Aportes a la construcción de cultura para la paz
Preguntas
1. ¿Cuál es el objetivo del proceso de formación y a quién va dirigido?
2. ¿Cómo ha sido su experiencia de formación para ser facilitador del Programa Cultura para la Paz?
3. ¿Qué significa y qué implicaciones tiene, ser un facilitador de formación en temas de paz en la Universidad o fuera de ella?
4. ¿Cuáles han sido los aprendizajes vitales adquiridos en Ahimsa, que ahora pone en práctica en su vida cotidiana y como facilitador en temas de paz?
5. ¿Qué valor agregado le ha dado el Programa Cultura para la Paz a su vida personal, familiar, social o académica?
Judy Benavides, coordinadora de ComPaz Territorial y estudiante de Psicología
1. ComPaz Territorial es una acción del Programa Cultura para la Paz que tiene como objetivo facilitar un proceso de formación en habilidades de construcción de paz para la incidencia en el territorio, de forma consciente, crítica y autónoma. Está dirigido a profesores que trabajan en territorios donde hay presencia de la Compañía de Jesús a través de los colegios, pretendiendo que sean multiplicadores de la construcción de paz desde la cotidianidad.
2. Para ser facilitadora he pasado por dos niveles de formación: Ahimsa I, en el cual pude tomar consciencia de mi emocionalidad, desarrollé autonomía, responsabilidad y sentido crítico frente a mis acciones para la construcción de paz desde lo cotidiano; y Ahimsa II, donde pude conocer mis habilidades y encontrar el sentido y la metodología propias para la facilitación de espacios de formación y promoción de habilidades en la construcción de paz. Así mismo, he puesto al servicio de la comunidad mis aprendizajes y he recibibo acompañamiento en el crecimientoespiritual desde la ignacianidad.
3. Ha sido una forma de agradecer a mi universidad los aprendizajes, trascender en las personas y disponer de una perspectiva distinta y más amable del mundo, donde se logre encontrar la oportunidad en cada conflicto. Esto implica que sea consciente de mi actuar y exige una revisión constante que me da herramientas para crecer con y para los otros.
4. Los aprendizajes más significativos son: ser consciente de que cada opinión y acción conlleva una emoción y una historia, la sensibilidad ha sido una habilidad desarrollada con esto; y dar cuenta de que el mundo no es como es, sino como soy, lo que significa que mi presencia y mi actuar tienen una implicación importante, entonces de mí depende que el impacto de mi paso sea efímero o deje huella.
5. El Programa ha potenciado mis aprendizajes en la academia desde lugares más íntimos y auténticos; me ha permitido conocer personas que comparten el sueño de incidir en otros para construir comunidad; he aprendido herramientas de diálogo y facilitación que he aplicado en mi vida familiar y social, generando cambios en mí, las personas a mi alrededor y con ello, mi percepción del mundo. El valor agregado ha sido crear lazos, incluso con aquellos con quienes la diferencia podría parecer irreconciliable.
Julián Durán, coordinador de MAPA: Maestros para la paz y estudiante de Psicología
1. MAPA – Maestros para la Paz es un proceso de formación dirigido a estudiantes de licenciatura y tiene como objetivo aportar a la formación de futuros maestros conscientes y empoderados, cuyas prácticas pedagógicas se orienten al desarrollo de capacidades de empatía y vinculación en pro de la construcción de una cultura de paz, dentro y fuera del aula.
2. Desde mi primera experiencia formativa, en Ahimsa – Para constructores de paz, la formación no se ha detenido. La apuesta por la cotidianidad ha hecho del ejercicio de revisión y consciencia una constante en todas las dimensiones de mi vida. Ahimsa II – Para facilitadores de paz, me brindó elementos técnicos y teóricos como facilitador y como acompañante, sin embargo lo más significativo es compartir lo aprendido.
3. En MAPA constantemente hago referencia al servicio, a la vocación y la entrega al otro. Siendo facilitador cobra sentido mi formación profesional y complementaria, mis sueños me llevan hacia algo que trasciende. Significa un compromiso con el ejemplo en la vida cotidiana, pues soy un referente para otras personas y represento cosas que van mucho más allá de mí mismo, en este sentido debo estar dispuesto a mejorar constantemente, a exigirme, a equivocarme, aceptarlo, aprender, reparar y seguir.
4. Se aprende y se obtiene mucho más, dando que recibiendo; el poder es la capacidad de hacer surgir cosas donde antes no lo había; y no puedo hacer surgir afuera, nada que no pueda surgir en mí.
5. Desde las primeras sesiones mis relaciones empezaron a cambiar significativamente. Particularmente mi relación conmigo mismo y a raíz de esta, con los demás. Igualmente mi relación con lo trascendente, con Dios, se ha enriquecido gracias al proceso espiritual en el que me encaminé cuando comencé a ser parte del Programa. En mi formación como psicólogo me ha servido para trabajar interdisciplinarmente, y tener herramientas que solo se ganan con la experiencia.
Miguel Hernández, coordinador de Ahimsa y estudiante de Ciencia Política y de Estudios Literarios
1. Ahimsa I ofrece a la comunidad javeriana un proceso de formación en habilidades sociales que favorecen la construcción de paz en la cotidianidad. Y Ahimsa II ofrece elementos conceptuales y herramientas de diseño y facilitación de experiencias formativas y de intervención en temas de paz.
2. En el manejo de grupos, oratoria y trabajo en equipo fue fundamental la formación del Programa de Liderazgo Universitario Ignaciano Latinoamericano de AUSJAL. La formación del Taller de Crecimiento Personal – Crecer bebiendo del propio pozo y los cursos de Análisis Transaccional incidieron en mi quehacer como acompañante psico-histórico-espiritual. La formación espiritual en la Universidad ha dotado de profundo sentido mi oficio y mi compromiso con este. Los Ejercicios Espirituales Ignacianos en la vida corriente han sido enriquecedores. De igual modo, con el programa he asistido a conferencias y cursos centrados al tema de la educación para la paz. La mayoría de todas estas formaciones han estado acompañadas por Ángela María Jaramillo, coordinadora del Programa Cultura para la Paz, quién ha sido mi maestra y ha orientado sabiamente mi proceso.
3. Ser facilitador es mi opción de vida. Es mi oficio, desde el que he descubierto y construido mi apuesta vital por la educación. Ha sido descubrir que se puede educar como quien hace arte: poner a dialogar y danzar todos los conocimientos que se me han dado en mis dos carreras con en el diseño de experiencias significativas capaces de redistribuir lo sensible. No es solo un oficio artístico, es un quehacer político.
4. De Lederach, cuyo libro La imaginación moral es un faro para las apuestas que tenemos en el proyecto de formación, he aprendido que debemos encontrar el arte y el alma de la facilitación, que no es otra cosa que su forma. Asimismo, Nicolás Gómez Dávila puso en palabras toda la experiencia en el programa Cultura para la Paz: “El alma crece hacia adentro”. Finalmente, una de las mayores claridades que he aprendido ha sido que el poder y la responsabilidad son para servir.
5. El valor más grande que me ha dado el Programa ha sido la integralidad. Ha sido posible ver operar las teorías en mis procederes y mis apuestas. La construcción de paz es un vivir, no es algo que pueda enseñarse como una teoría o un simple cúmulo de saberes. Eso implica que nuestros procesos de formación deben trascender mucho más allá de nuestras esferas laborales y manifestarse con entereza en todos nuestros ámbitos.