1 de Junio del 2015 | Edición N°: Año 54 N° 1308
Por: Redacción Hoy en la Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



El 27 de mayo la Pontificia Universidad Javeriana rindió un homenaje a los javerianos que forman parte del alto gobierno. La revista Hoy en la Javeriana entrevistó a cuatro de ellos para recordar su época de estudiantes.

Néstor Humberto Martínez Neira, abogado de la promoción 1979

El  primer  ministro  de  Presidencia  que tuvo  Colombia,  cargo  creado  por  Juan Manuel Santos el 13 de agosto de 2014, se refirió a la Javeriana como “la casa de  sus  amores  intelectuales”,  pues  fue allí en esta Universidad donde se graduó como abogado en 1979.

“De  lejos  el  estudio  es  el  recuerdo más  agradable  que  tengo  de  la  Javeriana”, dijo el ahora ex Ministro, quien se define a sí mismo como “realmente un nerd” pues pasaba gran parte de sus días  en  la  biblioteca,  recordando  que fue  su  generación  la  que  inauguró  en 1976  la  actual  Biblioteca  General  Al- fonso Borrero Cabal, S.J.

“Yo  me  dedicaba  con  pasión  al  estudio y a la vida en biblioteca, guardo unos recuerdos muy muy gratos de esa época”,  contó  emocionado,  resaltando con cariño y gratitud a algunos de sus grandes maestros como Ramón Eduardo Madriñán, Gabino Pinzón y Bernardo Gaitán Mahecha, quien además fue profesor de su padre y de su hijo.

Finalmente,  el  doctor  Martínez  Neira considera que el gran aporte que le brindó  la  Javeriana  para  su  vida  como servidor público, en la cual se ha destacado   como   Ministro   de   Justicia   y Ministro del Interior, es “el sentido del humanismo, el sentido del servicio, del honor y de la responsabilidad”.

Natalia Abello Vives, abogada de la promoción 1991

Lleva  casi  cinco  años  en  el  sector  público, aunque nunca soñó estar en este, pues siempre se desempeñó en el sector privado. Secretaria general en la Alcaldía de Barranquilla y ahora Ministra de Transporte,  ella  es  Natalia  Abello,  una egresada  javeriana  que  cree  que  su compromiso  social  está  en  sus  genes, pero también en lo que le aportó la Universidad.

Natalia recuerda “muy orgullosamente” los cinco años “maravillosos” de su carrera  en  la  época  del  padre  Giraldo, a  quien  considera  responsable  de  sus valores.  “Vengo  de  una  familia,  de  un padre que fue javeriano y ministro también.  El  Padre  Giraldo  siempre  me  lo decía, siempre me lo recalcaba, siempre los valores javerianos hay que dejarlos en  alto,  el  sector  público  es  parte  de nuestro  compromiso  con  la  sociedad, hay que prestar el servicio militar, siempre me lo decía y yo nunca le creí y des- pués de mucho tiempo llegué al sector público sin quererlo.”

Cuenta  que  le  encantaba  bajar  a  la playita entre clase y clase, era su sitio preferido  en  la  Universidad  para  sen- tarse con sus compañeros. “Me decían sapa,  caletera,  porque  siempre  estaba en el piso cuarto, allá arriba, y me de- cían  que  estaba  en  el  palomar  porque no  quería  bajar  nunca,  porque  estaba en primera fila”. Para ella estos fueron años maravillosos de compañeros, y re- cuerda que hizo parte de un clan bastante grande que era el de los costeños. La actual Ministra de Transporte considera que tuvo enormes profesores que la  formaron  como  profesional,  entre ellos  el  profesor  Nieto  Navia,  a  quien evoca  con  mucho  cariño,  y  al  doctor Juan Carlos Esguerra, quien le dictó Derecho Administrativo.

Para Natalia Abello el haber sido ja- veriana  es  fundamental  en  su  vida  de hoy: “Mi paso por la Universidad fue la columna vertebral de lo que soy yo en mi profesión, con el valor del saber y los valores humanos que me enseñaron, la rectitud, la honestidad y el compromiso social.”

Ahora su hijo también es javeriano y está estudiando Derecho.

Santiago Rojas Arroyo, abogado de la promoción 1991

Mira con nostalgia hacia atrás y ve en primer plano a sus compañeros; descubre en ellos que son el activo más valioso que dejó su paso por la Universidad, porque  a  su  lado  creció  y  aprendió  de ellos   muchos   temas.   Santiago   Rojas Arroyo,  actual  Director  de  la  Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia  (DIAN),  recuerda  que  durante su paso por la Pontificia Universidad Javeriana hizo gran parte de sus amistades.

“Mi  mejor  recuerdo  es  ese  ambiente universitario,  en  donde  el  derecho  se respiraba en todas las esquinas”. Para él fue una época de muchas inquietudes, en donde cada uno estaba empezando a tratar de ubicarse a preguntarse hacia dónde iba su vida.

¿Anécdotas?  Muchas,  pero  no  para publicar, dice entre risas, aunque Jaime Cataño, Director Jurídico de la Universidad, le hace recordar que un día fue invitado a una de sus clases con la idea de  hablarles  a  los  estudiantes  sobre lo que es la vida pública. “Levanten la mano quiénes lo conocen”, dijo el doctor  Cataño,  y  ninguno  la  levantó.  “Ni tan público soy”.

Recuerda con cariño a muchos de sus profesores,  que  según  él  marcaron  su vida de manera impresionante, uno para cada momento de sus estudios. Algunos que desde el primer año de su carrera, lo inducían  al  derecho  en  materias  como Obligaciones y en los temas de comercio,  hasta  el  que  él  considera  un  gran maestro:  Bernardo  Gaitán  Maecha,  a quien reconoce por su gran trayectoria. Hoy,  años  después,  ha  descubierto que un buen criterio jurídico, es lo que más le ha aportado su paso por la Javeriana  a  su  trayectoria  pública.  “Esa formación  en  criterio  y  una  buena  red de amigos que lo pueden ayudar a uno permanentemente, fue el gran aporte”.

 

Aurelio Iragorri Valencia, abogado de la promoción 1992

La felicidad ilumina el rostro del actual Ministro de Agricultura Aurelio Iragorri Valencia cuando se le pide recordar su paso por las aulas de la Pontificia Universidad Javeriana a finales de los años 80 y principios de los 90.

Su relato está lleno de anécdotas que cuenta entre risas, como el día en que el maestro Gaitán Mahecha lo regañó por no  ponerle  tono  a  la  lectura.  “Esto  no es un canto gregoriano”, fueron las palabras que marcaron al doctor Iragorri.

Ahora  reconoce  los  nervios  que  le producían los exámenes orales. “Yo me paraba en la puerta con angustia existencial  a  esperar  mi  turno  y  un  día  el doctor  Esguerra,  quien  fue  después  mi compañero de gabinete, abrió repentinamente la puerta y me dijo ‘¿con muchas ganas de oír las preguntas? Espere y verá’, a partir de ahí nadie quería entrar conmigo a los exámenes”.

Recuerda  también  la  famosa  playita de  Derecho,  donde  dice  que  hizo  sus pinitos  como  comerciante.  “Vendí  los primeros calzones de licra que salieron al  mercado,  que  los  producía  un  amigo mío y tenían mucho éxito entre las mujeres, vendí camisetas y me hice muy cercano a la gente de todas las faculades y de todas las regiones del país”.

Uno   de   esos   grandes   amigos   fue Luis Carlos Jacobsen. “Era lindo, era el más bonito del curso y yo lo llevaba de carnada  al  área  donde  estudiaban  comunicaciones  porque  allá  estaban  las mujeres  más  lindas  de  la  universidad, con  excepción  de  mis  compañeras  de derecho, que todas eran lindas”, cuenta con picardía.

Dice que le debe a la Javeriana su carácter, la capacidad para dar respuestas rápidas,  francas  y  frenteras  buscando siempre que se hiciera justicia y la capacidad  para  aceptar  al  otro  de  forma real.  “Yo  saludo  igual,  con  la  misma energía, al que está en la mesa principal y al que está en la última fila del auditorio. Eso lo aprendí con los padres aquí en la Javeriana”.

Como consejo dice que no se debe estudiar nunca con el hermano. “Aprendí con  mi  hermana  Cristina  Iragorri  que debíamos  matricularnos  en  épocas  diferentes para que no nos tocara entrar juntos a los exámenes orales, porque no hay nada peor que tener que responderle a un profesor cuando preguntaba ‘a usted  le  parece  que  lo  dijo  la  alumna estuvo bien’. Siempre me tocó decir que estaba bien y eso sancionó un poco los resultados de mi carrera”, concluye entre carcajadas.