¿Otro mundo posible?
“Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo” (De la Carta de la Tierra)
LA PROCLAMA “Otro mundo posible” refleja la intencionalidad del Foro Social Mundial (FSM) de responder a las propuestas hegemónicas del momento. Tanto que el sociólogo portugués Boaventura de Souza Santos, afirmó que se debe buscar una alternativa para la crisis mundial porque “si nosotros no encontramos la solución, ella vendrá de Davos, con más capitalismo y menos derechos”. El FSM en un espacio de debate democrático, formulación de propuestas, intercambio de experiencias y articulación de organizaciones que “se oponen al neoliberalismo y al dominio del mundo por el capital y por cualquier forma de imperialismo”. El más reciente se realizó a comienzos de este año, en Belem do Pará (Brasil), ubicada en el delta del Río Amazonas. Allí se congregaron más de 150.000 personas de casi 6.000 organizaciones, destacándose la presencia de medio centenar de etnias de la región pan-amazónica, unidas a personas provenientes de los cinco continentes. Además de las voces indígenas fue muy notoria la participación feminista, el movimiento Gay (LGBT), las corrientes ambientalistas, organizaciones de economía solidaria y algunos sectores de iglesia comprometidos con la justicia, la paz y la ecología.
Tal diversidad étnica y cultural, ideológica y religiosa de los participantes se dio en el escenario de la biodiversidad de la floresta amazónica. El evento ayudó a romper el imaginario de la selva como reserva de oxígeno del planeta para denunciar los atropellos a los derechos humanos, nuevas formas de esclavitud laboral, violencia e impunidad y la arrasadora lógica que pretende generar dinero derrumbando árboles para explotar maderas, introducir ganado, cultivos de soya o biocombustibles. Tales denuncias contribuyeron a diagnosticar que existe un “malestar de la cultura”. Al parecer, las crisis financiera, social y ecológica ponen en evidencia la caída del capitalismo sin que se vislumbre con claridad cuál es el sistema emergente. Algunos planteaban los socialismos del Siglo XXI, otros hablaban de “eco-socialismos” y en torno a ello se discutían los fundamentos, similitudes y discrepancias de los proyectos políticos esgrimidos por los cinco presidentes que visitaron el FSM 2009 (Lula, Chávez, Correa, Evo, Lugo) y las expectativas ante el naciente gobierno de Obama.
Entre las tendencias comunes se destaca la invitación a la austeridad como una manera de enfrentar al consumismo. Por eso, la discusión se orientó a si necesitamos vivir “bien” (kuma sumai) o vivir “mejor”, obligando a una profunda reflexión sobre lo que significa calidad de vida, bienestar, felicidad, éxito, diferenciando las necesidades de sus satisfactores e identificando lujos excesivos o con gran implicación ecológica. En este sentido, los aportes de la sabiduría indígena tuvieron amplia acogida, tal vez un tanto romántica e idealizada, pero indicativa del anhelo de integrar la espiritualidad a la preocupación por la sustentabilidad de la vida. En un planeta globalizado, hay que reconsiderar cuál es ese “otro mundo posible”, pues ya no es asunto de “primer mundo” o “tercer mundo”, ni de tensión Norte- Sur, sino de una nueva lógica de comprensión de la vida, un nuevo orden económico internacional y unos nuevos valores de la civilización en aras de proteger los derechos fundamentales de las personas, los pueblos y la naturaleza.