julio 2010 | Edición N°: año 49 No. 1259
Por: Pedro Mejía Salazar | Pontificia Universidad Javeriana



Durante 10 días, del 18 al 28 de junio, 25 estudiantes de las facultades de Arquitectura y Diseño de la Universidad Javeriana compartieron con estudiantes y profesores cubanos en el Primer Taller Internacional de Dibujo a Mano Alzada.

Los adjetivos para calificar la experiencia que se vivió en cuba durante el desarrollo del Primer taller de Dibujo artístico se multiplicaron luego de 10 días de vivencias que compartieron 25 estudiantes, tres profesores y dos comunicadores de la Universidad javeriana, con 10 docentes y alumnos de la Universidad Cujae de La Habana. el encuentro de culturas se produjo con motivo del Primer taller internacional de Dibujo a mano alzada que organizó la Facultad de arquitectura y Diseño de la javeriana, y que incluyó un recorrido por cada uno de los principales atractivos históricos y arquitectónicos de la capital cubana. Los estudiantes cumplieron al pie de la letra la frase que sirvió como bienvenida del director del taller, el arquitecto Alfonso Solano: “el que se acueste antes de las 6:15 de la mañana es un imbécil, pero el que se levante después de las 6:30 es un irresponsable”.

Al taller fueron alumnos tanto de arquitectura como de Diseño, desde primero hasta décimo semestre, que no tuvieron ningún inconveniente en integrarse desde el primer día y vivir con intensidad todas las experiencias que les ofrece una ciudad como La Habana, rica no sólo en arquitectura, sino también en historia y en un sistema social y de vida muy diferente al mundo que los participantes conocían hasta ese momento.“Cuando uno está en Bogotá los comentarios sobre cuba no son muy buenos, pero cuando uno llega es espectacular, yo creo que es una experiencia que nunca vamos a olvidar, no sólo en la arquitectura y en el diseño, que fue lo que vinimos a ver, sino en la forma de vida, es muy interesante conocer cómo viven los cubanos”, afirmó Jahír Calderón.

Precisamente una de las razones para realizar el taller en La Habana, según su director, es que es “una ciudad de inmensos contrates, su sistema social hace que la ciudad para bien y para mal tenga una expresión cultural que no se encuentra fácilmente en otra parte del mundo. es un lugar propicio para a través del dibujo conocer esa alucinación que ofrece La Habana”. La forma en que se desarrolló el taller permitió que los estudiantes reconocieran en el dibujo no una destreza manual sino una herramienta útil para observar cuidadosamente la arquitectura y la relación de lo físico con el hombre. “Empezamos desde una visión macro de la ciudad, desde el contexto histórico, viendo cómo creció, cómo evolucionó y fuimos acercándonos poco a poco a sectores, a espacios públicos, a la misma arquitectura y a los edificios hasta llegar a los detalles arquitectónicos. Fue entender la ciudad en diferentes escalas y su relación con la gente, con la experiencia de las personas”, fue la forma como describió el taller la estudiante Geraldine Ramírez.La experiencia también estuvo enriquecida por el aporte que dieron los profesores y los estudiantes cubanos. “ellos, por sus circunstancias de escasez, han desarrollado muchas destrezas para compensar lo que les falta. Los cubanos por la dificultad para acceder a la informática, se han vuelto muy fuertes en la expresión arquitectónica manual. ese es el gran aporte que los cubanos han logrado trasmitir a los estudiantes”, explicó el director de la carrera de arquitectura, Jorge Jaramillo Villegas.

Grandes obras arquitectónicas como el malecón, el capitolio y la escuela nacional de artes quedaron plasmadas con todos sus detalles en los dibujos que hicieron tanto estudiantes como docentes, quienes se deleitaron con cada lugar visitado. “La obra más extraordinaria de la Habana es la escuela de artes, donde la arquitectura logra albergar la pintura, la escultura, la cerámica, el ballet… adopta al paisaje completamente, logra expresar la esencia de la arquitectura en cada detalle, cada columna, cada rincón, en el contraste de la luz, el aire y el sonido. Puedo decir que es lo que más me ha impactado en lo que he visto en el mundo. Visitando la escuela de artes tuve la lección de arquitectura de mi vida”, expresó Jaramillo Villegas. El balance para Alfonso Solano no fue plenamente satisfactorio, según él porque “el día que uno se satisfaga de algo se le acaba la gasolina de la vida”. Sin embargo dijo que “sí se cumplieron los objetivos, los estudiantes comprendieron de qué se trataba la experiencia, se la gozaron y aprendieron mucho”. Para el futuro quedó una amistad muy estrecha entre futuros arquitectos y futuros diseñadores, y para la Facultad, el deseo de repetir cada año este taller en La Habana y de estrechar vínculos con la Cujae, para conseguir que estudiantes colombianos se capaciten en cuba y lograr que profesores cubanos asistan a la javeriana a dictar capacitaciones en temas en los cuales tienen fortalezas como la restauración patrimonial