“Si queremos tener un hato sano, vender productos de calidad, y si queremos que este país entre a competir en el mercado internacional por la calidad de sus vaquitas… trabajemos por la erradicación del virus de leucosis bovina (VLB) en nuestro medio”. Esa es la advertencia que hace la viróloga María Fernanda Gutiérrez, quien lleva más de diez años estudiando este microorganismo sin que pueda llegar a una conclusión certera. Ha logrado avances, junto con sus coinvestigadoras Adriana Corredor, Sandra Salas y Nury Olaya, y tiene sospechas de que el virus puede afectar la salud humana.
Juntas han llegado a confirmar su presencia en mujeres con y sin cáncer de seno, pero eso no significa que esté asociado con la enfermedad, aunque así lo hayan asegurado algunos investigadores internacionales. Las científicas javerianas son más cautas y están empeñadas en conocer cómo es que ha llegado el virus al organismo de algunas mujeres, en primer lugar, y si el hecho de que esté navegando por su sangre les puede estar generando algún problema de salud. Para hacerlo van al origen: estudian la composición del virus y su relación con la vaca. Quieren conocer hasta el más mínimo detalle.
Todo empezó a comienzos de este siglo, cuando la profesora-investigadora Gutiérrez descubrió en la literatura científica los avances en los estudios sobre este virus, que fue aislado en 1969 y confirmado como responsable de producir una enfermedad común en el ganado, la leucosis bovina, descrita en 1871. El VLB era un campo donde había mil preguntas por resolver y representaba un gran reto. Así que no había que pensarlo más: a buscar fondos para empezar la investigación en Colombia, heredada de la bióloga y genetista holandesa Gertrude Buehring, hoy en la Universidad de California, en Berkeley.
Con el apoyo de Colciencias, del Hospital Méderi, del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses y de la empresa veterinaria Vecol S. A., y con base en los estudios previos que el grupo de virología de la Facultad de Ciencias de la Javeriana había realizado con muestras del Hospital Universitario San Ignacio (HUSI), se inician dos investigaciones paralelas: un proyecto para buscar el virus en tejido de seno de mujeres con y sin patología de cáncer, y otro para estudiar la prevalencia en los hatos del territorio colombiano y hacerle el seguimiento al virus en su hospedero.
Entre febrero y septiembre de 2014, los veterinarios de Vecol, dentro de su proyecto de sanidad animal, tomaron muestras de sangre de más de 8.000 vacas en 390 hatos de diferentes tamaños, en siete regiones ganaderas del país. Y encontraron que el 43% de los animales y el 68% de las fincas estaban infectados, siendo Villavicencio la región con más altos niveles de virus en sus animales: 91%. Las vacas empiezan a perder peso y a ser menos productivas, razón por la cual generalmente se venden y así continúa la expansión de la enfermedad.
A través de entrevistas con los dueños, concluyeron que compartir jeringas o guantes para realizar procesos veterinarios es uno de los factores de mayor riesgo de contagio, pues se trata de un retrovirus que se comporta de forma muy parecida al VIH: se transmite por sangre y también por fluidos. Pero, ¿cómo llega al humano?
“Hacemos un estudio piloto analizando cortes de carne de consumo ―hígado y chatas― y encontramos que el 50% de la muestra es positivo. Es decir, el virus sí está en esos cortes, que son músculos irrigados con sangre”, cuenta Gutiérrez. Y luego lo buscan en leche cruda, llegando a la misma conclusión. Como por lo general la carne se cocina y la leche ―al menos en las ciudades― se toma pasteurizada, encuentran que el virus desaparece cuando están procesados estos alimentos.
Si llega al organismo, entonces, debe ser por la saliva, pero los virus normalmente se degradan en el sistema digestivo. Otra pregunta sin resolver. En el estudio paralelo, toman muestras de sangre de tejido mamario en mujeres de tres grupos diferentes: las que fallecen y llegan a Medicina Legal, las pacientes de Méderi positivas para cáncer y las que salieron negativas para cáncer en las biopsias. “Y al buscar la presencia viral encontramos una cosa muy particular, y es el último hallazgo que tenemos: un importante número de las mujeres de Medicina Legal, sin cáncer y sin patología, tienen el virus en el tejido mamario. En las mujeres de Méderi tenemos presencia del virus en un 68% en las mujeres sin cáncer y en un 60% en las positivas para cáncer”.
“Para entender cómo entra el virus en el humano miramos si el receptor por el que entra el virus en la vaca ―que está presente en los linfocitos― era el mismo”, explica Gutiérrez a Pesquisa Javeriana. “Y el estudio nos demuestra que efectivamente es el mismo receptor, pero no nos explica cómo puede entrar a las células epiteliales mamarias del humano”.
Para complementar el estudio, el grupo realiza un análisis estadístico. “Encontramos que efectivamente el virus se convierte en un factor medio de riesgo para cáncer de seno”, continúa Gutiérrez, aclarando que entra en el paquete de posibles causas, como el cigarrillo, el consumo de anticonceptivos, la genética, etcétera.
Gracias a un trabajo colaborativo entre los laboratorios de Buehring y Gutiérrez, la microbióloga javeriana Olaya se encuentra en California adelantando su doctorado. “Parte de la discusión es si la relación del virus con el cáncer se trata de asociación o causalidad”, dice, y, con base en estudios previos, añade que la hipótesis es que puede estar participando en procesos asociados con el inicio del cáncer.
En pruebas del laboratorio en Estados Unidos buscan comprobar la capacidad del virus de la vaca para infectar al humano. “A futuro se podrá entender cuáles son los mecanismos y la biología del virus en el humano, sus diferencias y semejanzas con la infección en el bovino”.
Porque aún es un enigma cómo llega el virus al tejido mamario. Lo que sí es claro es que pasa del ganado al humano y eso significa que es un virus zoonótico. “Ese resultado es relevante porque parte de la discusión de la salud animal es el control de los productos alimenticios”, dice Gutiérrez.
Por esa razón el papel que desempeña Vecol es clave, pues tiene el interés de bajar las prevalencias de leucosis. Al no tener vacuna, el trabajo debe enfocarse en los factores de riesgo: evitar el hacinamiento y el uso de jeringas y guantes contaminados, entre otros. En una frase: buenas prácticas veterinarias.
Pero también puede influir en la generación de estrategias y políticas para un adecuado manejo de los hatos, porque allí está la causa. Europa, por ejemplo, está libre del VLB. Y en América Latina el grupo de la Javeriana está incidiendo: “Ya estamos hablando duro, estamos siendo escuchados y ya hay gente a la que le está pareciendo importante tomar cartas en el asunto”, concluye Gutiérrez. “Necesitamos generar políticas públicas que no sean punitivas, sino preventivas. Si tenemos hatos sanos, tendremos animales sanos, productos sanos y gente sana”.
Para leer más:
- Corredor, J. González, L. A. Baquero, H. Curtidor, N. Olaya, M. A. Patarroyo, M. F. Gutiérrez. “In Silico and in Vitro Analysis of boAP3d1 Protein Interaction with Bovine Leukaemia Virus gp51”. Plos One, abril, 2018.
- N. Olaya-Galán, A. P. Corredor-Figueroa, T. C. Guzmán-Garzón, K. S. Ríos-Hernández, S. P. Salas-Cárdenas, M. A. Patarroyo y M. F. Gutiérrez. “Bovine Leukaemia Virus DNA in Fresh Milk and Raw Beef for Human Consumption”. Epidemiol. Infect., 2017.
TÍTULO DE LA INVESTIGACIÓN: Relación entre el virus de la leucosis bovina y el cáncer de seno humano
INVESTIGADORA PRINCIPAL: María Fernanda Gutiérrez
COINVESTIGADORAS: Nuria Olaya, Adriana Corredor, Sandra Salas
Facultad de Ciencias
Departamento de Microbiología
Grupo de Enfermedades Infecciosas
PERIODO DE LA INVESTIGACIÓN: 2004-en curso
1 comentario
Buenas tardes, es muy interesante su investigación, muy pertinente si se trata de proteger la salud humana, y más aún si se trata de cáncer en mujeres. Ley lo publicado en el espectador, desconocía que una linea de investigación de este virus y más aun, su asociación a cáncer en mujeres.
Pero me me deja varios interrogantes únicamente con el animo de fortalecer y aportar a su investigación nunca con el animo de obstaculizar y destruir. Su grupo hace un importante trabajo, proponer erradicar esta enfermedad es una utopía, cuando no hemos podido con brucelosis y tuberculosis (trabajo en esta área) y que tienen más impacto en salud publica. Los veterinarios de campo que realizan practicas reproductivas y medicas son los mayores diseminadores de esta enfermedad.
En cuanto a los estudios realizados por Vecol, el dato de la seroprevalencia es muy alto, hay que ver el diseño para medirlo y la población objeto, no hay correlación con el estado actual de la ganadería de esa zona 91%. o el estado seria algo preocupante. seria motivo de revisar la metodología de diagnostica, kit utilizado y Laboratorio que realizo las pruebas???
Seria pertinente realizar un muestreo en humanos de esa zona y otras para establecer factores de riesgo asociados a la presencia de títulos de anticuerpos o virus como lo mencionan en el reporte, en personas relacionadas con el agro, técnicos de campo (médicos (cas) veterinarios) zootecnistas, matarifes, personal de mataderos, ordeñadores que son los que mas toman leche cruda, queseros y establecer algún tipo de cáncer en ellos, también pensaría no solo en consumo de carne, también lo haría con el consumo de leche y sus derivados. Estrato socioeconomico de las mujeres estudiadas, si consumieron leche, cruda , o derivados lácteos sin pasteurizar en algún momento de su vida.
Interesante estudio, mis respetos por realizar este tipo de estudios que hacen falta en nuestro país, muchos éxitos.
Cordialmente
Carlos Suárez Ramirez
Medico Veterinario. Esp. Epidemiologia