
Por una formación integral
Neojaveriano: Bienvenido hoy a esta casa grande de la Universidad Javeriana, prolongación del hogar y del colegio.
Como un bajel nuevo llegas a la mar de la vida universitaria. Te deseo buen viento y buena mar!

Atrás quedó el colegio con toda su carga de ilusiones, su adolescencia incierta y los albores de la primera juventud.
Delante: toda esta empresa del saber que es la Universidad, que de un lado exige madurez para afrontarla, pero de otro, va proporcionando día a día mayor madurez humana.
En el Templo de la Sabiduría se oirá a cada paso que el cometido triple de la Universidad es: la investigación, la docencia y el servicio. Un trípode sobre el que va a reposar la formación de las personas, pero a condición de que dicha formación sea integral. Que abarque todos los aspectos de este misterioso ser de hombres que llevamos. No se puede desconocer ningún aspecto de la persona humana. Ni menos suprimirlo injustificadamente o reducirlo. La investigación, la docencia y el servicio, deben hacer al hombre más hombre, desarrollándolo en todas sus dimensiones, para tratar luego de construir otras personas humanas también en dimensión integral.
Todos somos perfectibles. Todos somos proyectos de existencia. Todos poseemos potencialidades insospechadas. El hombre es un ser abierto al «más» y a lo «mejor». Pero sobre la base de un equilibrio, de una equidistancia entre todas esas dimensiones y potencialidades.
En la formación integral de la persona, entran prioritariamente la formación de la cabeza, es decir la investigación y la docencia. Por eso en la Universidad se continúa este autoproceso de formación académica que llenará gran parte de la vida universitaria. La más voluminosa. En la relación alumno – profesor. En el binomio enseñanza-aprendizaje. En el esfuerzo permanente, tedioso por lo rutinario, pero gratifican te en fin de cuentas, de adueñarse de una ciencia esquiva que nos aguarda en el trasfondo de la realidad circundante.
Pero el hombre no es sólo cabeza. Es también corazón. Y manos. Y pies. Y un manojo de sentimientos y afectos y habilidades manuales y artísticas que hacen posible todas las manifestaciones culturales, o sea, la relación del hombre con las cosas, con su entorno. Un hombre mal – formado sería una especie de monstruo: con una cabeza enorme y un cuerpo de enano; o viceversa, con un cuerpo de gigante y una cabeza de pigmeo.
Es fuerza buscar un equilibrio, una proporción. Un ser humano sin abultamientos o esquinosidades deformantes. Una persona humana en formación integral.
Esto es lo que estatutariamente ofrece la Universidad Javeriana, desde la filosofía cristiana que la inspira. Desde el concepto de hombre y de mundo que maneja. Sin desconocer ni menos recortar en este hombre ninguna de sus dimensiones. Más aún, subrayándolas todas y enfatizando muy en especial la dimensión trascendente, que liga al hombre y al mundo con un Ser Superior, Dios, quien en nuestra fe cristiana, se nos ha concretizado y visualizado y acercado en la persona de Jesucristo, Dios verdadero y hombre perfecto.
Con las consecuencias ético-morales que de ahí derivan para el comportamiento humano.
Al terminar estas Iíneas, te reitero, neojaveriano, un saludo de bienvenida a la Universidad. Ella se sitúa no en línea de discontinuidad con tu vida del hogar y del colegio, sino en línea de prolongación y de avance hacia tu formación integral.
Para ello te ofrece toda el área académica por supuesto, pero muy específicamente el área novedosa en la Javeriana, del Medio Universitario con sus cinco sectores:
– Pastoral
– Asesoría Psicológica
– Cultural y Deportivo
– Salud
– Consultorías Universitarias
Teniendo ambas áreas como soporte, la administrativo-financiera.
En plena juventud tienes planteado un desafío: a ser más y mejor. A procurar tu formación integral. A crear tu propia historia, sin ser inferior a las circunstancias.