Sí, un niño, un científico, una bata y un tubo de ensayo pueden cambiar al mundo. Parafraseo la famosa frase de Malala Yousafzai, quien recibió el premio Nobel de Paz en 2014: “Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo”, porque me atrevería a decir que estamos viviendo una revolución científica en Colombia.
¡Los niños y jóvenes colombianos se pusieron la bata!, esta fue nuestra frase bandera durante la semana del 18 al 24 de junio de este año (2018), cuando se realizaron los Clubes de Ciencia Colombia, programa creado por estudiantes de posgrado en Boston que lleva la educación científica a zonas apartadas del país. Esta iniciativa de alto impacto para la región arrancó en México a mediados de 2014 y se ha replicado en cinco países de América Latina (Bolivia, Brasil, Paraguay, Perú), llegando a Colombia en 2015. En su cuarta versión se realizaron 84 clubes en los que participaron 138 científicos colombianos provenientes de las 20 mejores universidades del mundo, y cerca de 300 colaboradores y aliados, gracias al patrocinio del SENA y COLCIENCIAS; así se benefició a más de 1.600 estudiantes entre los 11 y 17 años.
Los Clubes de Ciencia son cursos intensivos en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas —áreas conocidas como STEM— acompañados por instructores extranjeros y científicos colombianos comprometidos con la transformación social del país. Además de hacer educación científica con niños y jóvenes, los Clubes de Ciencia conectan también a investigadores colombianos en el exterior con sus colegas residentes en Colombia y teje redes de colaboración científica entre los diversos actores involucrados, desde universidades, centros de investigación, tecnoacademias y tecnoparques del SENA, hasta colegios e instituciones y fundaciones para el fomento de la educación STEM en Colombia.
Yo dedico mi tiempo, motivación y esfuerzos para aportar a este programa que para mí significa “despertar vocaciones científicas”, para hacer de Colombia una nación de ciencia. El programa Clubes de Ciencia trata de cambiar mentalidades y generar habilidades científicas y técnicas no sólo en los estudiantes que participan aprendiendo sobre cualquier disciplina, sino para los científicos instructores que, a cambio de una experiencia transformadora, desarrollan habilidades sociales y emocionales al trabajar con población vulnerable del país; se conectan con la realidad rural de Colombia y se comprometen a volver a su patria para construir el futuro de una nación que valore y apoye la ciencia como motor de transformación social.
Temas como diseño de aeronaves, robótica para el emprendimiento, computación, energías renovables, internet de las cosas, química de productos naturales y genética forense, entre muchos otros que traen los instructores a partir de sus tesis de maestría y doctorado, prometen motivar en niños y jóvenes colombianos la pasión por la ciencia y la tecnología para descubrir nuevos talentos. Al final del curso que combina teoría y práctica, los participantes realizan un proyecto de investigación y lo presentan en la feria científica y de emprendimiento que se lleva cabo entre el 18 y 24 de junio, y del 8 al 13 de octubre al finalizar la semana.
“Es importante volver a Colombia e incentivar vocaciones científicas porque es fundamental que desde pequeños cambiemos la mentalidad de que sí es posible hacer ciencia de primer nivel en este país. Eso nos abre las ventanas del mundo para conocerlo y aprender de lo que se ha hecho bien, pero también en lo que nos hemos equivocado. La ciencia es eso: aprender de los errores, mejorar y construir sobre ellos. Me parece que lo que aportamos esta semana será beneficioso para todos”, decía con gran ánimo el instructor colombiano Miguel Tovar, PhD, científico del Instituto Leibniz en Jena, Alemania, participante de uno de los clubes en 2018 en el departamento de Nariño.
Por otro lado, las sonrisas y comentarios positivos de los participantes se veían y escuchaban en los laboratorios, espacios de taller y pasillos de las tecnoacademias y universidades donde se realizaron los clubes. “Uno de los momentos más felices de mi vida fue tener la oportunidad de participar, porque a mí me gusta investigar y es el tema que me apasiona; los clubes me cambiaron la vida”, dijo Francy Basante, participante del club ‘¡Energizando! – Búsqueda de soluciones energéticas alternativas’, realizado en las Tecnoacademias del municipio de Túquerres, Nariño.
Tener investigadores de renombre internacional en diferentes municipios de Colombia compartiendo no solamente sus conocimientos sino sus experiencias de vida con los estudiantes, es una oportunidad única. Con este programa estamos convencidos de estar cerrando las brechas educativas que tiene la ciencia en el país. Estamos seguros, como científicos, de que el aporte de una semana puede ser potente para que niños y jóvenes vean que sí es posible una vida dedicada a la ciencia, que se puede mejorar nuestra calidad de vida sin importar el lugar geográfico donde nacemos y que es posible, siendo embajador de este importante encuentro científico, inspirar a la nueva generación de científicos colombianos en lo que es el evento en ciencia y tecnología para jóvenes más importantes para el futuro del país.
*Científico, miembro de Clubes de Ciencia Colombia y líder en Educación STEM -ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas; becario del Programa de Liderazgo en Competitividad Global de la Universidad de Georgetown, Washington D.C.
4 comentarios
Estoy deacuerdo, esa es la receta para salvar el mundo.
Wow!!! que linda labor que hacen con los niños en las zonas rurales. Soy científica en el exterior.
-Cómo puedo conocer más?
Los videojuegos son mi pasiòn, pero en un cluib de ciencia en Medellin supe que sin ciencia, ni tecnologìa sería posible. Los clubs de ciencias me cambiaron mi vid.
Soy estudiante y me inspiran mucho los Clubes de Ciencia, fueron una experiencia maravillosa.