El lenguaje de las manos
El grupo estudiantil Enseñas Javeriana, a través de talleres y encuentros con estudiantes, se ha puesto en la labor de generar conciencia sobre la existencia de la población sorda en Colombia.
Mostrar la mano izquierda con la palma hacia abajo moviendo los dedos, luego tocarse el mentón con cada uno de los dedos y enseguida pasar el dedo índice sobre los labios, significa poner el pie izquierdo en el color rojo. La mano derecha con los cinco dedos extendidos y pasar a hacer un movimiento circular, significa poner la mano derecha en el círculo de color amarillo. Son nueve estudiantes de diferentes carreras de la Universidad Javeriana jugando twister. Se encuentran en la sala de grupos estudiantiles, ubicada en el tercer piso del edificio Fernando Barón, S.J., y a pesar de ser un juego que normalmente se desarrolla en medio de ruido, voces y algarabía, en esta ocasión no se escucha una palabra, solo las risas que originan las raras poses en las que terminan los jugadores. Es el twister para sordos. Cada uno de ellos presta total atención a las indicaciones de Catalina Chunza, estudiante de Psicología y Estudios Literarios, pues necesitan entender bien la seña para no equivocarse. La miran, interpretan su movimiento y ubican su cuerpo según las señas dadas. El juego se dificulta cuando los jugadores tienen en perfecto estado sus cinco sentidos y no son usuarios del lenguaje de señas. Esta es una de las maneras en las que el grupo estudiantil En-señas Javeriana, busca generar conciencia y sensibilización sobre la comunidad sorda: su lengua y cultura, entre los javerianos. Sergio Bernal y Juliana Borda, estudiantes de la Licenciatura en Lenguas Modernas, son los líderes de este grupo que surgió a mediados de 2016 gracias a la clase de Sociolingüística-Etnolingüística, donde tuvieron un acercamiento a las lenguas indígenas y al lenguaje de señas, y cayeron en la cuenta de que en la Universidad no había nada que tratara el tema del lenguaje de la comunidad sorda. Motivados por esta sensibilización e interés de inclusión de la población sorda, que según cifras del 2016 del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en Colombia son más de 450 mil personas entre hombres y mujeres, promovieron una recolección de firmas a través de redes sociales para solicitar a la Universidad una clase electiva que los acercara al lenguaje de señas. El resultado: más de 200 firmas en Facebook, Twitter e Instagram. “Al ver que habían tantas personas interesadas en aprender lenguaje de señas, supimos que limitarlo a una clase académica no era la solución. Fue entonces cuando pensamos que lo mejor era crear un grupo estudiantil, donde los estudiantes de todas las carreras pudieran ser parte de él y acercarse a esta lengua”, comenta Sergio. Su proceso de formación como grupo, apoyado directamente por la Vicerrectoría del Medio Universitario, consistió en comprender que “el lenguaje de señas implica conocer y entender la cultura, identidad y relacionamiento de la población sorda, antes de querer aprender su idioma como un simple ejercicio técnico”, explica Paula Beltrán Oviedo, coordinadora del Programa de Inclusión y Diversidad, del Centro de Fomento de Identidad y Construcción de Comunidad. La lengua de señas colombiana está decretada y reconocida por el Gobierno Nacional en la Ley 324 de 1996, en su artículo 2°, como propia de la comunidad sorda del país, con su propia gramática, sintaxis, vocabulario y usada por una comunidad específica, y el Instituto Nacional para Sordos (INSOR) es el único autorizado en el país para enseñar y certificar el lenguaje de señas. Con este contexto y un poco más aterrizados sobre la realidad, En-señas Javeriana inició su labor como grupo estudiantil con la realización de talleres teóricos y lúdicos en los que ellos mismos y sin más ayuda que la de un diccionario de lengua de señas y las orientaciones de un estudiante cuyo papá es no-oyente, aprendieron el abecedario, a deletrear su nombre, los colores y los números, entre otras palabras básicas. Su enfoque está en no ser indiferentes ante la población con algún tipo de condición y aunque ya saben que necesitan hacer un largo camino para enseñar el lenguaje de señas, siguen con el firme propósito de acercar la comunidad javeriana a la persona sorda para hacerle entender que “si nos acercamos a ellos podemos comprenderlos y aprender de su cultura”, dice Sergio. Sabemos que la Universidad está trabajando para ser una institución incluyente porque tiene varias zonas planeadas para permitir el fácil acceso a quienes tienen limitaciones físicas, pero hace falta más para que se acoja también a estas comunidades, no solo sordos, también ciegos”, comenta Juliana. Actualmente la Pontificia Universidad Javeriana, a través del Programa de Inclusión y Diversidad está trabajando en la inclusión, acompañamiento y asesoría a 25 estudiantes que han manifestado tener condiciones auditivas, 24 con restricciones motores y siete con limitaciones cognitivas, según las cifras a agosto de 2017 del sistema de actualización de datos que responden los estudiantes al momento de realizar su matrícula académica. En su estructura física, a parte de la implementación de rampas para sillas de ruedas, las oficinas de la Vicerrectoría del Medio Universitario ya están identificadas con el sistema de lectura braille. Margarita Tascón, coordinadora del Programa Participación Universitaria, describe a En-señas como uno de los grupos estudiantiles más activos, quienes ya tuvieron su primer encuentro con personas sordo-mudas del INSOR y tienen planeado realizar talleres y conversatorios con ellos y sus intérpretes. “La idea es aprender de ellos y comenzar a generar un vínculo entre el sordo y la comunidad, porque eso va a enriquecer mucho nuestra parte profesional y nuestro desarrollo personal, porque son individuos que están a nuestro lado”, comenta Sergio con emoción. Y es que cada uno de estos pasos tiene un fin claro para Sergio Bernal y Juliana Borda: convertirse en un espacio que fomente la investigación del lenguaje hacia este tipo de comunidad y lograr que algún día la Javeriana pueda tener entre sus estudiantes personas de la población sorda. “La idea es convertirnos en agentes del cambio y dejar un grano de arena en la Universidad”.