La sociedad que aprende paz… La sociedad que enseña paz
Palabras de apertura del Encuentro Nacional de Educación para la Paz realizado el 1 y 2 de octubre de 2015.
ste encuentro es una iniciativa del Comité de Impulso y del Consejo Nacional de Paz, que es un órgano asesor del Presidente de la República conformado por 34 sectores de la Sociedad Civil y del Estado, con casi 90 miembros. A partir de este año el Consejo Nacional de Paz se encuen- tra sesionando de manera regular y ha definido que el punto prioritario de su agenda de trabajo es la Pedagogía y Educación para la Paz, seguido de la Paz Territorial.
Este encuentro es también el resultado de un cambio en el proceso de paz. Según las últimas declaraciones del Gobierno y las FARC, han entrado en la recta final del proceso de negociación. Ello significa el comienzo en firme de la construcción de la paz entendida, como expresara Butros Butros-Ghali en el documento seminal de Naciones Unidas, el establecimiento de las condiciones para que el conflicto armado no vuelva a emerger.
En la historia de Colombia hemos terminado exitosamente varias negociaciones con los actores armados más diversos: los partidos políticos tradicionales en los 1950, un grupo importante de guerrillas en los 1980, una parte de los grupos paramilitares en 2005. Pero en lo que hemos fallado estrepitosamente es en la construcción de paz, porque después de esos acuerdos no hemos logrado garantizar que el conflicto armado no va a retornar.
La Educación para la Paz es uno de los mecanismos fundamentales de la construcción de la paz. Todas las fuerzas políticas están de acuerdo con ello. Si logramos sacar el conflicto armado de nuestro ejercicio de la política mediante la negociación, corresponde a la educación sacar el conflicto armado de nuestras mentes, nuestros espíritus y nuestros corazones.
Se trata de cambios cognitivos y políticos: cambiar lo que sabemos. Pero igualmente se trata de cambios afectivos, que tocan los sentimientos morales, la ética colectiva y particularmente la estética. Tal como lo ha puesto de manifiesto Michael Taussig, no será fácil superar la profunda atracción por las armas, el uso indiscriminado de la violencia, los carros blindados, las masacres o el cambio del cuerpo a través de la generalización de extremas medidas de cirugía plástica1. Se trata de cambios en las matrices de sentido, es decir de lo que puede producir significado, como las religiones o las culturas.
La educación para la paz no puede ser en manera alguna la legitimación o justificación ciudadana de un régimen pos negociación que mantenga las estructuras de injusticia.
Al contrario, la educación para la paz debe habilitar a las personas para participar en las decisiones colectivas, para organizarse, para expresar los conflictos, para defender sus derechos, sus comunidades y territorios. Ciudadanos activos, que puedan salir del silencio y la exacerbación de lo privado que impone el conflicto, para trasladarse a esferas públicas, en las que ellos y las instituciones están habilitados para entrar en verdadera conflictividad no armada.
La educación para la paz consiste en pasar de la conflictividad armada a la conflictividad no armada. Es decir, la recuperación de la política para la sociedad civil.
Hipótesis
Las hipótesis que hemos desarrollado para este Encuentro son sencillas y muy potentes:
- La educación para la paz no se circunscribe a la escuela sino que debe abarcar la sociedad en conjunto
Que haya que educar a la sociedad en su conjunto y al Estado, significa que es necesario pensar en programas dirigidos a los más diversos segmentos sociales. Si bien está más a la mano el sistema formal de educación básica y media con los niños y jóvenes, la educación para la paz debe cubrir a adultos y ancianos, mujeres y hombres, en los campos y ciudades, de las diversas etnias y todas las clases sociales.
Habrá que educar para la paz al Estado.
El sujeto de educación en el Estado NO se limita a la Fuerza Pública. Se extiende a todos los funcionarios: los de elección popular, de carrera y ocasionales; en todas las ramas del poder público y a todos los niveles desde el centro hasta las entidades territoriales. Habrá que desarmar el derecho, y los procedimientos, el trato del Estado a los ciudadanos, los modos de toma de decisiones, los mecanismos de participación.
Y habrá que educar a la sociedad civil para la paz.
Nuevas dirigencias empresariales, nuevos medios de comunicación, nuevos profesionales, nuevas organizaciones no gubernamentales. Nuevos artistas y científicos sociales, entrenados para investigar los problemas más angustiosos de la paz, entrenados para relacionarse con instituciones, comunidades y víctimas. No más élites encerradas en mundos artificiales protegidos por guardias de seguridad, cámaras y púas, tomando decisiones sobre lo que pasa en un exterior al que no han ido jamás.
- El conjunto de la sociedad como educador
La estructura de este encuentro también propone que son muchos y muy diversos los educadores llamados a asumir estas tareas. Comenzamos por supuesto por los profesores del sistema formal. Ellos han reflexionado largamente sobre este campo, y a ellos dedicamos unos segmentos importantes del programa.
Junto a ellos están los profesores de la educación superior en las universidades y en la formación para el trabajo. Y nos encontramos con la amplia experiencia de las ONG en la formación de ciudadanos, por fuera del circuito educativo formal. Las comunidades organizadas generando procesos de formación popular o la vitalidad de las propuestas de los grupos de indígenas y negros en la educación para la paz.
Ciudadanos educando a ciudadanos. La labor pedagógica como mecanismo terapéutico que cura a quien enseña y cura a quien aprende.
En conclusión, la educación para la paz es el comienzo de la construcción de paz. Es el campo en el que hemos fracasado y en el que necesitamos ser exitosos en el futuro.
Estamos la sociedad civil, el Estado y la cooperación internacional trabajando en la construcción de la Paz. Nuestro encuentro sobre educación para la paz es una manera concreta de darle viabilidad al posconflicto.
La educación para la paz consiste en pasar de la conflictividad armada a la conflictividad no armada. Es decir, la recuperación de la política para la sociedad civil.