IV. Narrativas, lenguajes y discursos

Representaciones sociales de paz en estudiantes de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Santo Tomás

María Ligia Herrera Navarro

Magíster en Gobernabilidad y Democracia. Comunicadora social. Decana de la Facultad de Comunicación Social, de la Universidad Santo Tomás.

María Teresa Suárez González

Doctoranda en Lenguaje y Cultura de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Magíster en Lingüística de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Comunicadora social-periodista de la Universidad de Boyacá.

Patricia Bustamante Marín

Doctoranda en Ciencias de la Comunicación. Comunicadora social - periodista. Docente de la Facultad de Comunicación Social para la Paz de la Università Pontificia Salesiana di Roma.

Catherine Avendaño Valencia

Estudiante de décimo semestre de Comunicación Social de la Universidad Santo Tomás.

Resumen

Las representaciones sociales determinan las prácticas de los grupos, y su materialización se puede encontrar en la manera como se estructuran creencias, opiniones, valoraciones y actuaciones en su mundo social. Desde esta perspectiva, una de las preocupaciones en la Facultad de Comunicación Social es el tema de la paz, como perfil diferenciador y como apuesta académica. Por ello, el proyecto busca establecer: ¿cuáles son las representaciones acerca del concepto de paz en los estudiantes de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Santo Tomás?, ¿cómo se configuran los núcleos y las periferias de dichas representaciones? y ¿cómo se configuran los sistemas de creencias y valores desde el sistema nuclear de la representación? El proyecto busca aportar a los estudios de las representaciones sociales y de las maneras como los sujetos configuran la idea de paz, temas que cada día cobran mayor relevancia en los ámbitos nacional e internacional y que tienen un fuerte anclaje en la comunicación, entendiendo que existen conceptos frente a los temas que se han puesto en común en los grupos sociales y que han configurado buena parte de la manera como se actúa en el mundo.

Palabras clave: paz, comunicación, representaciones sociales.

Contexto

¿Cómo nace el programa de Comunicación Social con “apellido” para la paz?

Este Programa nace por un fuerte e histórico interés de la Iglesia Católica sobre el ejercicio de la comunicación social y del periodismo en Colombia, situados sobre contextos de violencia y de conflicto armado, de diversas regiones del país, donde las tensiones y las derivaciones de la violencia han sido producto de las fuertes tensiones políticas, tanto del Estado, como de diferentes actores armados que han desarrollado una particular gobernanza, nefasta y, por ende, generando gran sesgo de ingobernabilidad y de violencia profunda.

Ante este escenario, entre 1995 y 2007, la Iglesia Católica, tanto a nivel mundial como local, en torno a la problemática de la función de los medios de comunicación, efectuó una serie de eventos liderados por el Consejo Episcopal Latinoamericano, por la Conferencia Episcopal Colombiana y por la Pontificia Comisión para los Medios de Comunicación Social. Panorama que puso a la comunidad de los Frailes Dominicos en Colombia, a fundamentar una propuesta académica a partir de los principios institucionales de la Universidad Santo Tomás, en la construcción de un proyecto educativo permanente que, desde la comunicación social, diera respuesta a ese importante cuestionamiento.

El origen de un Programa académico de Comunicación Social con perfil para la paz condujo a la fundamentación sólida de la observación y del estudio del artículo 22 de la Constitución Política de Colombia, que reza: “la Paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento”. De alguna manera, se piensa el Programa académico como una respuesta a este mandato nacional.

El proceso de la creación de dicho plan educativo surgió de la intuición, del sueño de construir un propósito integral con un énfasis relacionado con las culturas de los conflictos y de la paz. Desde entonces, se concibe una propuesta formativa y educativa con tres conceptos fundamentales para configurar el carácter diferenciador y para apuntarle a la paz desde el campo de la comunicación: superar la escisión entre práctica y teoría; vincular la investigación como componente indispensable de la comunicación y sus tecnologías; y desarrollar tal modelo de investigación reconociendo las violencias, como problemáticas susceptibles de ser abordadas desde el Campo.

A finales de los 90, la opción de un Proyecto Educativo que apuntara hacia la transformación social, tanto a nivel interpretativo, organizacional como práctico y la lectura en clave socio-cultural, política e histórica, originó un importante cuestionamiento sobre la representación problémica del contexto colombiano y la noción de Paz, y se convirtió en eje del proyecto educativo, donde se consideraba la violencia organizada, las diversas violencias y conflictos sociales con miras a posibles formas de resolución.

De este modo, la misión o razón de ser del proyecto: “[...] consiste en la capacitación, educación y formación de profesionales con vocación para estudiar los fenómenos de conflicto y violencia que obstaculizan el normal funcionamiento de la sociedad colombiana, con miras a potenciar sus recursos capitales. Esta misión exige la cohesión de los esfuerzos metodológicos de la comunidad científica de la USTA, con el fin de generar procesos investigativos de la comunicación humana y tecnológica.”

El perfil para la paz del Programa de Comunicación Social de la Universidad Santo Tomás, es por tanto, un intento de respuesta a ese cuestionamiento y opta por el papel transformador de la Comunicación desde una perspectiva crítica. El perfil para la paz plantea otras formas de comunicación distantes de la espectacularización de los contenidos, de la frivolización de los públicos, de la instrumentalización de los medios de comunicación, del acallamiento de los actores sociales, y sí muy cercanas a desarrollar modelos de convivencia, de reconocimiento de la diferencia y procesos dialógicos en medio de la ineludible condición de conflicto de la vida humana, en procesos de reconocimiento de la otredad y de diálogos permanentes de interculturalidad. (Jaramillo, 2015).

Una posible ruta y primeros hallazgos

El diseño metodológico y la apuesta teórica planteada en este trabajo se hizo partiendo desde las dimensiones paz, representaciones sociales y comunicación. Los primeros hallazgos se orientan a identificar cómo en el mundo de la vida de los estudiantes se relacionan estas dimensiones, dando paso a unas representaciones que evidencian construcciones subjetivas del mundo en relación con la paz, asociadas a aspectos que reflejan la fragmentación del sujeto en relación con su proyecto y su apuesta de vida, que incluye lo académico, también.

El proyecto acogió los postulados de las metodologías mixtas de investigación en Ciencias Sociales, con prevalencia cualitativa. Los estudios de las Representaciones Sociales señalan la necesidad de abarcar dos dominios: el de las relaciones entre los elementos y el papel de la centralidad de ciertos elementos que organizan el campo de la represenación (Guimelli, 2011). Para ello, fue necesario establecer tres elementos fundamentales (Abric, 2011) 1) recolección de la información; 2) establecimiento de estructura interna; 3) abordaje del núcleo central y periferia.

La elección de la herramienta de investigación estuvo encaminada a privilegiar, en este caso, los métodos interrogativos y asociativos. Aunque se reconocen las limitaciones de los métodos, estos permiten recoger, de manera general, expresiones de las personas interrogadas y ayudan a realizar una aproximación al núcleo duro de la representación (Abric, 2011). Estos aspectos tienen que ver con elementos generadores, organizadores, absolutos, asociativos, de condicionalidad, valorativos y de acción (prácticas sociales).

Si se tiene en cuenta que las dimensiones periféricas de la representación se configuran a partir de los aspectos que blindan a la misma, el cuestionario permitió evidenciar algunas dimensiones que permitieron la aproximación al núcleo duro, en este caso de las representaciones en 451 estudiantes a quienes les fue aplicado el instrumento, correspondiente al 65% del total de los estudiantes de la Facultad.

Abric (2011) identifica al menos tres aspectos que hacen que el cuestionario sea relevante para el estudio de las representaciones: a). identificación de la organización de las respuestas; b). situar posturas de los grupos encuestados frente al tema explorado y c). la estandarización de la información.

Reconociendo que el cuestionario es una herramienta limitada para desentrañar las representaciones sociales, en la fase 2 se realizó un taller a 21 estudiantes. Los talleres de cadenas semánticas de paz buscaron, como lo plantea Abric (2011), que las personas con quienes se trabajó, elaboran procesos cognitivos que ayudan a establecer el sentido que se le otorga a la unidad de análisis.

Todo lo anterior para identificar posibles orígenes de la construcción de la representación, maneras de organización de la misma; valoraciones, acciones y otras prácticas que hacen posible la materialización de la representación en la interacción social.

El ejercicio se consolidó en una base de datos, con la construcción de un libro de códigos que permitió sistematizar la información.

Reflexiones en torno a las Representaciones Sociales

Las representaciones sociales son concebidas por Moscovici (1997) como sistemas de conocimiento que orientan la acción social de los grupos, e inciden en la manera como se valora el mundo, se generan creencias y, por tanto, formas de opinar y actuar; es decir que estas determinan, en buena medida, las prácticas sociales de los individuos en tanto miembros de un grupo específico. Para comprender cómo se constituyen las representaciones, es necesario establecer los dos procesos de funcionamiento: Objetivación y Anclaje. Así, la Objetivación hace referencia a la materialización de las ideas, una manera en que se objetiva un fenómeno tiene que ver con las actuaciones de los sujetos dentro de un grupo, a partir de la producción humana de los signos y símbolos (procesos de significación) que se agrupa en cantidad de sistemas. En la indagación se evidencia una representación de paz simbólicamente generalizada que emerge de los procesos de interacción en el aula, en la vida social y en las dimensiones relacionales de los sujetos (vida afectiva, ocio, entre otros), es decir que se comparte en la interacción (comunicación). (Berger y Luckmann, 2001 y Moscovici, 1997)

Toda RS está organizada por una estructura alrededor de la cual se encuentran los procesos de significado y de organización del conocimiento. A esta estructura le denomina Núcleo y estructura el significado global de la RS y da coherencia a la misma. El núcleo es el que presenta mayor resistencia al cambio. El cambio de núcleo implica el desplazamiento de la Representación (Abric, 1994).

Al núcleo de la representación lo rodean sistemas periféricos que sirven protección a la representación, cuando el sistema periférico se debilita, ocurre un cambio o desplazamiento en la representación, es decir que en este último aspecto la periferia actúa como especie de filtro que permite ingresar nueva información a la ya existente.

Desde esta perspectiva, se asume que las Representaciones Sociales inciden directamente en la construcción de entramados simbólicos, ello implica que los grupos sociales se identifican en la medida en que comparten tipos de conocimiento que inciden en su cohesión y que ayudan a establecer distancias con otros grupos. Así las cosas, la representación es como lo expresa Jodelet “un acto de pensamiento por medio del cual un sujeto se relaciona con un objeto” (1986, p.475), pero no cualquier objeto, sino uno que le es conocido o que puede asociar con su realidad inmediata, relación esta que no es solo reflejo de la realidad, sino que corresponde a una organización de significados que depende de las circunstancias que rodeen a los sujetos en tanto miembros de un grupos, como lo plantea Abric (1994).

Cuando hablamos de comunicación entendemos que esta es una práctica social que involucra, al menos, dos sujetos, y como lo expresa Torrico (2004) posibilita la interacción humana, mediante procesos de circulación y construcción de sentidos. La relación entre Representación y comunicación, precisamente, se establece a partir de lo que se pone en común en los grupos, lo cual incide en la configuración de identidad respecto de las opiniones que construyen los sujetos, (Flament,1994). La identidad se define a través del núcleo central de la representación, a partir de elementos que emanan del sistema periférico de las mismas.

Las Representaciones se estructuran desde dos funciones específicas (Abric, 1994), una, que tiene que ver con la función generadora y, la otra, con la función organizadora. Por ello en las gráficas seleccionadas para el presente escrito, se intenta explicar estas dos funciones.

El cuestionario mostró, por ejemplo, que aspectos como el arte y las estéticas no están incorporadas de manera novedosa en el sistema cognitivo de la construcción de paz. Esto se evidencia en la identificación de las analogías (Figura 1), donde se muestra que la imagen visual de la paz está mayoritariamente relacionada con la paloma (64 %). Este aspecto puede explicarse desde, al menos, dos perspectivas: una desde lo religioso y familiar; y la otra que puede verse como una paradoja, sí la paloma es un símbolo asociado a proyectos políticos de momentos históricos de país y a proyectos políticos de personas en específico, no existe conexión entre el referente visual y el referente político, como se evidencia en la figura (idea de paz).

De igual modo, el 25% que tiene como imagen visual de paz a su familia, muestra la centralidad y trascendencia que el sistema hogareño tiene en la vida de muchos jóvenes, hasta el punto de ser su mayor referente o aspiración de paz. Vista desde esta óptica, la familia es un referente clave en la construcción de la idea de paz y en su relación directa con esta.

Figura 1. Asociativo. Imagen visual de paz

Fuente: construcción propia sobre datos obtenidos

El segundo aspecto de funcionamiento de una representación es el anclaje, el cual tiene implícito las maneras en que configuran grados de asociación en este caso entre palabras y la manera cómo se jerarquiza y prioriza la información de acuerdo con las necesidades de los individuos en tanto miembros de un grupo (Jodelet, 1986).

Este aspecto tiene que ver con la integración cognitiva del objeto dentro del sistema de pensamiento del sujeto (Jodelet, 1986). Este proceso se relaciona a su vez con la inserción de nueva información que se funde con la pre-existente y genera transformaciones de sentido, mediante tres funciones específicas: - función cognitiva de integración de la novedad, - función de interpretación de la realidad (subjetiva) y - función de orientación de las conductas (ajustadas a la norma) y las relaciones sociales (estables, que no incomoden el propio bienestar).

Así, la figura 2 muestra aspectos correspondientes a la organización del núcleo central. Ello se puede evidenciar en la pregunta orientada a la importancia de vivir en paz. Esta categoría pone de manfiesto que los estudiantes encuestados en su gran mayoría (92,5 %) privilegian la importancia de vivir en paz. El estado de paz muestra visiones subjetivas del mundo de la vida. Si bien presenta muy alta relevancia, el vivir en paz se asocia con estar tranquilos. Este aspecto puede relacionarse con una construcción individual desde donde es posible establecer la organización del núcleo central de la representación, es decir que la experiencia de la tranquilidad individual, determina una construcción cognitiva de la paz en los estudiantes.

Figura 2. Se muestran los datos que corresponden a niveles organizativos del núcleo central.

Fuente: construcción propia sobre datos obtenidos.

Otras respuestas que refuerzan lo anteriormente expuesto corresponden a mostrar en su orden una relación estrecha entre paz y amor y entre paz y dinero y la condición que lo genera: el trabajo. Pareciera que esta noción de amor está asociada a una concepción preestablecida a partir de la experiencia y del sistema de pensamiento de los sujetos, desde donde la noción, asociada a la experiencia del amor, no se desprende del bienestar que proporciona el dinero y la estabilidad laboral.

Dentro de las prioridades que se evidencian respecto de la construcción de paz, está que un 47,3 % da relevancia al dinero-trabajo sobre bienestar, ya que aunque este tenga un 36,6%, otros relacionados como amor y salud que lo equilibrarían, se encuentran nulos.

En cuanto a un tercer aspecto de importancia, es la salud la que mayor porcentaje demuestra. En ese sentido, y acorde con los dos ítems anteriores, se presentan dos situaciones: la primera, una gran mayoría que desea salud para poder trabajar y conseguir dinero, con el cual pagar por su salud, si se llegan a enfermar de tanto trabajar. La segunda, hay quienes consideran que el amor y el bienestar, son la mejor manera de conservar su salud.

Estas respuestas ponen en evidencia que la construcción de marcos mentales (estructuras subjetivas de los individuos) están alimentados por aspectos propios del “espíritu de la época” y de algunos heredados de la cultura (Lakoff, 2004).

Absoluto

Figura 3. Absoluto. ¿Qué es la paz?

Fuente: construcción propia sobre datos obtenidos

Esta pregunta buscó identificar aspectos absolutos de la construcción del núcleo de la representación. Así la figura 3 señala que existe una mirada muy asociada a la ausencia de violencia y la idea de paz interior asociada a un ámbito de índole personal, en el que cada quien determina si está o no en paz con su interior, con su ser, con su esencia, con lo que es como individuo. En cambio, un 24,3 % asocia la paz a ámbitos externos en los que se presentan conflictos, bien pudiera ser en el hogar, en los espacios escolares, entre países, entre las personas, etc.

Figura 4. Absoluto. Perturbadores de paz

Fuente: construcción propia sobre datos obtenidos

Los tres ítems que más se relacionan como perturbadores de la paz con los más altos porcentajes son: 60,4 % para la injusticia social, 12,6 % para el conflicto armado colombiano y 10,4 % para la inseguridad en el país. Estas respuestas evidencian que las situaciones que perturban la paz en la cotidianidad de los sujetos, se sitúan en el macro entorno, a gran escala, en el ámbito del país y no de nivel personal, lo cual permite ver unas tensiones entre las responsabilidades individuales y las colectivas en las construcción de paz, en un escenario cualquiera.

Ilustración 5. Valorativo. Construcción desde la academia.

Fuente: construcción propia sobre datos obtenidos

Esta pregunta buscó establecer la manera en que la academia ha incidido en la construcción de una idea de paz en los estudiantes. Así, se encontró que el 65,4 % asume la paz como “una construcción social” y el 14,1 % como “un proceso pedagógico”. Esto permite ver que los encuestados asumen la idea de paz desde los conceptos de “construcción” y “proceso” como algo que se debe forjar en un largo o mediano plazo en el que el resultado final obedece al desarrollo y variaciones de ese camino en el que se construyó todo.

Reflexiones finales, para continuar el debate

Una apuesta de educación para la paz exige, sin duda, sujetos políticos, ciudadanos situados en las realidades locales, sin perder la dimensión global que el siglo XXI exige. A este propósito, Martha C. Nussbaum (2001) nos invita a un proyecto de educación liberal, a partir del desarrollo de las siguientes capacidades:

La primera es la capacidad de autoexamen. De hecho, la apuesta en la presente investigación, ha sido convocar a los jóvenes de la Facultad a fortalecer esta capacidad de autoexamen como sujeto político. De lo contrario, aumentaría el riesgo de vulnerabilidad en la toma de decisiones inherentes a la vida cotidiana y a las dinámicas ciudadanas, según la autora.

Esta capacidad significa pensar en una metodología que interpele directamente la subjetividad de los jóvenes, sus sistemas de creencias y la conexión con su representación acerca de la paz. La educación liberal, dice Nussbaum, debe ser socrática: “dedicada a la tarea de activar en cada estudiante una mente independiente y producir una comunidad que pueda razonar en conjunto sobre un problema, y no simplemente intercambiar alegatos y contra alegatos”. (Nussbaum, 2001, p.42)

La segunda capacidad que plantea Nussbaum tiene que ver con los procesos de interacción de los sujetos, en relaciones de interdependencia.

Se busca, por tanto, identificar cómo ese ciudadano del mundo asocia la paz desde sus conocimientos preestablecidos (Moscovici, 1997), con otros saberes y disciplinas. Esta capacidad, propuesta por Nussbaum, es además una clave de lectura, un desafío para una educación orientada a cultivar la humanidad.

La tercera capacidad, la imaginación narrativa, conduce a descubrir la importancia de situarse en el otro como interlocutor necesario en una apuesta por la paz. Esta dimensión es clave para analizar en los procesos comunicativos y en las prácticas discursivas de los estudiantes, de qué manera está presente la relacionalidad, el sentimiento de empatía y la creatividad. “La visión de ciudadano del mundo consiste en que todos los ciudadanos necesitan entender las diferencias con las que desean convivir. (Nussbaum, 2001, p. 151)

A manera de cierre y retos

Sí bien los resultados aun no son definitivos, se avizoran unos retos que invitan a pensar la relación sujeto, paz y comunicación.

Algunas evidencias

Referencias

Abric, J. (1994). Metodología de recolección de las representaciones sociales. En Practiques sociales et Représentations. Traducción al español por José Dacosta y Fátima Flores (2001). Prácticas Sociales y Representaciones Sociales. Coyoacán: Ediciones Coyoacán.

Abric, J. (2011). Prácticas sociales y representaciones. México: Ediciones Coyoacán.

Berger, P. y Luckmann, T. (2001). La construcción social de la realidad. Recuperado de https://www.slideshare.net/Gatojazzy/peter-berger-thomas-luckmann-la-construccion-social-de-la-realidad.

Constitución Política de Colombia. Presidencia de la República, Colombia, 1997.

Flament, C. (2011). Estructura, dinámica y transformación de las representaciones sociales. En: Abric, Jean Claude (Comp.) Prácticas Sociales y Representaciones (pp. 33-54). México: Ediciones Coyoacán.

Guimelli, Ch. (2011). La función de enfermera. Prácticas y representaciones sociales. En: Abric, Jean Claude (Comp.) Prácticas Sociales y Representaciones (pp. 75-96). México: Ediciones Coyoacán.

Jaramillo, J. (2015). Documento de condiciones para la actualización curricular. Bogotá: Universidad Santo Tomás, Facultad de Comunicación Social para la Paz.

Jodelet, D. (1986). Las representaciones sociales: fenómenos, concepto y teoría.

Lakoff, G. (2004). Puntos de reflexión: Manual del progresista. Barcelona: Ediciones Península.

Moscovici, S. (Comp). (1986). Psicología Social II (pp. 469-494). Barcelona, Buenos Aires, México: Ediciones Paidos: Paidos.

Moscovici, S y Hewstone, M. (1986). De la ciencia al sentido común. En: Moscovici, Serge (Comp). Psicología Social II (pp. 679- 711). Barcelona, Buenos Aires, México: Ediciones Paidos.

Moscovici, S. et al. (1997). Los referente ocultos de la psicología social. México: Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa.

Nussbaum, M. (2001). El cultivo de la humanidad. Barcelona: Editorial Andrés Bello.

Torrico, E. (2004). Abordajes y periodos de la teoría de la comunicación. Buenos Aires: Grupo Editorial Norma.


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