Octubre 2009 | Edición N°: año 48 No. 1252
Por: Fernando Carrillo Flórez | *Abogado y Socioeconomista Javeriano con maestrías en Derecho y Administración Pública de la U. De Harvard. Exministro de Justicia y miembro de la Asamblea Constituyente. En la actualidad es Director Alterno del BID para Europa con sede en París. Ha sido Profesor del Instituto de Estudios Políticos de Paris y del Centro de Estudios Constitucionales de España.



*Abogado y Socioeconomista Javeriano con maestrías en Derecho y Adminis- tración Pública de la U. De Harvard. Exministro de Justicia y miembro de la Asamblea Constituyente. En la actua- lidad es Director Alterno del BID para Europa con sede en París. Ha sido Profe- sor del Instituto de Estudios Políticos de Paris y del Centro de Estudios Constitu- cionales de España

EL GRAN reto de la generación presente es la globalización política. Los esfuerzos recientes del G20 por dejar atrás el unilateralismo y apostarle al diálogo y a la concertación para solucionar los problemas generados por la crisis actual son pasos certeros hacia una gobernabilidad global fundada en la democracia y la cooperación. hasta hace muy pocos meses el multilateralismo era una mala palabra, muestra de debilidad y de ineficacia en el plano internacional. hoy, los estados nacionales se ven obligados a repensar su inserción en el mundo de acuerdo con nuevas coordenadas para las cuales se requieren nuevas reglas de juego. a generaciones anteriores les ha correspondido lidiar con la globalización económica y con los efectos no siempre positivos de la misma en el terreno social. La inseguridad pública y el desempleo son por ejemplo males públicos globales que ponen en entredicho la legitimidad del estado y de la democracia. Por ello, la concepción tradicional de la soberanía cede espacio a nuevas fuerzas y nuevos actores que se mueven simultáneamente en lo global y en lo local. La política trata de ponerse al día para alcanzar a la economía y regular lo social. salí de Colombia con las herramientas que me entregó la Javeriana en los inicios de una apertura del país a un mundo que comenzaba a reconfigurarse después de la caída del Muro de Berlín. cuando a finales de los ochenta, como novel abogado javeriano pisé el campus de una universidad en el noreste de estados unidos para adelantar una maestría en derecho, traía en mi equipaje el gran temor de haberme equivocado por haber escogido un país cuya tradición jurídica era ajena a lo que me habían enseñado en el edificio central de la Javeriana durante cinco años. hoy todas las ramas del derecho están invadidas de derecho americano en un proceso conocido como la anglosajonización del derecho latinoamericano. hoy es responsabilidad del derecho, al margen de su familia jurídica, regular los comportamientos irresponsables del sistema económico que han generado malestar, desconfianza, inseguridad e inequidad.

La solución de nuestros problemas internos debe comenzar a tomar una dimensión internacional que ni los más parroquianos se atreven a poner en entredicho. Por ejemplo, el proceso constituyente colombiano de 1991 abrió una tendencia regional a darle nuevos contenidos a constituciones centenarias que habían sido concebidas en épocas de centralismo, autoritarismo, exclusión y poca preocupación por los derechos fundamentales de los ciudadanos. hoy no solo se hace política dentro de las fronteras. en la actualidad, una decisión de una autoridad en Nueva York o Bruselas, de unos parlamentarios en Madrid, de unos jueces en La haya o de una ONG nórdica puede tener más repercusiones sobre nuestro futuro que la normatividad que expiden nuestro ejecutivo y Legislativo local. La gran pregunta es si estamos preparados para tanta globalidad y cómo lo estamos haciendo.

Los cambios que debe experimentar la sociedad colombiana deben ser directamente proporcionales a las transformaciones que ha sufrido el mundo global. Para ello, se requieren nuevos liderazgos y nuevas ideas que permitan relanzar el debate sobre una agenda de desarrollo político con una visión global que los actores violentos pretenden arrebatarnos desde hace medio siglo. La Javeriana tiene que apostar una vez mas a formar esos dirigentes globales para superar un déficit de liderazgo que nos está saliendo muy caro.