1 de Septiembre del 2015 | Edición N°: Año 54 N° 1311
Por: Diego Pérez Medina | Editor jr. Editorial Pontificia Universidad Javeriana.



La  profesora  Gloria  Stella  Barrera, docente de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Javeriana,  viajó  al  Valle  de  Sibundoy para  entregar  los  primeros  ejemplares del libro  Autonomía artesanal.    Creaciones    y    resistencias del  pueblo  kamsá  a miembros de esa comunidad   con   quienes  trabajó  en  una investigación  sobre  sus  conocimientos, oficios, creaciones y luchas. Diego Pérez Medina, editor junior de la Editorial PUJ, la acompañó en su recorrido.

Concepción sujeta el libro con todas sus  fuerzas  para  observarlo  con  detenimiento.  No  parece  nada  más  importe  mientras  ella  pasa  las  páginas.  Sus manos muestran el paso del tiempo y la fuerza de su oficio: es una de las pocas artesanas cesteras que existen en el Valle de Sibundoy, territorio ancestral de la comunidad kamsá. Sus ojos ya no ven muy bien, pero ella busca entre tantas letras  las  imágenes  en  las  que  aparece  junto  con  otras  personas  cercanas.

Y  aunque  posiblemente  no  pueda  leer con sus propios ojos el libro, este es un homenaje al trabajo de su vida, al conocimiento que le legaron sus mayores y que ahora ella se esfuerza por hacer llegar a las nuevas generaciones.

Como  Concepción,  todos  los  artesanos y personas relacionadas con la investigación de la profesora Gloria Stella Barrera se alegraron al  recibir  el  libro.  Y no   solo   los   mayores,  aquellos  sabios que ven parte de su trabajo convertido en otra forma de conocimiento   distinta a la que les es propia, sino también los jóvenes.  Esa  nueva  generación  que  lucha por conservar una herencia y hacer perdurar  los  valores  de  su  comunidad. El agradecimiento que sienten es doble. Por  un  lado,  el  libro  es  una  representación del valor y el alcance que tiene su trabajo artesanal, más allá de la banalización  y  el  comercio  al  que  se  ve expuesto.  Por  otro,  es  un  producto  de la lucha que han librado en los últimos años  por  lograr  una  autonomía  como artesanos, otra manifestación de la resistencia de su pueblo ante los intentos de despojo y apropiación de su trabajo por distintas organizaciones públicas y privadas.

Al ver la reacción de las personas al recibir  el  libro,  siento  la  importancia que  tuvo  participar  en  la  edición  del libro: las horas de selección de imágenes, las discusiones sobre la estructura de los capítulos, la corrección de estilo y  sus  dolores  de  cabeza,  etc.  Al  fin  de cuentas,  la  edición,  en  mi  opinión,  no tiene que ver tanto con el trabajo técnico  que  conlleva  cada  libro,  sino  con ajustar  unos  valores  estéticos  a  unos contenidos, con el fin de destacar aún más la intención que perseguía el autor, para así llegar a una mayor cantidad de lectores. También tiene que ver con una cuestión de respeto: es la labor del editor lograr un objeto bello o por lo menos que  corresponda  a  lo  que  tanto  autor como lectores quisieran ver.

No  todo  el  tiempo  se  tiene  la  oportunidad  de  acompañar  a  una  autora  a hacer entrega del libro a la comunidad que  motivó  la  escritura.  Sin  embargo, esa es una experiencia que vale la pena y que pienso que se debe vivir al menos una vez cuando se trabaja con libros, ya que se le da un rostro humano y tangible al conocimiento, que a veces parece un poco abstracto.

El libro es una representación del valor y el alcance que tiene su trabajo artesanal,  más  allá  de  la  banalización y el comercio al que se ve expuesto.