octubre 2012 | Edición N°: año 51, No. 1282
Por: Redacción Hoy en la Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



En la reforma de los Estatutos de la Universidad que la Santa Sede aprobó en 2002, el esquema de Vicerrectores,- su número y denominación-, quedó sujeto a la decisión que al respecto pueda tomar el Consejo Directivo Universitario. Así quedó abierta la posibilidad de ajustar la estructura orgánica de la Javeriana de acuerdo con el momento específico del desarrollo institucional, sin necesidad de adelantar una reforma estatutaria.
Resulta interesante recordar que en los primeros Estatutos de la Universidad se estableció que además del Rector, habría un Vicerrector que le ayudaría “en el gobierno, en la orientación de los estudios y en la guarda de la disciplina”. Por supuesto, la Javeriana de 1937 tenía un Rector que lo era también del Colegio San Bartolomé, y los profesores y estudiantes se agrupaban tan sólo en dos Facultades, la de Ciencias Económicas y Jurídicas, y la de Letras, a las cuales se unirían las de Teología y de Filosofía, inauguradas en el año siguiente. Sin embargo, en 1951 la Universidad ya contaba con dos Vicerrectores, uno de las Facultades Eclesiásticas y otro de las Civiles. Una década después, se retomó la figura de un solo Vicerrector.
En 1971 se estableció el esquema de tres áreas que “pueden distinguirse en la actividad vital del organismo universitario”, a saber, la académica, la del medio universitario y la administrativa, cada una de ellas con su respectivo Vicerrector como autoridad personal de gobierno. Este modelo fue consagrado en la reforma aprobada en 1978.
Pues bien, la decisión que tomamos este año y que fue la base del nombramiento de los dos nuevos Vicerrectores, recientemente posesionados, marca el comienzo de una etapa de cambios significativos en el gobierno general de la Universidad, con oportunidades y desafíos que debemos aprovechar plenamente.
Los nuevos frentes que a partir de ahora tendrán una mayor atención particular están relacionados con aspectos neurálgicos del quehacer universitario de nuestro tiempo. Las relaciones interinstitucionales, en primer lugar, nos hablan de una Universidad que tal como lo afirmamos en los Estatutos cuando enunciamos nuestros objetivos, se reconoce como parte de una sociedad y, en consecuencia, establece cada vez más vínculos y alianzas con otras instituciones de Educación Superior y con otras entidades del orden nacional, extranjeras o internacionales. El aislamiento que ayer podía figurar entre las opciones corporativas, es prácticamente imposible hoy en día debido al impresionante desarrollo tecnológico en las comunicaciones. Esto hace que nuestras decisiones deban considerar variables ajenas al propio quehacer de la Universidad y que asuntos como la internacionalización y la movilidad estudiantil deban ser impulsados con más vigor.
Con la nueva Vicerrectoría de Extensión y Relaciones Interinstitucionales nos hemos propuesto dar una mayor atención a esta realidad que por supuesto, tiene especial incidencia en la labor que adelantamos en materia de Educación Continua y Consultorías, campos que han alcanzado un desarrollo notable en las últimas décadas. Lo mismo se puede decir con respecto a las relaciones con los Egresados, ese cuarto estamento universitario que re- conocemos como “la universidad viva y actuante”.
En cuanto a la Investigación, una de las tres funciones sustantivas de toda universidad y tal vez la que asegura su diferencia con otras instituciones educativas, hemos tenido en la Javeriana un avance verdaderamente trascendental a partir de los años 90s. Contar ahora con una Vicerrectoría dedicada puntualmente a promover este aspecto del quehacer universitario, nos hace ver con optimismo el fortalecimiento de una Universidad comprometida con el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Colombia, con la innovación y el emprendimiento, todo ello en el horizonte de un país que busca mejorar su infraestructura y productividad, aumentar las oportunidades de trabajo y avanzar socialmente en términos de justicia y de paz.
Debe advertirse que la labor que adelantarán estas dos nuevas Vicerrectorías tendrá un efecto muy positivo especialmente en la Rectoría y la Vicerrectoría Académica, en la medida en que se podrán agilizar e impulsar los procesos que permanecen bajo su jurisdicción, así como abrir otros que la excesiva concentración de asuntos no permitía considerar. Por supuesto, el nuevo esquema deberá ajustarse a nuestra política de descentralización y eficiencia, pues se trata de facilitar y fortalecer el servicio que desde el gobierno general se presta a las Facultades para el cabal desarrollo de sus funciones.
Bienvenida sea, pues, esta reforma que como toda novedad, por una parte, tomará tiempo para asentarse completamente y producir sus frutos, y por otra, nos exige comprensión y paciencia. Todos podemos contribuir a que se enrumbe de la mejor manera posible, que se le hagan ajustes si ello es necesario, de tal forma que la organización de la Universidad nos permita servir mejor y más eficientemente