Nuevas estrategias, métodos e instrumentos para la investigación social

Parámetros de utilidad en el desarrollo de investigaciones y la visibilidad de la ciencia: métricas y comunicación científica para desarrollar

Orlando Gregorio Chaviano1

Esta última ponencia desempeña claramente el papel de cierre de todo lo que se ha hablado en este panel el día de hoy. De acuerdo con ello, haré una reflexión en torno a cómo visualizar la evaluación de la ciencia, pero desde la perspectiva de las ciencias sociales. Me gustaría iniciar con una pregunta muy puntual: ¿por qué la gran discusión alrededor de los temas de medición —esto es, los identificadores, el uso de las fuentes de datos, la creación de investigaciones y la gestión de la investigación— en el diseño de las políticas científicas no está pensado para el campo de las ciencias sociales? En efecto, es en las ciencias sociales donde se encuentran mayores dificultades para potenciar los alcances de sus investigaciones. Detengámonos un momento en este punto.

Cuando hablamos del proceso de medición y evaluación del trabajo científico en ciencias sociales, se deben tener en cuenta dos vertientes: la lógica de publicación de artículos científicos en revistas de impacto y el grupo de revistas científicas periféricas. En cuanto a la primera vertiente, podríamos decir que está dejando morir una gran cantidad de investigaciones; es decir, la actividad investigadora se está muriendo, atrapada en la dinámica de la publicación de artículos en revistas de impacto. En contraste, hay otro gran grupo de revistas científicas a las que se le llaman periféricas. Este tipo de revistas tienen investigaciones de muy buena calidad, al menos un buen número de ellas, pero se están quedando por fuera de la medición de los niveles de investigación. En ese sentido, Latinoamérica está muy mal representada en el sistema de medición científico en relación con las revistas periféricas, puesto que constituyen un porcentaje mayor que el resto de revistas.

En suma, mi crítica anterior va dirigida al sistema de evaluación de la ciencia. El problema central es que la cita como índice de medición del rendimiento y de la calidad de producción científica, concebida por encima de otra serie de indicadores bibliométricos y no bibliométricos, es insuficiente. Es necesario tener en cuenta otra gama de indicadores bibliométricos y no bibliométricos en las ciencias sociales, que no se han tenido en cuenta hasta el momento. La producción científica y su comunicación en las ciencias sociales se siguen midiendo bajo los mismos estándares de calidad de cita que las ciencias exactas; prácticamente, es como mezclar peras con manzanas.

Todos los procesos de comunicación y de evaluación de la ciencia están llamando a publicar o perecer; es decir, hay que publicar, porque ese es el índice de evaluación. En consecuencia, en muchas ocasiones se pierde la calidad que debe existir en la investigación, porque esta es superada por el imperativo de la cantidad de investigaciones.

Las preguntas que se están haciendo los académicos a escalas nacional y regional, en el contexto de la gran corriente principal, giran en torno a cómo se pueden hacer llegar las herramientas que no están en los sistemas de evaluación, qué hay que hacer en los contextos regionales para mejorar las revistas, con el fin de que puedan llegar a esa corriente principal. De hecho, de las 11 600 revistas que tienen las plataformas de ciencia en sus bases de datos, Colombia solo tiene 15; pero de ello no se debe deducir que este país no cuente con revistas de calidad. Lo que hay que hacer es librar una pelea por el cambio de los sistemas de evaluación de los niveles de calidad. En efecto, ya ha ocurrido y sigue generando una fuerte reacción frente a esto por parte de los investigadores de las ciencias sociales y humanas. Cuando digo reacción, me refiero a todo el debate que se ha creado alrededor de los procesos de investigación y de evaluación en Latinoamérica, medidos desde la corriente principal.

Los índices de calidad —como ya decía— nos están midiendo en calidad con lo que publicamos en la revista de corriente principal, y no solo con estas revistas, sino con la posición que tienen esas revistas en la corriente principal. Si las ciencias sociales y humanas no están bien representadas, en muchos casos porque el debate de las ciencias sociales y las ciencias humanas se desarrolla a partir de debates locales y regionales, el problema no es del grado de rigurosidad de las ciencias sociales y humanas, sino de los modos y los estándares que se tienen para evaluar la producción investigativa en estos campos.

En este orden de ideas, la evaluación de la calidad de los procesos de investigación en las ciencias sociales debería regirse por criterios como la profundidad y pertinencia de los debates locales que tiene la propia ciencia. Otro elemento por tener en cuenta debe ser el ámbito de citación; los indicadores bibliométricos tienen unos comportamientos diferentes en ambas ciencias. Dicho de otro modo, los hábitos de citación de las ciencias sociales son muy diferentes, tanto en la maduración de la cita cómo en la citación de artículos científicos. Por ejemplo, en el caso de la biología molecular, el campo es muy dinámico. En el caso del campo científico de lo social es más lento y, por tanto, la maduración de la cita se puede dar a los 10 o 15 años; lo que hace que la evaluación de este tipo de impacto resulte, en ocasiones, bastante complicado. Lo mismo ocurre con la forma que tenemos de comunicar la ciencia, no solo en artículos científicos, sino, también, en artículos documentales o capítulos de libros. Esos materiales muchas veces quedan por fuera de los procesos de evaluación. En suma, en cuanto a lo dicho hasta el momento, a la hora de diseñar sistemas de evaluación, hay que tener en cuenta que las ciencias exactas tienen unos comportamientos diferentes, que no son aplicables a las ciencias sociales.

La pregunta que nos deja la ponencia hasta el momento es: ¿cómo podemos hacer investigación? Teniendo en cuenta este contexto: ¿cómo podemos hacer investigación pensando en los sistemas de evaluación científicos? ¿Cómo hacer esa investigación pensando en que siempre vamos a estar por debajo de los indicadores de las ciencias exactas? Este hecho se ve claramente en la evaluación de revistas. Las grandes revistas de ciencias sociales que logran estar en la corriente principal tienen alrededor de 5 citas al año, en promedio, por cada artículo publicado. Mientras que las grandes revistas de las ciencias exactas tienen de 30 a 40 citas al año, en promedio, por cada artículo publicado.

Como una primera estrategia de respuesta a este panorama, pienso que hay que empezar a diseñar bases de datos con recursos digitales para las ciencias sociales y humanas; así mismo, hay que crear bases de datos regionales y locales, que vayan tomando registro de la producción científica local, con el fin de que dicho registro encamine a generar indicadores propios. Así, más adelante, se podrán constituir los indicadores de uso. De manera paralela, es necesario empezar a crear registros de información en la web, con la finalidad de hacer visible la producción y actividad investigativa de las ciencias sociales.

En adición, hay que ver todos los elementos de captura; esto es, estructuración, documentación, preservación y simulación de los datos que se van sumando en los sistemas de información. De este modo, y con el fortalecimiento de la rigurosidad en las metodologías de investigación, será posible hacer que las investigaciones locales no solo se publiquen a escalas regional o local, sino que puedan llegar a revistas de corriente principal.

Por otro lado, es de suma importancia visibilizar los debates y procesos de la región; para ello es imprescindible utilizar Google Académico. En efecto, en función de la visibilidad y la evaluación de la ciencia, se está utilizando Google Académico para crear productos, insumos e indicadores. Incluso, se podría decir que, en relación con sus criterios, Google Académico funciona mejor para las ciencias sociales que para las ciencias exactas. A partir de todos estos elementos sería posible diseñar nuevas formas de medición; ello implicaría buscar otros indicadores de impacto social, indicadores de uso de la información que correlacionen, etc. Si nos detenemos solo en los métodos tradicionales, las ciencias sociales van a seguir quedándose atrás en los procesos de visibilidad. De ahí la demanda de ir combinando y mirando indicadores bibliométricos, indicadores de impacto social, indicadores de uso de la información.

Ahora bien, me gustaría detenerme un momento en la cuestión que gira en torno de los indicadores de impacto social. Yo suelo hacer una pregunta en los talleres que dicto, especialmente a los científicos que trabajan en el campo de las ciencias exactas. La pregunta es la siguiente: ¿qué ha pasado con ese porcentaje, más allá de la publicación? ¿En qué ha impactado eso en los cambios estructurales a escala social? Nunca ningún científico ha sabido responderme. Esto se debe a una sencilla razón: el impacto de la ciencia y su visibilización se está quedando en la cita, se está quedando en el artículo publicado; es decir, no se cuestiona ni se examina más allá, después de que se publica el artículo. Esto, a mi juicio, es un llamado a gritos a crear indicadores que vayan más allá de la publicación.

Otro factor que es importante tener en cuenta a la hora de pensar en un nuevo sistema de medición científica es el de redes sociales, en cuanto indicadores de social media. Es decir, tener en cuenta redes sociales como Twitter y Facebook, en cuanto indicadores de visibilidad y medida de la investigación. ¿Cómo está visualizándose la información publicada en redes sociales? ¿Cómo se está generando colaboración de la información publicada desde las redes sociales? No se trata de desbancar los indicadores tradicionales, sino —como ya dije— de complementarlos. Así, los lectores de la información publicada en gestores bibliográficos, las descargas de la información de los repositorios, etc., se pueden complementar con la aplicación de métricas de uso, tanto de indicadores tradicionales como de otro tipo.

En conclusión, hay que pasar de la vieja a la nueva bibliometría. Sin embargo, es imprescindible pasar, en la nueva bibliometría, de la revista y el artículo como unidad de análisis, a los rastros que está dejando la investigación en la web, como reflejo de la investigación y que están relacionados con:

  1. Nuevos métodos e instrumentos para el análisis, procesamiento y desarrollo de las investigaciones en las ciencias sociales, en particular por parte de jóvenes investigadores.
  2. Nuevas plataformas tecnológicas de supercomputación y su disponibilidad para la investigación en las ciencias sociales.
  3. Parámetros de utilidad en el desarrollo de investigaciones y la visibilidad de la ciencia: métricas y comunicación científica para desarrollar.

1 Licenciado en Información Científico-Técnica y Bibliotecología de la Universidad de La Habana, Cuba. Especialista en Redes de Información Documental de la Universidad Javeriana. Especialista en bibliometría y evaluación de la ciencia, áreas en las cuales ha dictado cursos y realizado asesorías sobre mejoramiento de la visibilidad y el impacto de la investigación, diseño de políticas científicas, escritura de artículos científicos de impacto y evaluación de revistas científicas en universidades de Colombia, Ecuador, Perú, Chile. ogregorio@javeriana.edu.co.


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