Devenir Perreo es un ladrido desde el culo, con rabia, con cariño, con eléctrica grosería para el deleite del espectador. Me apropio del reguetón, lo usurpo para cumplir mis más torcidas intenciones. El régimen del perreo se lo expropio al machito de caderas tiesas, y lo reclamo con un mordisco, batiendo la cola. Me interesa el perreo como parte de un repertorio propio de la cultura Latina contemporánea. Parto de la resistencia del cuerpo enfarrado, del movimiento pélvico, del extrañamiento, la exageración y la parodia. Mi perreo es uno mutante, deformado por la danza contemporánea. Pero más que enaltecer o buscar legitimar el perreo con los discursos del arte académico, me interesa ensuciar el contempo con una semiótica obscena que decepcionaría a cualquier padre, madre o representante legal.  

Con mucho cariño: Devenir Perreo