Enero-febrero 2009 | Edición N°: año 48 No. 1244
Por: Carlos Novoa, S.I. | Profesor Titular, Doctor en Ética Teológica, Departamento de Teología.



Gran revuelo está causando en la opinión pública nacional e internacional, los lamentables asesinatos de civiles inermes e indefensos cometidos por sectores de nuestra fuerza pública para hacerlos aparecer como guerrilleros caídos en combate. Situación ésta de la más alta gravedad ya que vulnera con mucho el principio del monopolio de la fuerza militar por parte del estado de derecho, el cual, dada la alta peligrosidad del manejo de las armas, debe ejercerse en la más estricta observancia de la Constitución, la Ley, los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario.

Cuando se obstaculiza y se impide el desarrollo integral de la persona y la tutela de sus derechos fundamentales; cuando muchos pueblos se ven obligados a sufrir injusticias y desigualdades intolerables ¿cómo se puede esperar la consecución del bien de la paz? … los Padres del Concilio Ecuménico vaticano II, en la Constitución pastoral Gaudium et spes, subrayan que «una vez estallada desgraciadamente la guerra, no todo es lícito entre los contendientes». … El derecho internacional humanitario se ha de considerar una de las manifestaciones más felices y eficaces de las exigencias que se derivan de la verdad de la paz. Precisamente por eso, se impone como un deber para todos los pueblos respetar este derecho”, BEnEdICto XvI, Mensaje de su santidad para la celebración de la jornada mundial de la paz, Ciudad del vaticano, enero 1, 2006, # 4, 6, 7, www.vatican.va 2009. El ABC de la ética, la legalidad y la autentica democracia es la realización más rigurosa del mencionado monopolio, el cual defiende de todo uso arbitrario de la confrontación armada, arbitrariedad que trae las más ignominiosas secuelas de muerte y destrucción. Por esto, si tal monopolio cae en el desafuero se disparan dinámicas indeseables, como las que estamos viviendo en estos momentos en nuestra patria. Y no se trata de casos aislados, ni mucho menos. En tiempo reciente la Fiscalía general de la nación informó que 1.015 civiles inermes e indefensos han sido asesinados por miembros de la fuerza pública desde 2002. Fuentes de la más alta credibilidad constatan que en los últimos 18 meses han acaecido 535 homicidios de este  tipo. (Estas cifras son tomadas de las noticias de primera plana de los periódicos El tiempo, El Espectador, El Siglo y El Colombiano, en sus ediciones de octubre 30, 2008). “los falsos positivos fue lo más monstruoso que nos pasó a los militares”, declaró el Comandante general de las Fuerzas armadas, general Freddy Padilla de león (Periódico El tiempo, primera plana, Bogotá, diciembre 22 de 2008). El gobierno colombiano, por medio de su ministro de defensa, manifestó su gran preocupación a causa de las 716 investigaciones en curso sobre falsos positivos por parte de la fuerza pública (cfr. Periódico El Espectador, Bogotá, enero 20 de 2009). la Fiscalía llamó a juicio a cinco militares por falsos positivos (Periódico El Colombiano, Medellín, febrero 13, 2009).

Pero ¿Cuáles son los hechos y las realidades que se hallan detrás de todo este dantesco escenario? vastos sectores del poder político imperante y de la sociedad en general, desde hace varios años vienen ejerciendo muy fuertes presiones sobre los oficiales militares para que “pongan resultados”, o sea, para que maten el mayor número de guerrilleros. Quienes así lo hacen reciben  buenas recompensas  por parte del gobierno, y quienes no, por muchos caminos ven truncada su carrera de oficiales. El Fiscal general de la nación y el Procurador general de la República han cuestionado la legitimidad de tales recompensas. toda esta abominable situación ha llevado a no pocos de los portadores de las armas de la República a generar los denominados “falsos positivos”, en otros términos, civiles inocentes masacrados para ser disfrazados de guerrilleros y así “poner los resultados” que se les exigen Creer que matar a cuanto guerrillero exista es la solución a todos los males nacionales, se halla, de facto, en el centro de una mentalidad, por desgracia muy difundida en los más amplios y diversos sectores de nuestra sociedad. olvida esta mentalidad que nuestros graves problemas sociales tienen un origen del más diverso espectro, donde las dinámicas de exclusión, falta de oportunidades, hambre, desempleo y corrupción política, tienen una notable posición. Sin embargo, asumir esta perspectiva implica un compromiso de todos y las renuncias a muchos privilegios, frente a lo cual sin duda resulta más “cómodo” matar guerrilleros. olvida también esta mentalidad que eliminar la vigencia del derecho y darle patente de corso a la fuerza pública, lo único que genera es más violencia y el peor de los caos.