Abril 2020 | Edición N°: Año 59 N° 1356 – Abril 2020
Por: Redacción Hoy en la Javeriana | Dirección de Comunicaciones



Gloria Alzate
Egresada de Psicología

Este período me ha enseñado a valorar las cosas importantes de la vida y aprender a vivir de una manera diferente. Esta experiencia me ayudará a tener una vida más sencilla en el futuro, a compartir más tiempo con mi familia y a agradecer cada instante de la existencia, como un regalo para ser mejor y trabajar por los demás.

 

Eduardo Andrade Rivera
Estudiante de Ciencia Política 

El aprendizaje que me ha dejado el confinamiento es valorar cada día desde la acción más pequeña hasta lo que lo define. Porque no sabemos cuándo puede ser ese día que de la nada cambie nuestra rutina y nuestra cotidianidad otra vez. Hay muchas cosas que no valoraba antes como estar con otras personas en un salón de clase y compartir, hasta el mismo transporte público. También me ha enseñado a ser consciente de la gran desigualdad que hay en el país en salud, asistencia social, en la economía del hogar. Esta situación saca a relucir las diferencias.

César Tulio Ossa R.
Director de Educación Continua

La coyuntura por la que atraviesa el mundo en estos momentos nos invita a ser conscientes de la responsabilidad social de la academia y a comprometernos con las necesidades educativas del momento.

 

Luis Miguel Curaca Suárez
Mensajero y conductor del Centro Pastoral San Francisco Javier

Las cosas podrán ser mejores siempre y cuando tengamos a Dios en nuestro corazón.

La vida no se trata de esperar a que pase la tormenta. Se trata de aprender a vivir con las condiciones que tengamos y aprovechar al máximo lo que tenemos ahora. Este confinamiento nos ha enseñado que nada ni nadie es más importante que Dios, que debemos perdonar y pedir perdón, que debemos apreciar nuestras familias y ayudar a las personas más vulnerables.

Andrés Galeano
Comunicador del programa Cosmos

Es un espacio para aprender, para adaptarse y para darse cuenta de muchas cosas que realmente importan. Hay algo que tengo claro y es que todo va a estar bien, de una forma distinta, pero saldremos adelante.

 

Harold Pouchard
Egresado de Artes Visuales

En estas cuatro paredes, creo, dibujo, canto, retomo viejas habilidades y sobre todo me conecto más conmigo mismo y con Cristo.

 

 

Mónica Silva Añez
Directora Centro de Identidad y Comunidad

La sutil conexión entre los ritmos y cuidado personal, de las acciones y cuidado familiar y colectivo y de los impactos en la comunidad y el entorno.

 

 

Claudia Tatiana Velasco Amado
Estudiante de Música con énfasis en Ingeniería de Sonido

Para mí el principal aprendizaje es a ser paciente y entender el significado del tiempo. Pues la rutina diaria que tenía antes del confinamiento era acelerada, no tenía tiempo para hacer algo diferente a mis obligaciones con la Universidad. Y esta cuarentena me ha enseñado a detenerme. Seguramente hoy vemos que todo puede ser incierto, pero cuando esto pase agradeceremos por el crecimiento personal que estamos teniendo en este momento.

 

Diana Carolina Morales Roa
Profesional Programa Inclusión

Este aislamiento me ha mostrado el valor de ir «hacia adentro», los seres humanos hemos puesto lo importante, el disfrute, el éxito, la libertad siempre afuera, siempre mirando hacia afuera, consumiendo del afuera para sentirnos plenos. Ir hacia adentro permite verse, confrontarse, perdonarse, agradecer… ver la grandeza que nos habita y todo lo que tenemos para entregar. Esta pausa puede inspirarnos enormemente, porque si somos capaces de ir voluntariamente hacia adentro y lo incorporamos a nuestra vida, seremos más consientes, más respetuosos de los procesos personales de los otros, más comprometidos con nuestro propio crecimiento y más agradecidos con los momentos de encuentro.

Shadday Triana Ángel
Comunicador del Instituto de Bioética

Más que un periodo de crisis, esta situación debe ser vista como una oportunidad para aprender a valorar la vida. Hoy más que nunca debemos entender la importancia de la ética del cuidado; solo así podremos pensar en un futuro.

 

Gabriela Tello Peñaloza
Estudiante de Música con énfasis canto lírico

Lo más importante que he aprendido es a ser proactiva con mis estudios, mi familia, mis amigos y mi mente. Es decir, ser constante y trabajar todos los días con mucha conciencia en mis acciones para enriquecer esos aspectos de mi vida. También me ha enseñado autonomía, aprender a ser y estar por mi cuenta. Ha sido un tiempo muy valioso, para conocer y ponerle atención a mis pensamientos y sentimientos diarios.

Juan Felipe Bernal Uribe
Director del Doctorado en Economía, Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas

Durante este período de confinamiento he reflexionado sobre el hecho de que cuando estamos comprometidos con la búsqueda de la excelencia, en todas las dimensiones de nuestras vidas, los resultados positivos se ven reflejados inclusive en situaciones negativas, tan inesperadas y extremas como las actuales.

 

Leidi Yoana Moreno Reyes
Secretaria de la Dirección del Centro Pastoral San Francisco Javier

He podido darle más importancia al «estar aquí y ahora». Permitir que mi presencia total calle algunos ruidos y pueda inspirarme para vivir en equilibrio; disfrutar de las pequeñas y grandes cosas de la vida.

 

Roberto Vela Mantilla
Coordinador Promoción de la Identidad Institucional

«He aprendido a hacerme cargo de las dificultades y de los retos, pero no desde la queja o la preocupación, sino desde una actitud proactiva y asertiva, siempre dispuesto a aprender y a colaborar».

 

Mónica Robayo
Periodista externa, Dirección de Comunicaciones

He podido acercarme más a Dios a mí manera y a reconocer que somos el virus del planeta y esta cuarentena ha sido el mejor respirador para él. Me inspira a ver la vida y cada detalle con más respeto.

 

Yerika Alejandra Espitia Casallas
Secretaria de la Vicerrectoría Académica

Aprendí a ser más consiente de mi misma y mi entorno. Comprendí lo efímero de la vida y me motiva a soñar con un mejor mañana con fe y amor.

 

 

Orlando Herrera Castro
Conductor de Rectoría

En esta aventura aprendimos que el verdadero valor del tiempo está en cómo decidimos vivirlo, disfrutarlo y aprender de él, junto con quienes elegimos como compañeros de aventura.

 

Adriana Peña 

Auxiliar Administrativo Centro de Fomento de la Identidad y Construcción de la Comunidad

Este periodo ha sido para amar, agradecer, valorar, meditar, cuidarnos en familia.  Así llegaremos a caminar juntos para contribuir en el bien de todos y de nuestro planeta.

 

Juliana Andrea Martínez Blanco
Coordinadora Programa Semilleros de Fe, Centro Pastoral San Francisco Javier

Me ha permitido mirar hacia mi interior, valorando cada instante de mi vida así como las personas que hacen parte de ella, el tiempo vivido, las sonrisas entregadas, las lágrimas compartidas, las palabras expresadas sinceramente. Sé que cada aprendizaje nos permitirá resignificar nuestra existencia y la de todas las especies que conviven con nosotros, pues dejaremos de apreciar la normalidad y la rutina, para reinventarnos cada día ante los desafíos que nos esperan.

Liz Franchezca Serrano Pulido
Coordinadora del Programa Cultura y Hábitat

En la Universidad desde el año pasado hemos vivido experiencias fuertes e intensas sin precedentes. Cuando repaso cada momento puedo reconocer que hemos aprendido a ser resilientes y adaptarnos rápidamente al cambio. Dichas cualidades desarrolladas como comunidad, sin duda alguna, serán fundamentales para enfrentar conjuntamente los desafíos que el futuro nos presente.

María Fernanda Sánchez Álvarez
Auxiliar II de la Dirección Jurídica

Este periodo de aislamiento ha sido un momento para reflexionar acerca de nosotros mismos y de los demás, pensar en cómo vivimos el día a día de una forma precipitada y este momento nos ha demostrado que necesitábamos estar en silencio y escuchar nuestra voz interior y la del universo, que nos pide que lo valoremos y que es nuestra responsabilidad cuidarlo. Lo más importe es aprendamos de esta experiencia, que el mundo tenga un cambio positivo y solo lo tendrá dependiendo de nuestras acciones.


Nicolás Cupitra Prieto
Mensajero de la Oficina de Correspondencia, Servicios generales

Como experiencia, la cuarentena nos deja un cambio total en nuestra vida, como tener un mejor acercamiento con Dios y ser solidarios con aquellas familias más necesitadas. Como enseñanza, conocer y compartir con nuestros seres queridos, saber convivir con la familia y con los del entorno, amigos y vecinos de la cuadra.

Para el futuro, vendrán nuevos cambios. Este aislamiento nos deja un giro de 360 grados, por lo tanto empezaremos de nuevo y con mucho compromiso. Olvidémonos de los tiempos pasados pero de lo que nunca debemos olvidarnos es de ese alguien que jamás nos deja solos: Dios.

Paula Alejandra Beltrán Oviedo
Coordinadora Programa Inclusión

El aprendizaje más grande en este periodo de aislamiento ha sido darme cuenta y valorar lo privilegiada que soy, al tener a mi familia unida, poder teletrabajar y así conservar mi salud, la de mis seres queridos y la de toda la sociedad al quedarme en casa. Mis prioridades en la vida se han reafirmado, inspirando un futuro con mayor solidaridad, compasión por los otros, cuidado de la tierra y consciencia colectiva.

Margarita María Tascón Llanes
Coordinadora de Participación Universitaria

Este periodo de aislamiento me ha mostrado el valor de la paciencia y de la capacidad de adaptación que debimos adoptar como seres humanos cuando el pasado, el presente y el futuro se vistieron de miedo e incertidumbre y nos hicieron volver a nuestra esencia. La paciencia y la adaptación que nos llevarán a estrechar con fuerza consciente y sincera cada abrazo que volveremos a dar.


Juancho Daccach
Egresado de Medicina 

Estos momentos me han servido para poner en práctica mi inteligencia emocional. He podido repasar sus componentes y ponerlos en práctica tanto con las personas con las que convivo (esposa e hijas), como con mis amigos y familiares de manera virtual. Quizás los componentes más sobresalientes han sido conocerme aún más y, a su vez, saber cómo responder y reaccionar a las múltiples situaciones que se han presentado (asertividad). En conclusión, sigo en mi proceso de aprender a controlar mis emociones y no dejar que ellas me controlen a mí. Suena simple, pero no es fácil.

Gustavo Adolfo Spinel
Coordinador de Línea, Centro Pastoral San Francisco Javier

Este tiempo de aislamiento me ha conectado, de nuevo, con mucha fuerza con la gratitud en un sentido muy profundo: valorar verdaderamente la vida, poder respirar tranquilo, compañía, contar con personas alrededor que me aman y a quienes amo, comida en abundancia, agua limpia y potable disponible, techo, trabajo, amigos, compañeros, conectividad, emociones, retos, logros, obstáculos…Darnos cuenta de tanto bien recibido, de múltiples maneras y formas, inspiran nuestro futuro a compartir, ser solidarios, a darnos más y mejor a los otros y devolver tanto amor recibido, al mundo.

Karen Dueñas Corzo

Profesional Promoción de la Identidad Institucional

Creo que uno de los aprendizajes más grandes que me ha dejado este período de aislamiento, es que no existen fronteras, límites o excusas para ser solidario. Siempre podemos encontrar formas para ayudar a alguien más, sin importar la distancia, el poder adquisitivo o el conocimiento que tengamos al respecto. Siempre podemos encontrar a alguien a quien podamos tenderle una mano, pero también, siempre hay alguien dispuesto a tendernos una mano, incluso, cuando no sabemos que la necesitamos. Frente a la nueva visión de solidaridad que he aprendido, encuentro que no tiene límites la creatividad.

Ángela María Jaramillo Díaz

Coordinadora del Programa Cultura para la Paz   
Los límites existen en la mente y cuando la vida nos lo exige nos damos cuenta que, como personas y como equipo, somos capaces de hacer aquello para lo cual nos sentíamos incapaces e inexpertos. Además, contar con el apoyo y respaldo de la Universidad, me permite ocuparme de lo realmente importante: las personas y los procesos.

 

Esteban Ocampo Flórez
Coordinador del Programa Cardoner

Vivimos en un mundo muy desigual y nos debemos comprometer desde la Universidad para que esto no siga sucediendo.

 

Ana Rojas Matiz
Egresada de Comunicación Social

Aprendí el verdadero valor de lo que implica soltar el control y dejar que Dios guíe el barco. Dar mi grano de arena a quien lo necesita. Y, definitivamente, cambiar la C de crisis y Covid-19 por C de Creatividad.

 

Juan Felipe Lozano Sanz
Egresado de Ciencias Jurídicas  y Relaciones Internacionales

Creíamos que el problema era tener muchas cosas por hacer y no tener el tiempo para ellas, cuando en realidad siempre tuvimos el tiempo pero no la decisión de hacerlas. Aprendimos que no podemos dejar pasar oportunidades para hacer, hablar, reunirnos, abrazar o tan solo disfrutar el aire libre.

 

Carolina Muñoz Umaña
Profesional del Programa Inclusión

Durante esta experiencia he aprendido que la distancia no separa los corazones y que los verdaderos amigos y seres queridos siempre están ahí para regalarte una sonrisa, una palabra de aliento y darte la fuerza que necesitas para enfrentar los momentos difíciles de la vida.

 

Camilo Alejandro Díaz García
Estudiante de Ingeniería Industrial

Las experiencias que me ha dejado este periodo de aislamiento las considero únicas, he aprendido a conocerme más de lo que creía. He aprendido a valorar lo que me rodea, lo que ya es normal para nosotros, poder caminar libremente, salir a tomar un café, ir a almorzar, ir al gimnasio, respirar con tranquilidad. Entendí que una mente enfocada, más tranquila, focalizada en un objetivo determinado, trabaja mucho mejor. Contamos con habilidades y competencias dinámicas que no nos permitimos explorar ni poner en práctica, porque la realidad en la que vivimos nos sesga y no demanda esas habilidades que en estos momentos pueden parecer nuevas para nosotros, pero siempre las hemos tenido. Las herramientas TIC que he aprendido a manejar, lo versátil y proactivo que he logrado ser por solucionar problemas de trabajo en grupo que no sea reunirnos presencialmente, de una u otra manera, te refuerza las «habilidades blandas» que la Javeriana, de la mano con el Medio Universitario, quieren que logremos y fortalezcamos. El futuro lo marcamos nosotros, la sociedad va a un ritmo muy rápido, pero en estos tiempos donde el mundo toma un descanso, es donde nosotros aprovechamos para igualarnos en la carrera, con nuevos conocimientos, nuevos aprendizajes, nuevas estrategias.

 

David Fernando Ricaurte Osorio
Estudiante de Maestría Analítica y Estrategia de Negocios

El periodo de aislamiento me ha mostrado la importancia de las relaciones sociales en el medio universitario de la academia, no es lo mismo hablar frente a una pantalla que frente a un auditorio o la clase. La familia y amigos se vuelven entonces una base fundamental para afrontar este tiempo alejados muy posiblemente de nuestros seres queridos. Nos damos cuenta, tanto en las empresas como en las universidades, que las calamidades pueden ocurrir en cualquier momento y es ahí donde nosotros como actores principales debemos adaptarnos rápidamente al entorno, ser resilientes y sin temor a afrontar cambios inesperados pero necesarios. No todo ha sido malo en este tiempo de aislamiento; desde el enfoque de la analítica e inteligencia de negocios, hemos encontrado gran valor para aportar soluciones, proyectos e investigación, generando una gran oferta en los trabajos relacionados con el análisis de datos y la transformación tecnológica. No cabe duda de que este periodo de aislamiento marcará un hito en la forma de aprender y trabajar, y es ahí en donde como javerianos debemos tomar ventaja y mostrar siempre nuestras cualidades que nos diferencian del resto en el sentido de nuestro liderazgo, comprometidos con un futuro próspero por Colombia.

 

Santiago Bonivento
Estudiante de Derecho, Facultad de Ciencias Jurídicas

Ha representado, en lo personal, un espacio de aprendizaje en cuanto al manejo de los momentos. A no dar – jamás – nada por sentado y a valorar la vida en sí. Ha representado un espacio de cambio en la forma en la cual recibo las clases, implicando mayor autonomía pero, a la vez, mayor compromiso grupal. Ayudar al que se quede atrás por problemas técnicos o personales; hacerle saber que no está solo. He dado con profesores supremamente comprensivos, con una Universidad, en todas sus esferas y, en particular, con una Facultad de Ciencias Jurídicas, desde el primer momento, dispuesta a ayudar, a ahondar, a profundizar, a entender, a visibilizar las fallas pero, ante todo, a corregir en pro de la felicidad y la tranquilad de todos. He dado, en resumen, con seres humanos dispuestos a ser, precisamente, eso: seres sintientes del mundo pero, sobre todo, para el mundo.

Esta situación, nueva para todos, ha significado un espacio de crecimiento personal de amplias magnitudes. Salir de la rutina, visibilizar el futuro de una manera distinta, comprender que cada persona es diferente en su aproximación y en la forma en la cual lo aborda. Este periodo se puede resumir en una palabra, tan diciente como poco valorada: empatía. El comprender y aprehender que la empatía ha de ser el baluarte que guíe una etapa para nada sencilla, conllevará a que el futuro sea, por lo menos en el corto y mediano plazo, más alentador. Vivir esta situación hará que no solamente los líderes y gobernantes de las naciones replanteen una agenda marcada por el afán de inmediatez, sino, también, que la sociedad, en donde me incluyo, vea – y veamos – con ojos diferentes y propensos a entender que el agobio de la rutina del día a día, el trancón, el bus lleno, la congestión, la impaciencia, la ligereza, la intolerancia, el afán del “yo”, están llamados a verse desde un panóptico diferente, uno, donde, por lo demás, siempre, estará presente en la memoria lo vivido durante los últimos días.

Hará valorar cada día. Entender que, por sentado, no existe nada y que, definitivamente, somos privilegiados por vivir el aquí y el ahora. Nos hará, al final del cuento, ver que la empatía no es negociable – y que sí que nos hacía falta-. Me permito tomarme el atrevimiento de terminar con una reestructuración de una frase que ha surgido en los últimos meses: que la pandemia no nos nuble el horizonte.

 

Daniela Cortes Antonio
Estudiante de Ingeniería de Sistemas

Nunca había estado toda mi familia en nuestra casa más de un fin de semana seguido, la convivencia al principio fue difícil, cada uno se dio cuenta de lo duro que trabaja el otro, del esfuerzo que representaba hacer nuestros trabajos, de lo tarde que nos acostamos y lo temprano que nos levantamos para cumplir con nuestros compromisos, fue así cuando creamos horarios para dividirnos las tareas de la casa y así tener tiempo para probar una nueva receta de galletas que teníamos pendiente desde hace mucho tiempo.

Me di cuenta de lo rico que sabe la comida de casa, de que si quiero saber de alguien debo llamarlo, porque la distancia no nos impide querernos. Me di cuenta que no nos escuchamos, me di cuenta que mi hermana es muy buena en lo que hace, me di cuenta de que vivía muy rápido, yendo de un lado para otro, como si viviera en una eterna competencia conmigo misma, que cuando me tuve que obligar a detenerme deje de exigir resultados inmediatos y empezar a disfrutar del proceso.

Además, me di cuenta que mi papá puede decir a detalle los componentes de un motor de cualquier avión, es muy brillante, sin embargo, no sabe la diferencia entre la harina de trigo y la harina de maíz y como en nuestra casa era el único que salía, estas galletas tardaron más de lo que esperábamos.

¿Con que me quedo? Me quedo con las galletas un poco quemadas que hicimos en familia, porque, así como nosotros, no son perfectas, pero al fin y al cabo las hicimos nosotros mismos; sé que mi mamá ha tenido más dolores de cabeza durante el aislamiento que durante toda su vida, pero hemos construido recuerdos que atesoraremos durante el resto de nuestras vidas.

Me quedo con la paciencia de hacer galletas, porque sé que no todos somos de la misma época, que para mí es muy natural trabajar en un computador, pero para algunos profesores o incluso para mi familia puede ser toda una travesía.

En fin, me quedo con esta experiencia como una oportunidad que me da la vida para detenerme, organizarme y cuidar de los demás e incluso de mí misma y que a pesar de todo lo que está pasando son buenas noticias.

 

Santiago García Jaramillo
Profesor de Derecho Constitucional, Facultad de Ciencias Jurídicas

El aprendizaje durante este aislamiento se resume en dos palabras: servicio y humildad. La primera, hace eco de la máxima Ignaciana que inspira nuestro proyecto educativo: “ser más para servir mejor”. Es una época donde hemos hecho una pausa, para estar más cerca de quienes nos necesitan, en nuestros hogares, para estar más atentos de nuestros familiares, de sus angustias, de atender a los que están enfermos. Pero también, ha sido una época de servicio hacia fuera del hogar, de vincularnos solidariamente a quienes no tienen nuestros mismos privilegios. Finalmente, es una época de reafirmar el servicio a nuestros estudiantes, no ya solo en preparar clases y transmitir un conocimiento de calidad, sino poniéndonos en el lugar de ellos, entender que tenemos que cambiar paradigmas educativos, ser más flexibles, apostar más por el auto-aprendizaje, promover la confianza entre nuestros estudiantes y finalmente, y quizás la más importante, entender las circunstancias de cada uno de quienes está en nuestras clases.

Precisamente, este contacto cercano con los estudiantes -a quienes hemos abierto las puertas de nuestros hogares-, nos da una gran lección de humildad. Las barreras -a veces artificiales- entre estudiantes y profesores se han diluido. Hemos entendido que “todos estamos en el mismo barco”, no solo en esta situación, sino en nuestro aprendizaje, y esa humildad nos inspira a repensar nuestros métodos de enseñanza, nos invita a reencontrarnos con un proyecto educativo humano, en el que el estudiante y no el profesor esté en el centro del proceso formativo, y donde el diálogo -a veces difícil en virtud de la conexión a internet- nos permita tender los puentes para construir el conocimiento.