La música son sus ojos
130 niños invidentes de diferentes partes del país aprenden del mundo que los rodea con la música, la interpretación de instrumentos y el juego de canciones. La Facultad de Artes de la Universidad Javeriana forma parte de esa formación desde el 2005.
Por uno de los dos patios de la “Fundación Juan Antonio Pardo Ospina” camina uno de los 70 niños que viven allí desde hace algún tiempo. Da unos cuantos pasos y queda frente a unos escalones que lo llevan al segundo piso donde espera concluir quinto grado. Sus manos bordean el muro que divide los salones, ellas en ese momento son sus ojos. El sonido de una flauta traversa también recorre cada rincón de la Fundación, creada en 1926 para ayudar a los niños con discapacidad visual a vivir de una manera independiente y productiva en una sociedad construida para personas que lo pueden ver todo. Esa melodía también se convierte en imágenes en esa antigua construcción del barrio San Cristóbal del sur de Bogotá.
Los 130 niños, algunos de ellos, además, con discapacidad cognitiva, se preparan para acudir a colegios convencionales, y para lograrlo, la música se ha convertido en uno de los motores más importantes de su aprendizaje. Susana Palacios, estudiante de Música de la Facultad de artes de la universidad Javeriana, se convirtió en su profesora de flauta traversa desde que vio niños haciendo música en una de las plazoletas de la universidad. “Ellos van a dar conciertos gracias al vínculo con la Javeriana y me impresionó mucho. al principio es una sensación muy dura porque uno está como en un mundo irreal, piensa que los discapacitados, palabra que no debería existir, no aprenden o no pueden hacer lo mismo que una persona con todas sus capacidades”, dice.
De esa misma manera piensa Helena Barreto, profesora de la Facultad de artes, que cada jueves convierte las cuerdas de su guitarra, su voz y su dulzura, en movimiento, enseñanza e inspiración para estos niños. “Desde hace 18 años tenemos en la Javeriana el Programa infantil y Juvenil de Música, en el que hay muchas similitudes con el instituto, en el sentido de que queremos formar en la música a una población en edad escolar”, aclara la profesora.
Vínculos rompen barreras
La Fundación planteó sus proyectos y la universidad aportó la experiencia. Profesores invidentes llegaron desde el 2005 a la Javeriana a recibir clases para conocer la manera cómo se trabaja en la Facultad de artes, el trato con los niños, las metodologías que se emplean, los recursos que se utilizan, la manera como se comprende un plan de estudios. a su vez profesores y estudiantes javerianos fueron a la Fundación a aportar sus conocimientos. Susana (próxima a graduarse) con la flauta traversa, Gustavo Velandia (docente) con el ensamble con instrumentos orff y percusión, Marta Olave (docente) con el violín, John Alexander Lasso (monitor) supervisando el estudio del violín, Gustavo Díaz (monitor) con el saxofón y clarinete, y Laura Torres (monitora) con la guitarra clásica. Los niños aprovechan al máximo sus enseñanzas. Cuatro de ellos conformaron un grupo vallenato, los demás interpretan el piano, el violín y otros instrumentos con gran virtuosismo; además de cantar con una técnica impecable. Por estas razones se han presentado en varios escenarios de Bogotá.
“Una vez cantamos en la Gran Estación y la gente nos decía que era muy bonito”, cuenta Nicol Estiven Burbano, quien asegura disfrutar cada vez que se sienta frente al piano, toca el violín o sopla la flauta. Mientras los interpreta se olvida de su diferencia con los demás. Sin embargo, hay quienes le recuerdan su discapacidad: “La gente nos felicita, pero lo feo es que nos preguntan que si nosotros somos invidentes y ellos saben y muchas veces dicen por ahí ‘ay pobrecito el cieguito’, yo les digo que nosotros los ciegos no somos pobrecitos, que nosotros podemos hacer las cosas”.
Jimmy Medina venció todas esas barreras. Terminó el quinto grado en la Fundación demostrando gran capacidad para interpretar instrumentos musicales y luego pasó a un colegio. Su dedicación y aptitud musical lo llevaron a estudiar en la universidad. Gracias a su capacidad con el violín fue llamado a hacer parte de la orquesta de Cámara de la Javeriana. Ahora sus conocimientos los comparte con los niños que estudian en la Fundación. “El vínculo del instituto y la Javeriana es bastante bueno porque es precisamente un momento en el que los niños se abren a conocer y en cierta forma explotan sus talentos, es una forma de demostrar que la limitación no es sinónimo de impedimento”, señala Jimmy.
La música: todo un mundo
Diana, Natalia, Jorge… todos coinciden en que lo mejor de su colegio es ver música, por eso hace 83 años los directores de la Fundación hacen énfasis en ella y ahora todas las tardes se dedican a escuchar, a cantar y a entonar melodías con algún instrumento. “Diríamos que nuestro atractivo es la música, los niños se sienten felices y les ilusiona saber que van a aprender a tocar un instrumento, ya sea piano, flauta, violín, arpa o acordeón, gracias a la Javeriana que nos ha colaborado”, recalca Martha tique, rectora de la institución. Por eso para facilitar el reconocimiento de los instrumentos, la mayoría tiene marcas en braille para que conozcan como desarmarlos y volverlos a armar. Puede que sus ojos no vean, pero no los necesitan para imaginar, para oler, para escuchar y para ver la vida de otro color, el que les brinda la música.