De las aulas de la Javeriana al Consejo de Ministros
El 27 de mayo la Pontificia Universidad Javeriana rindió un homenaje a los javerianos que forman parte del alto gobierno. La revista Hoy en la Javeriana entrevistó a cuatro de ellos para recordar su época de estudiantes.
Néstor Humberto Martínez Neira, abogado de la promoción 1979
El primer ministro de Presidencia que tuvo Colombia, cargo creado por Juan Manuel Santos el 13 de agosto de 2014, se refirió a la Javeriana como “la casa de sus amores intelectuales”, pues fue allí en esta Universidad donde se graduó como abogado en 1979.
“De lejos el estudio es el recuerdo más agradable que tengo de la Javeriana”, dijo el ahora ex Ministro, quien se define a sí mismo como “realmente un nerd” pues pasaba gran parte de sus días en la biblioteca, recordando que fue su generación la que inauguró en 1976 la actual Biblioteca General Al- fonso Borrero Cabal, S.J.
“Yo me dedicaba con pasión al estudio y a la vida en biblioteca, guardo unos recuerdos muy muy gratos de esa época”, contó emocionado, resaltando con cariño y gratitud a algunos de sus grandes maestros como Ramón Eduardo Madriñán, Gabino Pinzón y Bernardo Gaitán Mahecha, quien además fue profesor de su padre y de su hijo.
Finalmente, el doctor Martínez Neira considera que el gran aporte que le brindó la Javeriana para su vida como servidor público, en la cual se ha destacado como Ministro de Justicia y Ministro del Interior, es “el sentido del humanismo, el sentido del servicio, del honor y de la responsabilidad”.
Natalia Abello Vives, abogada de la promoción 1991
Lleva casi cinco años en el sector público, aunque nunca soñó estar en este, pues siempre se desempeñó en el sector privado. Secretaria general en la Alcaldía de Barranquilla y ahora Ministra de Transporte, ella es Natalia Abello, una egresada javeriana que cree que su compromiso social está en sus genes, pero también en lo que le aportó la Universidad.
Natalia recuerda “muy orgullosamente” los cinco años “maravillosos” de su carrera en la época del padre Giraldo, a quien considera responsable de sus valores. “Vengo de una familia, de un padre que fue javeriano y ministro también. El Padre Giraldo siempre me lo decía, siempre me lo recalcaba, siempre los valores javerianos hay que dejarlos en alto, el sector público es parte de nuestro compromiso con la sociedad, hay que prestar el servicio militar, siempre me lo decía y yo nunca le creí y des- pués de mucho tiempo llegué al sector público sin quererlo.”
Cuenta que le encantaba bajar a la playita entre clase y clase, era su sitio preferido en la Universidad para sen- tarse con sus compañeros. “Me decían sapa, caletera, porque siempre estaba en el piso cuarto, allá arriba, y me de- cían que estaba en el palomar porque no quería bajar nunca, porque estaba en primera fila”. Para ella estos fueron años maravillosos de compañeros, y re- cuerda que hizo parte de un clan bastante grande que era el de los costeños. La actual Ministra de Transporte considera que tuvo enormes profesores que la formaron como profesional, entre ellos el profesor Nieto Navia, a quien evoca con mucho cariño, y al doctor Juan Carlos Esguerra, quien le dictó Derecho Administrativo.
Para Natalia Abello el haber sido ja- veriana es fundamental en su vida de hoy: “Mi paso por la Universidad fue la columna vertebral de lo que soy yo en mi profesión, con el valor del saber y los valores humanos que me enseñaron, la rectitud, la honestidad y el compromiso social.”
Ahora su hijo también es javeriano y está estudiando Derecho.
Santiago Rojas Arroyo, abogado de la promoción 1991
Mira con nostalgia hacia atrás y ve en primer plano a sus compañeros; descubre en ellos que son el activo más valioso que dejó su paso por la Universidad, porque a su lado creció y aprendió de ellos muchos temas. Santiago Rojas Arroyo, actual Director de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (DIAN), recuerda que durante su paso por la Pontificia Universidad Javeriana hizo gran parte de sus amistades.
“Mi mejor recuerdo es ese ambiente universitario, en donde el derecho se respiraba en todas las esquinas”. Para él fue una época de muchas inquietudes, en donde cada uno estaba empezando a tratar de ubicarse a preguntarse hacia dónde iba su vida.
¿Anécdotas? Muchas, pero no para publicar, dice entre risas, aunque Jaime Cataño, Director Jurídico de la Universidad, le hace recordar que un día fue invitado a una de sus clases con la idea de hablarles a los estudiantes sobre lo que es la vida pública. “Levanten la mano quiénes lo conocen”, dijo el doctor Cataño, y ninguno la levantó. “Ni tan público soy”.
Recuerda con cariño a muchos de sus profesores, que según él marcaron su vida de manera impresionante, uno para cada momento de sus estudios. Algunos que desde el primer año de su carrera, lo inducían al derecho en materias como Obligaciones y en los temas de comercio, hasta el que él considera un gran maestro: Bernardo Gaitán Maecha, a quien reconoce por su gran trayectoria. Hoy, años después, ha descubierto que un buen criterio jurídico, es lo que más le ha aportado su paso por la Javeriana a su trayectoria pública. “Esa formación en criterio y una buena red de amigos que lo pueden ayudar a uno permanentemente, fue el gran aporte”.
Aurelio Iragorri Valencia, abogado de la promoción 1992
La felicidad ilumina el rostro del actual Ministro de Agricultura Aurelio Iragorri Valencia cuando se le pide recordar su paso por las aulas de la Pontificia Universidad Javeriana a finales de los años 80 y principios de los 90.
Su relato está lleno de anécdotas que cuenta entre risas, como el día en que el maestro Gaitán Mahecha lo regañó por no ponerle tono a la lectura. “Esto no es un canto gregoriano”, fueron las palabras que marcaron al doctor Iragorri.
Ahora reconoce los nervios que le producían los exámenes orales. “Yo me paraba en la puerta con angustia existencial a esperar mi turno y un día el doctor Esguerra, quien fue después mi compañero de gabinete, abrió repentinamente la puerta y me dijo ‘¿con muchas ganas de oír las preguntas? Espere y verá’, a partir de ahí nadie quería entrar conmigo a los exámenes”.
Recuerda también la famosa playita de Derecho, donde dice que hizo sus pinitos como comerciante. “Vendí los primeros calzones de licra que salieron al mercado, que los producía un amigo mío y tenían mucho éxito entre las mujeres, vendí camisetas y me hice muy cercano a la gente de todas las faculades y de todas las regiones del país”.
Uno de esos grandes amigos fue Luis Carlos Jacobsen. “Era lindo, era el más bonito del curso y yo lo llevaba de carnada al área donde estudiaban comunicaciones porque allá estaban las mujeres más lindas de la universidad, con excepción de mis compañeras de derecho, que todas eran lindas”, cuenta con picardía.
Dice que le debe a la Javeriana su carácter, la capacidad para dar respuestas rápidas, francas y frenteras buscando siempre que se hiciera justicia y la capacidad para aceptar al otro de forma real. “Yo saludo igual, con la misma energía, al que está en la mesa principal y al que está en la última fila del auditorio. Eso lo aprendí con los padres aquí en la Javeriana”.
Como consejo dice que no se debe estudiar nunca con el hermano. “Aprendí con mi hermana Cristina Iragorri que debíamos matricularnos en épocas diferentes para que no nos tocara entrar juntos a los exámenes orales, porque no hay nada peor que tener que responderle a un profesor cuando preguntaba ‘a usted le parece que lo dijo la alumna estuvo bien’. Siempre me tocó decir que estaba bien y eso sancionó un poco los resultados de mi carrera”, concluye entre carcajadas.