agosto 2017 | Edición N°: año 56, nro. 1330
Por: Hoy en La Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



A la sorpresa por la elección de un papa argentino y jesuita, siguió la del nombre escogido por el nuevo pontífice: Francisco. Esta decisión, él mismo la explicaría en el encuentro con los representantes de los medios de comunicación, que tuvo lugar tres días después de su elección. “Algunos no sabían por qué el Obispo de Roma ha querido llamarse Francisco. Algunos pensaban en Francisco Javier, en Francisco de Sales, también en Francisco de Asís. Les contaré la historia. Durante las elecciones, tenía aliado al Arzobispo emérito de San Pablo, y también Prefecto emérito de la Congregación para el clero, el cardenal Claudio Hummes: un gran amigo, un gran amigo. Cuando la cosa se ponía un poco peligrosa, él me confortaba, Y cuando los votos subieron a los dos tercios, hubo el acostumbrado aplauso, porque había sido elegido. Y él me abrazó, me besó, y me dijo: «No te olvides de los pobres». Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres. De inmediato, en relación con los pobres, he pensado en Francisco de Asís. Después he pensado en las guerras, mientras proseguía el escrutinio hasta terminar todos los votos. Y Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en mi corazón: Francisco de Asís. Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación”. También sorprendió el nuevo papa con la cruz pectoral que usó al salir al balcón de las bendicioNombre, Cruz Pectoral y Escudones, la misma que había llevado como Arzobispo de Buenos Aires; y no una de aquellas muy vistosas que se guardan en el Tesoro de San Pedro. Diseñada por Antonio Vedele (1930-1997), esta cruz, plateada y sin joya alguna, lleva la imagen del Buen Pastor “que guía la grey al redil y lleva la oveja perdida en sus hombros”. Como se advierte en las reproducciones que se han hecho muy populares, “su estilo sencillo y lineal quiere ser también el símbolo de una nueva era eclesiástica, una Iglesia pobre entre los pobres, como ha señalado el papa Francisco”. De igual manera, el Santo Padre decidió que su escudo de armas fuera el mismo que escogió cuando fue nombrado Obispo. Es así como por primera vez, en un escudo papal aparece el monograma IHS, conocido emblema de la Compañía de Jesús. Completan el escudo, abajo, a la izquierda, una estrella que simboliza a María, la madre de Cristo, y la Iglesia en la antigua tradición heráldica; y a la derecha, “un nardo no abierto: en España, a San José, el santo patrón de la Iglesia Universal, a menudo se le representa con un ramo de nardos en su mano”. Cabe recordar que la misa inaugural del pontificado de Francisco se llevó a cabo precisamente el 19 de marzo, Solemnidad de San José. El lema que aparece en la parte inferior reza Miserando atque eligendo, que se traduce como “mediante la misericordia y por decisión”. Su explicación es la siguiente: “Fue tomado de una homilía del siglo VIII, escrito por San Bede, el Venerable, el único Doctor anglosajón de la Iglesia, como un comentario sobre el episodio del Nuevo Testamento del llamado de San Mateo: “Jesús vio a un publicano y le miró con un sentimiento de compasión, le escogió diciendo: Sígueme”. (…) El joven Jorge Bergoglio sintió el llamado de Dios el 21 de septiembre de 1953, día festivo de San Mateo. «Siempre he sentido la profunda verdad de mi lema. El gerundio miserando me parece que no se puede traducir ni en italiano ni en español. Me gusta traducirlo con otro gerundio que no existe: misericordiando (teniendo misericordia)».