
“Un pacto por la verdad con las niñas y los niños en Colombia”
El 12 de febrero se realizó un acto simbólico en el campus de la Universidad Javeriana, denominado “Día de las manos rojas”, el cual busca defender y proteger los derechos de los niños, niñas y jóvenes del país, y que dio origen a la declaración pública Día de las manos rojas.
El pasado 12 de febrero, en el marco del “Día Internacional de las Manos Rojas”, la comunidad educativa de la Pontificia Universidad Javeriana y el Servicio Jesuita a Refugiados Colombia – JRS COL– realizaron un acto simbólico en el campus de la Universidad.
Este tuvo como propósito, visibilizar que el reclutamiento, uso y utilización de niños, niñas y adolescentes por parte de actores armados en Colombia continua pese a la firma de los acuerdos de paz; dar a conocer la conmemoración de este día, el cual a comienzos del siglo se adoptó en Colombia; e invitar a la comunidad a comprometerse con la niñez desde su cotidianidad y realizar una exigencia ciudadana a los actores armados y al Gobierno Nacional para proteger sus derechos.
Dentro del ejercicio surgieron múltiples compromisos que se sumaron al gran “Pacto por la verdad con las niñas y niños en Colombia”, la comunidad educativa, alzó su voz, llegando a los siguientes acuerdos:
- No minimizar los casos de violencia y darles visibilidad con el cuidado y la ética que requiere la situación, informándose de manera responsable sobre las implicaciones que ha traído el conflicto armado en los territorios.
- Reconocer a los niños y niñas como sujetos de derechos legitimando su voz y sus ideas, lo que implica escucharlos y brindarles protección de forma constante, pero especialmente cuando manifiesten sentirse en alguna situación de peligro.
- Hacer uso de la educación para realizar una formación histórica que le permita a los niños y niñas construir un pensamiento crítico, siendo una herramienta para enfrentar las múltiples realidades que convergen en el territorio nacional.
- No ser indiferentes y actuar frente a cualquier situación de maltrato o injusticia contra un niño, niña o adolescente.

No obstante, comprometerse desde lo individual se queda corto cuando son las dinámicas de la sociedad y la toma de decisiones del Estado quienes determinan el rumbo de la niñez, por ello las personas que participaron exigen, que:
- Los actores que hacen parte del conflicto armado colombiano den fin a todo tipo de acciones que pongan en riesgo la vida, libertad, integridad, y seguridad de los niños, niñas y adolescentes; especialmente, su reclutamiento, uso y utilización para la guerra.
- En el marco del debido cumplimiento de los acuerdos de paz, se garantice el goce efectivo de derechos de los niños, niñas y adolescentes que fueron víctimas del conflicto armado y se logre, a través del esclarecimiento
de la verdad, una respuesta y reparación para ellos y sus familias, quienes han sufrido fracturas por los hechos de violencia sistemática, con el fin de garantizar la paz como un derecho inherente a todos los seres humanos en el territorio nacional. - Se consoliden escenarios que garanticen el desarrollo de una vida digna, primando el acceso a la educación de calidad, y la salud como derechos fundamentales, donde se privilegie la salud mental y educación emocional, sin distinción de género, clase social, raza o religión.
- El Gobierno Nacional le apueste a la implementación efectiva de políticas públicas relacionadas con la niñez, propendiendo por la consolidación de instituciones eficientes, acordes al contexto y a las dinámicas territoriales.
Se amplíen los espacios participativos para que los niños y niñas puedan aportar en la construcción de las políticas, manifestando sus necesidades y las posibles soluciones que evidencian desde su territorio.
Con base en lo anterior, instamos alGobierno Nacional a que priorice a los niños y niñas dentro de su agenda política para que el reclutamiento, uso y utilización y los diferentes tipos de violencia no los siga afectando. El Estado, como garante de paz, debe buscar hacer presencia integral en los territorios de la Colombia profunda, para evitar que se siga fragmentando el tejido social y se siga condenando a los niños, niñas y adolescentes, que llaman el futuro, a estancamiento e invisibilización.
La declaración fue firmada por el P. Mauricio García Durán, S.J., director Nacional del Servicio Jesuita a Refugiados Colombia, y por el P. Luis Guillermo Sarasa, S.J., vicerrector del Medio Universitario de la Pontificia Universidad Javeriana.
