Cadenas de solidaridad con la Guajira, Mocoa y Manizales
Las toneladas de ayudas que se recolectaron en la Universidad son solo una muestra del espíritu solidario que tienen los javerianos.
En los últimos tres años en el departamento de la Guajira han muerto por desnutrición 171 guajiros, 510 mil personas viven en la pobreza y no tiene sus necesidades básicas satisfechas. En Mocoa, en la madrugada del 1 de abril, una avalancha por la creciente de tres ríos dejó por lo menos 328 personas fallecidas, 67 desaparecidas, 400 heridas y cerca de 20.000 damnificados. Y en Manizales, en la madrugada del 19 de abril, cayó en una sola noche la misma cantidad de agua que cae en mes de lluvias, provocando deslizamientos de tierra en 25 barrios diferentes, con un saldo de 17 muertos, 23 heridos y 500 familias evacuadas de sus viviendas. Estas tres tragedias convocaron la solidaridad de cientos de javerianos como Viviana Reyes Pinzón y Andrés Felipe Quiñónez, de Medicina; Camila Andrea Amado Caicedo y Nelly Andrea Bernal Murcia, de Enfermería; Alejandra Viveros, de Nutrición y Dietética; Mario Cabal, de Teología; y María del Mar Reyes, de Derecho. Estudiantes que se pusieron la camiseta para ayudar a aliviar de alguna forma el sufrimiento en estas tres regiones del país. Misión en la Guajira La Javeriana participó con cuatro estudiantes en la misión humanitaria “Juntos por la Guajira”, que se clausuró el 31 de marzo y que fue promovida por la Armada de Estados Unidos y las fuerzas militares de Colombia. La misión duró 10 días y atendió a cerca de 10 mil personas con tratamientos de medicina general, pediatría, optometría, odontología, ginecología, fisioterapia, psiquiatría, dermatología, ortopedia, cardiología, nutrición, exámenes de laboratorio, exámenes radiológicos, rayos X dentales, además de prescricpiones farmacéuticas y entrega de gafas. También se realizaron tratamientos veterinarios. La mayoría de los que conforman las comunidades de Mayapo y de las rancherías cercanas a este municipio guajiro recibieron por primera vez en su vida una atención médica. “Fue una experiencia muy enriquecedora y satisfactoria, pero al mismo tiempo fue un choque de emociones porque es muy duro y difícil ver las necesidades que tienen ellos. Personas de la comunidad Wayuu me expresaron que nunca hubieran podido acceder a un médico, un oftalmólogo o un dermatólogo si nosotros no hubiéramos estado allí. Eso hace que tú corazón se llene de amor y de ganas por seguir poniendo todo de ti para el bienestar de la comunidad y por seguir apostando por tú país”, contó la estudiante de Enfermería Nelly Andrea Bernal. Por su parte, la estudiante de Medicina Viviana Reyes resaltó el contraste que hay entre los pacientes de la ciudad y los de una cultura completamente diferente como la guajira. “Uno no se enfrenta acá a esa realidad social. Algunos hacían fila desde el día anterior para ver un médico, había niños que nunca habían visto a un pediatra, mujeres con siete meses de embarazo que nunca habían tenido un control prenatal y personas que pensaban que tener un acné era una maldición. Me abrió los ojos a la realidad del país”.
Toneladas por Mocoa
Alejandra Viveros, estudiante de décimo semestre de Nutrición y Dietética, llegó a Bogotá hace seis años desde su natal Mocoa. La noticia sobre la tragedia en su ciudad la vivió prácticamente en directo, narrada vía telefónica por sus familiares y amigos. “Desde la medianoche empecé a recibir muchos audios y videos. Mi familia y mis amigos viven cerca de los barrios que desaparecieron y hasta allá llegó todo lo que arrastró la avalancha. Fue difícil, mi hermano me decía: -Escucho el río muy cerca, no sé para dónde irme. A las 6:00 de la mañana con la luz del sol se vio lo peor y de inmediato pensé en que tenía que hacer algo”. A las 8:00 de la mañana ya estaba reunida con familiares y amigos, fue a la Cruz Roja y le dijeron que no podían recibir donaciones, así que buscó una carpa para sentarse a recibir ayudas y al no encontrarla se ubicó en una esquina de Chapinero con una mesa, dos sillas y dos carteles. “El apoyo de la gente fue increíble. Reunimos 21 toneladas en solo ese punto y las entregamos a través del Club de Leones Internacional”. Mario Cabal, primo de Alejandra, es estudiante jesuita de Teología. Después de verificar a las 7:00 de la mañana que su familia estaba bien, pero con el dolor de saber que personas cercanas perdieron todo, inmediatamente llamó a un compañero jesuita y se comunicaron con el padre Luis Alfonso Castellanos, S.J., Vicerrector del Medio Universitario, con quien se activaron los protocolos para recibir ayudas en la Javeriana los días martes y miércoles. En dos días se recogieron 8 toneladas. “El trabajo de los javerianos es de resaltar, muchos estudiantes se unieron a esta causa y se logró consolidar este tejido de amor que fue creciendo. Fue ver que si uno piensa en los demás, no importan las diferencias, vamos entregando y donando nuestro corazón”.
Todos por Manizales
María del Mar Reyes es manizaleña, llegó hace dos años a Bogotá y está terminando cuarto semestre de Derecho. Ella fue una de las líderes universitarias en las labores de recolección de ayudas por Manizales. “Esa mañana en que me enteré de la tragedia yo no tenía clases, pero me desperté temprano porque mi mamá envió un montón de fotos al grupo familiar. Ella trabaja en Aguas de Manizales y les informan muy rápidamente de estas cosas”, contó. Su bachillerato lo terminó en una institución jesuita, el colegio San Luis Gonzaga, y allí dice que aprendió a sentir más cercanas a las personas que pasan necesidades, por eso tomó la iniciativa de conformar un grupo de Whatsapp con manizaleños y de buscar apoyo en la Universidad para recoger ayudas para los damnificados. “A pesar de que los medios de comunicación no mostraron la real magnitud de lo que pasó y los ciudadanos se mueven mucho por eso, tuvimos una respuesta grande y la gente se solidarizó con la causa así no fuera algo propio”. Con la colonia de manizaleños en Bogotá, en contacto gracias a un grupo de Facebook, lograron recoger 8 toneladas que enviaron en dos camiones a Manizales.