enero-febrero 2017 | Edición N°: año 56, nro. 1324
Por: María Paula Ángel Benavides | Asistente de comunicaciones de la Vicerrectoría de Investigación.



Colombia cuenta con el mayor número de especies de orquídeas en el mundo. Según el Plan para el Estudio y la Conservación de las Orquídeas (2015), el país tiene aproximadamente 4.270 especies registradas, de las cuales 1.572 son exclusivas. Por su parte, la región Andina posee la mayor cantidad de especies endémicas del país con un total de 944, cifra que representa el 78% de las especies endémicas registradas en Colombia. Ahora bien, las orquídeas se han consolidado como un grupo muy popular y codiciado de plantas. Extractores, cultivadores, compradores y coleccionistas se han dejado cautivar por su variedad, colores, formas, tamaños y texturas. Sin embargo, dicha popularidad no ha sido del todo beneficiosa, por el contrario, ha revelado problemáticas que han perjudicado algunas especies de orquídeas. En zonas como Cundinamarca, donde abundan orquídeas nativas y existe un importante comercio de las mismas, es común encontrar un desconocimiento generalizado sobre su biología, distribución y ecología. También, es frecuente ver que las dinámicas extractivas, tanto legales como ilegales, han tenido consecuencias devastadoras como la disminución de las poblaciones silvestres de varias especies, y en otros casos, la extinción. Lo anterior sirvió como fundamento para el planteamiento del proyecto “Investigación e innovación tecnológica y apropiación social del conocimiento científico de orquídeas nativas de Cundinamarca”. La iniciativa que busca generar un marco de acción para el conocimiento, conservación y aprovechamiento sostenible de las orquídeas fue presentada ante el Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación del Sistema General de Regalías, donde obtuvo aprobación y financiamiento con recursos de regalías. Desde varios frentes, la investigación ha buscado disminuir la pérdida de biodiversidad, innovar en el mercado de las orquídeas y, por último, fortalecer la apropiación y beneficio social del uso sostenible de estas flores en el departamento. Cabe señalar que un componente esencial de este trabajo ha sido articular el conocimiento local y científico para así poder “incrementar la capacidad científica, tecnológica, de innovación y de apropiación social del conocimiento” acerca de esta familia de plantas en Cundinamarca. La ejecución del proyecto, cuya proyección es de dos años y aún se encuentra en ejecución, es coordinada por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, y cuenta con la participación de la Pontificia Universidad Javeriana, el Jardín Botánico de Bogotá José Celestino Mutis y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Corpoica). Además, ha recibido asesoría de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Gobernación de Cundinamarca.

Trabajo de campo

Así pues, entre las actividades desarrolladas hasta por el momento por los investigadores javerianos Néstor García (investigador principal), Myreya Pinedo y Manuel Ruiz (co-investigadores), junto con un grupo de profesionales y estudiantes, todos pertenecientes al Departamento de Biología, se encuentra la recopilación de información para la consolidación de una base de datos sobre aspectos biológicos de las orquídeas del departamento. Para esto se realizó un trabajo de campo en Fusagasugá, San Antonio del Tequendama y otros cuatro municipios, donde se identificaron las especies de orquídeas nativas que han sido objeto de aprovechamiento comercial, y se generó un listado sobre ellas. Al final, se registraron 87 especies, de las cuales las más frecuente en los viveros son las catleyas (Cattleya trianae), las miltónias (Miltoniopsis vexillaria) y los zapaticos (Phragmipedium longifolium). Muchas de estas plantas han sido extraídas del medio natural amenazando su existencia en los bosques. Luego, las fichas técnicas elaboradas para cada especie registrada se emplearon en la construcción de una cartilla dirigida a los viveristas de la zona, la cual se entregó en la socialización de los resultados. Durante la actividad se contó con la participación de 83 personas, 44 en San Antonio de Tequendama y 39 en Fusagasugá. Además, se realizó también un taller sobre cultivo y manejo de orquídeas al cual asistieron representantes de viveros, comerciantes, coleccionistas, autoridades regionales y ambientales, institutos de investigación, universidades y jardines botánicos. Proyectos como este dejan ver que la biodiversidad es un recurso estratégico para el país y que su aprovechamiento debe basarse en los principios de sostenibilidad y equidad, como lo enfatiza el marco de la Política Nacional para la Gestión Integral de la Biodiversidad y de los Servicios Ecosistémicos (2012). Igualmente, ponen en evidencia que el uso sostenible y el aprovechamiento de la flora pueden garantizar la conservación de este recurso. De este modo, la consolidación del aprovechamiento sostenible de las orquídeas nativas de Cundinamarca puede generar el conocimiento base necesario para la identificación y apropiación de oportunidades, la evaluación de alternativas para la comercialización de nuevos productos sostenibles de biodiversidad, y la inclusión final en la cadena productiva y de mercado, lo cual es una oportunidad inmensa para la innovación y el fomento del mercado nacional e internacional. Por último, la participación de la Pontificia Universidad Javeriana en investigaciones de esta envergadura deja ver el compromiso que se tiene con la misión de ser una institución integrada a un país de regiones. Como dice el investigador Néstor García “los proyectos de regalías tienen la ventaja de que pueden ser muy aplicables, y generar un impacto en la comunidad donde se implementan”, además “es un reto increíble lograr integrar e impactar las regiones y no pensar únicamente en la generación de productos académicos”.