Nuevas estrategias, métodos e instrumentos para la investigación social

Reflexiones sobre el uso de recursos tecnológicos para el procesamiento y análisis de datos cualitativos en el desarrollo de investigaciones en ciencias sociales

Angélica Torres Quintero1

Una de las principales riquezas de la investigación cualitativa radica en su diversidad. No se trata de un enfoque monolítico, sino, como lo menciona Patton (2002), de un “espléndido y variado mosaico de perspectivas de investigación”, que, no obstante, comparte criterios comunes entre sus diferentes tradiciones. Su carácter diverso se refleja —entre otros aspectos— en las más de 30 estrategias disponibles en la actualidad para aproximarse a los datos obtenidos mediante entrevistas, observaciones o grupos focales, los cuales son principalmente de carácter narrativo; esto es, palabras e incluso imágenes, en lugar de números.

Así mismo, su diversidad se refleja en el amplio repertorio de métodos cualitativos existentes, los cuales han emergido en el seno de las diferentes disciplinas de las ciencias sociales y humanas, y trascienden las fronteras disciplinares para posicionar como marcos comprensivos de la realidad social y humana las perspectivas interdisciplinar y transdisciplinar. A esta escala son ampliamente conocidos los métodos etnográficos, biográficos, fenomenológicos, participativos, los estudios de caso cualitativos y la teoría fundamentada —por mencionar algunos—.

La teoría fundamentada ha realizado aportes significativos desde finales de los años sesenta, en cabeza de Glasser y Strauss, y, más recientemente, de investigadores como Corbin y Charmaz, dirigidos a ofrecer a los investigadores cualitativos una ruta sistemática para la organización y análisis de los datos obtenidos en el trabajo de campo, por medio de la técnica de comparación constante, con el propósito de formular construcciones teóricas confiables de carácter inductivo sobre la manera como las personas comprenden y explican los fenómenos de estudio.

Esta particular forma de aproximarse a los datos cualitativos ha tenido gran aceptación entre algunos sectores académicos en los que las críticas positivistas se radicalizaron y cuestionaron los criterios de confiabilidad de sus hallazgos. Si bien dichas críticas han contribuido en gran parte al desarrollo de todo un andamiaje epistemológico sobre las apuestas que los métodos cualitativos hacen a la construcción de conocimiento, también es cierto que permitió poner sobre la mesa el debate en torno a la rigurosidad en el tratamiento de los datos y en la forma como se llega a las conclusiones; así como a la manera más apropiada de enseñar los métodos cualitativos a las nuevas generaciones atraídas por estas formas alternativas de investigación, que, en todo caso, les resultaban complejas y, en algunos casos, difíciles de descifrar.

Los CAQDAS (computer assisted qualitative data analysis software)2 surgieron a comienzos de la década de los noventa, en un escenario mundial que abría las puertas a la globalización, con el propósito de atender algunas de estas críticas, y facilitar la difusión y divulgación de muchas investigaciones cualitativas que, a pesar de su gran valor, difícilmente eran aceptadas por las revistas de ciencias sociales de la época.

Su uso se ha venido popularizando en diversos países, y las mejoras en su diseño tecnológico y en su interfaz han permitido que ganen cada vez más simpatía entre las nuevas generaciones de investigadores, quienes ven en estas herramientas un recurso que facilita el trabajo del investigador, al contribuir en el ejercicio de organización y estructuración de sus datos.

No obstante todas sus potencialidades, es indispensable aproximarse a ellos en cuanto se reconocen sus alcances y limitaciones. ¿Qué podemos pedirles para que el propósito de la investigación cualitativa no se desvirtúe y terminemos cayendo en la tentación de dar un tratamiento cuantitativo a los datos cualitativos? Esta es una pregunta importante, que motiva gran parte de los argumentos de los investigadores más tradicionales, quienes ven en los CAQDAS una amenaza al espíritu interpretativo del que beben los métodos cualitativos.

Pero esta advertencia no es necia, sobre todo si reconocemos la apuesta epistemológica y la ruta que sigue la investigación cualitativa para construir conocimiento. No es su interés medir los fenómenos sociales para determinar su prevalencia o incidencia, o para explicarlos en el escenario de las correlaciones. Su preocupación no se fundamenta en establecer una muestra estadísticamente representativa a partir de la cual determinar relaciones entre variables que den cuenta de la configuración de un fenómeno.

Su propósito, aun en medio de la pluralidad que la caracteriza, se inscribe en la perspectiva interpretativa, que invita a aproximarse a los datos con la intención de comprender, por medio de ellos, las formas en las que el mundo social es dotado de sentido, experimentado y producido por los sujetos que participan en sus estudios. La investigación cualitativa privilegia la profundidad sobre la extensión, y busca captar en los sutiles matices, las experiencias vitales y los significados que los sujetos les otorgan.

Los retratos, las historias, los relatos que dibujan con palabras los mundos sociales en los que cobra vida la experiencia humana son elementos constitutivos de la investigación cualitativa, los cuales no solamente hablan de sus protagonistas como individuos, sino que dan cuenta de todo un contexto social, político, económico, cultural, de una época, de un territorio, de una particular forma de ordenamiento social en el que se producen.

Por lo tanto, cuando nos aproximamos a los datos cualitativos desde los CAQDAS, con la pretensión de cuantificarlos, no solamente estamos traicionando el espíritu interpretativo que inspira a la investigación cualitativa, sino que, además, estamos minando su riqueza y potencialidad, para adentrarnos a través de ellos en la complejidad que caracteriza a los fenómenos sociales, en sus tensiones, contradicciones, vacíos, coincidencias. Corremos el riesgo de convertirlos en terrenos áridos, que no tienen otra posibilidad más que ofrecer lecturas empobrecidas que conducen a lugares recurrentes, desde los cuales difícilmente podremos derivar nuevo conocimiento.

Por otra parte, no debemos olvidar que el investigador constituye el principal instrumento de la investigación cualitativa, lo que significa que da forma al proceso de generación del conocimiento; construye y redefine, en función de los hallazgos, las preguntas y supuestos que orientan su estudio; delimita las dimensiones de análisis que le dan entrada a su trabajo de campo. Pero, sobre todo, tiene el gran reto de poner en diálogo los datos que van surgiendo de los intercambios de los participantes con su propia subjetividad, en un ejercicio de reflexividad, que lo conduzca a un acto creativo singular, que, de ninguna manera, puede ser homogeneizado ni estandarizado.

Como bien lo explica Sampieri, Fernández y Baptista (2010, p. 19): “El alcance final de los estudios cualitativos muchas veces consiste en comprender un fenómeno social complejo. El acento no está en medir las variables involucradas en dicho fenómeno, sino en entenderlo.”

Un investigador que logra formular un problema de investigación atractivo y novedoso; que previamente se ha entrenado en los procedimientos de análisis de datos; que es sensible a los detalles, y por medio de ellos captura los prismas de la realidad social; y que además se siente afín al uso de las tecnologías, no tendrá mayor dificultad para poner al servicio de su experticia, las fortalezas que le ofrece el software de su predilección. Podrá usarlo como el buen ayudante de cocina del que se vale el reconocido chef cuando está preparando el plato con el que espera deleitar el paladar de sus exigentes invitados.

Precisamente, este es el lugar que les corresponde a los CAQDAS. Son herramientas valiosas —algunas más sofisticadas y robustas que otras—, al servicio y subordinación del investigador y su pericia. No pueden reemplazar ni sustituir su capacidad analítica. Quien hace el análisis de los datos, establece las relaciones, encuentra las conexiones, interpreta los datos y les otorga sentido es siempre el investigador y no el software.

De la misma forma, el software tampoco tiene incidencia alguna en la calidad de los datos obtenidos por el investigador en campo. Si bien los CAQDAS abren ventanas de posiblidades frente a las gráficas, modelos, mapas y demás recursos para la presentación atractiva de resultados, si los datos tienen un contenido pobre, eso mismo se verá reflejado en las conclusiones a las que lleguemos.

Entonces, ¿qué nos ofrecen los CAQDAS? y ¿por qué, a pesar de estos riesgos, podría ser valioso apoyarnos en ellos al momento de llevar a cabo el análisis de nuestros proyectos de investigación?

Los CAQDAS, en términos generales y con algunas diferencias —dependiendo su desarrollo tecnológico—, nos permiten:

Para concluir, solo quisiera agregar que el investigador deberá evaluar para cada caso la pertinencia y posibilidad de introducir las herramientas tecnológicas en la conducción de su investigación. Deberá considerar, además de los aspectos ya discutidos, otros de orden pragmático, como el tiempo disponible para llevar a cabo el estudio; los tiempos que toma familiarizarse y capacitarse en el uso del software; el volumen de información disponible; la relación costo-beneficio que implica la adquisición de la licencia, entre otros aspectos.

Referencias

Patton, M. (2002). Qualitative research & evaluation methods (3a ed.). Thousands: Sage

Sampieri, R., Fernández, C., y Baptista, P. (2010). Metodología de la investigación (5a ed.). México: McGraw Hill.


1 Psicóloga y magíster en Política Social de la Pontificia Universidad Javeriana; docente e investigadora del Instituto de Salud Pública y de la Facultad de Psicología de la Universidad Javeriana, y de la Facultad de Ciencias sociales de la Universidad Externado de Colombia. Más de 15 años de experiencia en el desarrollo y asesoría de proyectos de evaluación, investigación y consultoría en el campo de las políticas públicas en infancia y adolescencia, equidad de géneros y educación ciudadana y convivencia. Énfasis en el uso y docencia de CAQDAS para el análisis cualitativo de datos. angelica-torres@javeriana.edu.co

2 Sigla en inglés utilizada para denominar el grupo de softwares diseñados para apoyar el análisis cualitativo, entre los que se encuentra Atlas Ti, NVivo, Ethnography, MAXQDA.


Versión en PDF