índice de Moran, por parte del grupo de investigación en Estadística y Matemáticas Aplicadas (EMAP), además del trabajo con bases de datos del Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior (Icfes) y con la información socioeconómica de los municipios, llevado a cabo por el Grupo de Investigación en Desarrollo Regional (GIDR).
Para el futuro, los investigadores no descartan integrar el componente cualitativo a esta primera mirada sobre la calidad de la educación desde la georreferenciación, con el fin de enriquecer las perspectivas acerca del problema mediante el uso de nuevos instrumentos metodológicos propios de las ciencias sociales. También manifiestan su interés por participar en futuras convocatorias del Icfes, para seguir trabajando con las bases de datos derivadas de las pruebas de Estado como un insumo valioso para construir nuevos enfoques sobre el proceso educativo en el país.