
En Bogotá: de una Facultad a dieciocho
Este es el primer artículo de una serie que se publicará este año con motivo del 90º aniversario del restablecimiento de la Universidad.

A lo largo de la historia de la Javeriana, la base de su organización académica ha sido la facultad. Los Estatutos actuales nos hablan de ese gran espacio institucional que se puede diferenciar del Gobierno General o del Gobierno de una Seccional, según sea el caso, que reúne y clasifica, de manera convencional, las distintas áreas del saber.
Vale la pena recordar que la Universidad se restableció con una sola facultad, que se apoyó en la infraestructura del Colegio de San Bartolomé; y que entonces se decidió, según consta en la famosa acta del 1º de octubre de 1930, que “por lo pronto se abriría una facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas”. Sin embargo, pensando en el porvenir, condición esencial del espíritu universitario, se hizo esta previsión: “cuando tenga suficiente desarrollo esa facultad, se dividirá en dos: la Facultad de Derecho y la Facultad de Ciencias Económicas”, lo cual vino a suceder en 1964, cuando se creó la que entonces se llamó Facultad de Economía; la primera pasó a denominarse Facultad de Ciencias Jurídicas y Socioeconómicas. Por supuesto, al comienzo hubo entre las dos una especie de traslapo que el tiempo dilucidó. A final, la unidad primigenia cambió su nombre por el de Facultad de Ciencias Jurídicas, y la otra, por el de Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas.
La Universidad ha ido ajustando su organización académica, respondiendo a los desafíos que nos plantean, no solo el avance de los conocimientos, sino los problemas de la sociedad.
No hay que olvidar que las fronteras entre las áreas del conocimiento no son infranqueables, que lejos de conformarse las facultades como compartimentos estancos, lo conveniente y necesario es la comunicación entre ellas y, en ocasiones, el trabajo conjunto, dinamismo que vino a ser conocido como la interdisciplinariedad. Queda claro entonces que la Javeriana, en el origen mismo de su etapa contemporánea, planteó la unidad en la diversidad, desafío que ha sido una constante en el desarrollo institucional y lo seguirá siendo en el futuro. De esta forma se explica el apoyo significativo a cada una de las facultades, al mismo tiempo que el esfuerzo por fortalecer el diálogo entre las ciencias, los proyectos interfacultades y la labor interdisciplinaria, que se hacen evidentes en la actividad asociada al proceso de planeación universitaria.
La última facultad que nació en la Javeriana fue la de Estudios Ambientales y Rurales, en 1997, en la cual se puede identificar un antecedente remoto en uno de los frentes de la Facultad de Estudios Interdisciplinarios, la FEI, creada en 1973 y suprimida en 1994. Con esta última, quiso la Universidad dar un paso adelante y en cierta forma atrevido, en el fortalecimiento de sus posgrados, lo mismo que en la identificación de campos de estudio no asociados directamente a las disciplinas tradicionales, lo cual hacía que fuera indispensable la participación de profesores investigadores provenientes de diversas áreas del conocimiento. En este espacio académico se fueron forjando los elementos estructurales de lo que años después sería la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, que nació en 1994.
Ahora bien, el completo restablecimiento de la “Universidad y Academia” fundada en 1623 y suspendida en 1767, año en que se interrumpieron sus labores debido a la expulsión de los Jesuitas de los dominios españoles, se podría decir que tuvo lugar entre 1930 y 1950. En efecto, las facultades de Teología y de Filosofía, pilares de la Javeriana colonial, muy pronto fueron constituidas, las dos erigidas eclesiásticamente en 1937; a ellas se les uniría la Facultad de Derecho Canónico, establecida en 1943 y también con antecedentes en la antigua Javeriana, en la Facultad de Cánones y Leyes, abierta en 1706. Otra facultad que puede reconocer sus orígenes en la época colonial es la de Medicina, creada en 1942, dado que la cátedra correspondiente se abrió por primera vez en la Javeriana en 1636.

Aquí cabe destacar cómo la innovación ha sido otra constante en el desarrollo institucional: con la creación, en 1940, de las célebres Facultades Femeninas, una acertada iniciativa, la Javeriana abrió sus puertas a la mujer; en un esquema muy particular, que se mantuvo hasta 1970, cuando desapareció formalmente esta histórica unidad. La Universidad estuvo entonces constituida por tres tipos de facultades: las civiles, las eclesiásticas y las femeninas. No hay que olvidar que a mediados de los 40, en facultades como la de Derecho se empezaron a admitir señoritas, esquema que se vio acelerado por el incendio, el 9 de abril de 1948, de la sede de las Facultades Femeninas. Dos nuevas facultades surgirían a partir de esa unidad, que en el actual campus se localizó sobre la esquina de la carrera séptima con la calle 45, -mientras las Facultades Civiles se ubicaron en la calle 40-; una fue la de Enfermería que dio continuidad a la labor académica iniciada con la Escuela Superior de Enfermería, en la cual terminó sus estudios en 1943 la primera promoción de niñas en la Javeriana; y la de Nutrición y Dietética, que funcionó entre 1953 y 1970.
Debemos destacar que el número de facultades creció notoriamente en las dos décadas comprendidas entre 1950 y 1970, y que esto se debió, en buena medida, a las recomendaciones formuladas en el Primer Congreso Universitario Javeriano que se realizó para conmemorar los primeros 20 años de la Javeriana. Fue así como en 1951 se abrieron las facultades de Odontología, que fortaleció el área de salud; y las de Arquitectura y de Ingeniería Civil, nuevos frentes académicos de la Javeriana. A esta última facultad, le seguiría la de Ingeniería Electrónica en 1960; las dos dejarían de existir para dar vida a la Facultad de Ingeniería en 1979, en la que se reunieron todas las especialidades de esta profesión. Por su parte, con la denominación de Facultad de Arquitectura y Diseño, adoptada a finales de los 70, se precisó el mayor ámbito de saberes a cargo de esta unidad.
Hoy por hoy, el centro de gravedad de la vida académica de la Universidad está en los departamentos, según el modelo que se fortaleció a partir de 1970, con la creación de la Facultad de Ciencias, en la cual se encuentran huellas precisas de las antiguas Femeninas. Otro caso de este tipo de desarrollo se puede apreciar en la conformación de la Facultad de Artes, creada en 1995, que reunió Música, Artes Visuales y Artes Escénicas, campos del conocimiento que se habían empezado a consolidar en la Facultad de Ciencias Sociales, nacida a mediados de los 80, con otro nombre: Humanidades y Ciencias Sociales. Esta unidad ha dado continuidad de alguna forma a otra histórica facultad, la de Filosofía y Letras, creada en 1935, la segunda que tuvo la Javeriana en su época contemporánea; a esta facultad matriz, si así se puede decir, han quedado asociadas en su origen, además de las de Filosofía y de Artes, las de Psicología y de Educación, creadas en 1964, y 1970, respectivamente, lo mismo que la de Comunicación Social, que abierta en 1965, cambió su nombre en 1995 por el de Comunicación y Lenguaje.
Este repaso somero de la génesis de las facultades en la Sede Central de la Javeriana, nos deja ver cómo la Universidad ha ido ajustando su organización académica, que en las últimas dos décadas ha tomado nuevos rumbos con la creación de centros e institutos adscritos a Vicerrectorías. De esta forma, hemos llegado al 2020, respondiendo a los desafíos que nos plantean, no solo el avance de los conocimientos, sino los problemas de la sociedad.