Abril 1986 | Edición N°: 907
Por: Diana Astrid Suarez O. | Odontóloga

Formación al servicio de la sociedad


Hay momentos verdaderamente solemnes en la vida: Hoy estamos viviendo con emoción uno de ellos.

Culminar la carrera, como quien sube a la cumbre, nos llena de entusiasmo, satisfacción y alegría… no sólo porque las cumbres dominan los horizontes, sino porque el pasado, fatigoso de esfuerzos y superaciones, van perdiendo sus perfiles amargos y quedan subrayados los momentos históricos de la vida con colores de fiesta, con esa nostalgia amable que nos deparan los recuedos de los días de la Universidad, de los compañeros y amistades imborrables y de la aventura por los caminos de la ciencia, siempre tan placenteros cuando los vivimos hombro a hombro, con profesores ilustres y Directivos eficientes, con quienes todo lo hemos compartido…

Con nuestros padres, hermanos y familiares, compañeros y amigos incondicionales a lo largo de nuestra faena, a quienes debemos agradecer su apoyo, paciencia y colaboración constantes, pues gracias a esto, hoy coronamos junto con ellos este hermoso triunfo que es tan nuestro como suyo.

Un pensador afirmaba que «Partir es morir un poco». Otro decía que «Un Adiós es una honda palabra que inventó la tristeza»; yo, sin contradecir estas afirmaciones, pienso que estos momentos de culminación y despedida de la Universidad encierran la nostalgia de los crepúsculos, pero también su luminosidad: Cuando «las cosas brillan más», cuando vemos mejor lo que dejamos: En primer lugar, un Alma Mater, cuyos títulos valen por la garantía de valores morales, por la formación integral y humana y por la profundidad de la ciencia.

En segundo lugar, por la excelencia de quienes ocupan las cátedras de la ciencia Odontológica y los puestos directivos de nuestra Facultad. Y en tercer lugar, porque un puñado de compañeros más cualificados y con mayor integración, no los volveremos a encontrar en la vida.

Esto tiñe de nostalgias las alegrías de nuestro pasado y hace vibrar en emociones las perspectivas de nuestro futuro…

Sin embargo, nuestro presente es firme; firme con la estabilidad de la cumbre que hoy hemos alcanzado y con la amplitud de los horizontes que empezamos a vislumbrar.

Nuestra formación se pone al servicio de una sociedad, en este momento traumatizada.

La Ciencia que hemos recibido, no solo debe responder a las necesidades actuales de la Patria, sino también a prevenir sus futuros daños… y aunque la ciencia, en nuestro caso, se especializa en un aspecto de la salud del pueblo colombiano, la calidad, la responsabilidad y la dedicación de nuestro servicio, nos augura el éxito en nuestra profesión y en nuestra vida social y comunitaria. Pongamos en alto lo que hemos recibido como quien iza una bandera de salvación, porque ser JAVERIANOS es algo fundamental en nuestras vidas… porque tenemos algo que poner, y mucho que dar en h reconstrucción de nuestra patria dolorosa y sangrante.