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Ojos pesados flotan 
Las gotas acarician mis pensamientos
Tranquila bajo la turbulenta cascada
El acantilado no da tanto miedo
La falda del vestido roza el suelo
Mis pies descalzos sienten el cielo
Las flores se posan en el atardecer
Saboreo las efímeras nubes
El roce de su sonrisa me mantiene a flote
Huele a abrazos recién horneados 
El perfume de la calle besa mi alma
Quiero hundirme en el pecho de mi madre
Madre  naturaleza, madre calle 
madre de sangre, madre patria
Mi cuerpo desea escapar
pero mi alma desea quedarse 
Donde hay abrazos diarios
Pero también balazos
Donde mi madre me espera con comida caliente
Pero muchas madres se quedan esperando eternamente 
Donde la gente baila en las calles
Pero personas en el poder bailan sobre cadáveres
Le temo a la muerte
Le temo a la vida llena de dolor
Dolor sangre
Sangre que baña las calles
Calles llenas de cuerpos que
Cantan, bailan, caminan, gritan
La bala calla el grito
La bala produce el grito
Grito porque es mi arma 
Grito con la esperanza de ser escuchada

Ana

Floto en un río de armas

Recojo destellos de esperanza 

Grullas de papel frágiles como mi cuerpo

Un cuerpo en movimiento sobre el cemento

Siento la brisa colarse entre las esquinitas de mi piel 

Me envuelven los gritos del pueblo

Ya no tengo frío

Giro, giro y giro

Mi falda toma vuelo

La esperanza baila con ella

Ana

La respiración tibia, el calor del espíritu que caracteriza los cuerpos vivientes, el fuego en el corazón, el aliento visible en las mañanas muy frías es el humo de ese fuego de la flama biológica que destila la sangre, la sustancia espiritual responsable del movimiento y de la sensación.

Lina