Las huellas del Padre Sergio Bernal Restrepo, S.J.
Con una nutrida concurrencia y en medio de gran aflicción, se realizaron el sábado 28 de enero pasado las exequias del P. Sergio Bernal Restrepo, S.J., fallecido el día anterior, a los 83 años de edad, 63 de Compañía y 52 de sacerdocio. La celebración eucarística fue presidida por el Provincial de la Compañía de Jesús, P. Carlos Eduardo Correa, S.J., y concelebrada por un grupo numeroso de jesuitas, entre ellos el Rector de la Universidad, P. Jorge Humberto Peláez, S.J. El Padre Sergio, como la mayoría lo llamábamos, había regresado a Colombia en 2007, luego de una larga permanencia en Roma. Todos sabíamos que en la Pontificia Universidad Gregoriana trabajaba un destacado y muy docto jesuita colombiano, que llegó a ser Decano de la Facultad de Ciencias Sociales en esa institución; y que en 1981 y 1982 se había desempeñado como Decano Académico de la Facultad de Educación en la Javeriana. Pues bien, durante la última década de su vida, estuvo vinculado plenamente a la Javeriana, primero como Decano del Medio Universitario de la Facultad de Ingeniería, cargo que ejerció de enero de 2007 hasta junio de 2013; y desde abril de 2009 hasta su muerte, en la Facultad de Medicina, donde desempeñó ese mismo cargo. También ejerció las funciones correspondientes en la Facultad de Enfermería, por un año, de mayo de 2013 a junio de 2014. Cabe anotar que fue miembro del Comité de Investigación y Ética de la Facultad de Medicina de la Universidad Javeriana y del Hospital Universitario San Ignacio a partir de 2009, lo mismo que del Consejo Directivo Universitario. Sin la menor dificultad, el Padre Sergio se hizo al cariño y respeto de Profesores y Estudiantes, de Empleados Administrativos y Egresados, que encontraron en él al hombre austero y sabio, de consejo acertado y oportuno. De pocas palabras, pronunciadas con cuidado extraordinario como solo lo hace aquel que es franco, procuraba ser preciso y claro, y al mismo tiempo evitaba molestar o incomodar. Este caballero, elegante, que tenía un humor fino y sonreía sin dificultad, que gustaba de golosinas y añoraba la genuina pizza romana, que disfrutaba del té, de una Coca-Cola con hielo o un trago de whisky, había nacido en Medellín el 28 de agosto de 1933, el mayor de tres hermanos y el último de ellos en fallecer. Poco antes de cumplir sus 20 años, ingresó a la Compañía de Jesús. Fue entonces cuando conoció al Padre Gerardo Remolina, S.J., con quien mantuvo una estrecha amistad a lo largo de toda su vida. Licenciado en Filosofía y Letras de la Pontificia Universidad Javeriana en el año 1959, en la Pontificia Universidad Gregoriana el Padre Sergio obtuvo sus títulos de Licenciado en Ciencias Sociales, 1961, Licenciado en Teología, 1965, y Doctor en Ciencias Sociales, 1985. Además, en Brown University (Providence, RI, USA), recibió su grado de MA Sociology, 1971. Profesor por muchos años de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, -allí sería distinguido como Profesor Emérito-, fue también Consultor del Pontificio Consejo Justicia y Paz en la Santa Sede, y del Departamento de Justicia y Solidaridad, del CELAM; miembro del Comité Científico del Instituto Internacional Jacques Maritain, del Comité Científico de la revista “La Società”; y del Observatorio Internacional Cardenal Van Thuân sobre la Doctrina Social de la Iglesia. Precisamente, en su reciente visita a nuestra Universidad, el Cardenal Peter Turkson, Prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, recordó con especial afecto la labor del Padre Sergio en el Consejo Pontificio Justicia y Paz. Su disertación para el Doctorado se publicó con el título La Iglesia del Brasil y el compromiso social – El paso de la Iglesia de la cristiandad a la Iglesia de los pobres (Pontificia Universidad Gregoriana, 1986). También el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana editó el libro Respuesta cristiana a la globalización (2005), con sus lecciones en un curso que tuvo a su cargo. También debemos recordar dos artículo suyos: “El desarrollo, camino de liberación: a los 40 años de la Populorum Progressio” (Theologica Xaveriana N0 4, Vol. 57, 2007); y “Desarrollo y Paz desde la óptica de la Iglesia” (Revista Javeriana No. 746, Vol. 144, 2008). Sacerdote ejemplar, la devoción a “La Madonna” fue la impronta de la espiritualidad ignaciana del Padre Sergio. En su oficina conservaba una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe. La homilía en sus exequias estuvo a cargo del Padre Peláez, quien dio la palabra al Doctor Juan Guillermo Cataño, Decano Académico encargado, para que leyera una sentida comunicación de la Doctora Mary Bermúdez, Decana Académica, quien se hallaba fuera de la ciudad. Luego intervinieron el Doctor Iván Solarte, Ex Decano de la Facultad, y el Psicólogo Daniel Cuevas, Asistente de la Decanatura del Medio Universitario. Por último, hizo uso de la palabra la Doctora Tatiana Quiñonez, residente de Ortopedia de la Universidad y egresada de pregrado, también en la Javeriana. Sus palabras fueron especialmente conmovedoras, recogieron el sentimiento de todos los familiares y amigos del Padre Sergio. Antes de finalizar la ceremonia, el Doctor Joaquín Bernal, sobrino suyo, hizo un breve elogio del Padre Sergio y agradeció las manifestaciones de aprecio. De las palabras de Tatiana, tomamos los párrafos finales: “Nos vimos hace poco, cerca de 4 días; entré a saludarlo y conversar, siguiendo antes su indicación sutil de lavarme las manos y usar un tapabocas, aun sabiendo que son dos cosas que hacen parte de mi día a día… Salí de su habitación en San Ignacio y su bendición me llenó el alma y el cuerpo, me sentí capaz de todo. Créame Padre que voy a recordar una y otra vez ese momento, de allí sacaré fuerza. No dudo que su memoria, sus enseñanzas, su corazón, su amor, su ejemplo, se extenderán por el universo; no dejaremos que se extingan nunca. Gracias por dejarnos ser. Gracias por ayudarnos a crecer. Usted seguirá inspirando, construyendo, moldeando a los nuevos aprendices; no se preocupe que nosotros nos encargaremos de eso, se lo prometo. Lo que no estoy segura de poderle prometer es que algún día seré una Ortopedista bien peinada. Sólo amor para usted, aplausos al cielo”.