agosto 2017 | Edición N°: año 56, nro. 1330
Por: Hoy en La Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



La Encíclica Laudato Si ́ sobre el cuidado de la casa común

 

Hoy, el papa Francisco, con su Encíclica Laudato Si ́, nos ofrece su orientación a los graves problemas que enfrentamos en el planeta por la acción devastadora del hombre que ha generado el cambio climático y por un crecimiento fundado en una economía global de mercado sin valores. En Laudato Si ́, el Papa nos invita a proteger el mundo, nuestra casa común, a través de la mirada de una ecología integral, que nos alerta sobre la simbiosis entre la crisis ambiental y social, para entenderla como una sola crisis, pues todo está conectado con todo, y que tiene en los pobres a sus más importantes víctimas. El concepto de ecología integral exige la mirada comprehensiva de cinco dimensiones ecológicas: lo ambiental, lo económico, lo social, lo cultural y la ecología de la vida cotidiana; dimensiones que integradas conducen al principio del bien común que se realiza: en el respeto a la persona humana con derechos básicos e inalienables ordenados a su desarrollo integral; en el bienestar y el desarrollo de los grupos intermedios (la familia, por ejemplo) desde el principio de subsidiaridad; en la paz social que implica estabilidad, seguridad y justicia, y en la solidaridad intergeneracional, “ya que la tierra que recibimos pertenece también a los que vendrán”. (Nos. 156 a 162). En su encíclica, el Papa nos invita también a entender de otra forma la economía y el progreso, y la búsqueda del desarrollo sostenible e integral, con una lectura crítica al paradigma tecnocrático, a la política y el poder, así como a la cultura dominante del relativismo. La invitación es a la consideración permanente de los aspectos éticos implicados en la ciencia y la tecnología: “…cuando la técnica desconoce los grandes principios éticos, termina considerando legítima cualquier práctica… la técnica separada de la ética difícilmente será capaz de autolimitar su poder” (No. 136). Lo mismo afirma de la economía y de la política. “La política no debe someterse a la economía y ésta no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia. Hoy, pensando en el bien común, necesitamos que la política y la economía, en diálogo, se pongan al servicio de la vida, especialmente de la vida humana” (No. 189). La Laudato Si ́ invita, con optimismo y esperanza, a generar un cambio en la humanidad. Cambio hacia una “conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua, y de un futuro compartido por todos” (No. 202). Ese cambio implica afrontar tres desafíos que supondrán largos procesos de regeneración: Un desafío cultural orientado a superar un estilo de vida individualista y consumista compulsivo, y apostar por una forma de vida signada por la búsqueda del bien común. (No. 203). Un desafío educativo que busque crear una ciudadanía ecológica y formar en una ética ecológica; es decir crecer en la solidaridad, en responsabilidad y en el cuidado basado en la compasión. (No. 210). Y un desafío espiritual que espera una conversión ecológica, fundada en una espiritualidad ecológica, que busca actitudes de “gratitud y gratuidad, es decir, un reconocimiento del mundo como un don recibido del amor del Padre”; “la amorosa conciencia … de formar con los demás seres del universo una preciosa comunión universal”. (No. 220). Estos son solo algunos elementos de este extraordinario texto que Francisco entregó a la humanidad para abogar por una ecología integral y un desarrollo sostenible. Y cambiar la equivocada creencia de que al hombre le corresponde dominar lo que existe, para su beneficio individual y con indiferencia de todos y de todo.