1 de Julio del 2015 | Edición N°: Año 54 N° 1309
Por: Redacción Hoy en la Javeriana | Pontificia Universidad Javeriana



La mayoría de quienes han estudiado historia, periodismo o política seguramente han leído alguno de los más de 100 libros que ha escrito este abogado y periodista javeriano, quien a sus 83 años mantiene fresca su memoria.

La   revista   Hoy   en   la   Javeriana aprovechó  la  visita  de  Antonio Cacua Prada a la Universidad para entablar una charla que se convirtió en una  especie  de  cátedra  privada  de  un poco más de una hora.

Durante la conversación contó sobre sus  primeros  pinos  en  el  periodismo cuando aún era un niño, sobre su llegada a la capital del país y a la Javeriana, relató con lujo de detalles la forma en que  vivió  el  asesinato  de  Jorge  Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948 y hasta reveló que tiene información que apunta a que los rusos y los cubanos participaron en el homicidio.

Se  describió  como  un  hombre  que durante  su  vida  ha  desempeñado  cinco  facetas:  ha  sido  periodista,  profesor,  político,  diplomático  e  historiador, pero además ha sido músico  y  por  lo  demostrado en esta entrevista, un gran conversador.

¿En qué época llegó a la Javeriana?

Yo  llegué  a  la  Universidad en 1951, en el primer año de rectorado del Padre Emilio Arango, pero a mí me recibió el Padre Félix. Yo vine a  matricularme  en  noviembre  del  año 50,  cuando  estaba  terminando  mi  bachillerato en el Externado Internacional Camilo  Torres.  El  señor  obispo  de  ese entonces, de la Diócesis de nueva Pamplona, Monseñor Rafael   Afanador   y Cadena, que era muy amigo de mis padres, me  había  dado  una tarjetica   para   presentarme.   Vine,   le presenté la tarjetica, y me preguntó “¿qué haces tú?” Y yo le dije “yo trabajo como periodista  en  El  Siglo”.  Me  dijo  “con Laureano,  ya  estás  en  la  Universidad” así que no me tocó presentar exámenes ni nada. Estudiaba Derecho por la mañana  y  Periodismo  por  la  tarde.  Periodismo eran tres años y terminé en 1953 y en seguida me nombraron profesor y en el 55 terminé Derecho y Economía, pero me gradué en 1958 porque me faltaba  la  tesis  que  fue  sobre  la  libertad de prensa en Colombia y me la valieron para los dos programas.

¿Qué profesores y compañeros recuerda?

Realmente el cuerpo de profesores nuestro fue extraordinario. Muy respetados. Los queríamos mucho. Los decanos fueron Cástor Jaramillo y Guillermo Ospina Fernández.  Recuerdo  a  J.  J.  Gómez,  el profesor  de  civil;  al  doctor  ‘Chepe’  Esguerra,  que  después  fue  Presidente  de la Corte Suprema; a Gutiérrez Anzola y José Joaquín Rodríguez, que eran penalistas; a Rodrigo Noguera Laborde, que me  dio  bienes;  tuve  al  Padre  Campillo en derecho canónico, y muchos más. Nosotros  iniciamos  112  y  terminamos 52. Fuimos el  primer  curso  con  mujeres, eran 12 ellas, las sentaban siempre adelante y después había que dejar una fila libre y después veníamos nosotros. De   mis   compañeros   estuvo   Augusto Ramírez Ocampo, Roberto Suárez, Hernando Gómez Otálora, Alfonso Miranda Talero, que fue mi padrino de matrimonio en representación de mi curso, y entre las mujeres estaba Necty Gutiérrez, de las primeras mujeres que llegó a la Corte. Un grupo excelente.

Su tesis de grado se convirtió en uno de sus libros más famosos

La primera tesis editada en imprenta fue la mía, La libertad de prensa en Colombia,  que  me  la  hicieron  unas  monjitas que  eran  linotipistas,  las  Hermanas  de la Comunicación Social. Fue mi primer libro en serio, que me consagró de verdad,  todos  los  periódicos  tuvieron  que ver con ese libro. Aquí Gabriel Cano le dedicó las dos páginas centrales del periódico. Tuvo muy buena acogida.

¿Cómo ve el mundo y la Colombia de hoy?

No la veo. Terrible. Esto anda muy mal y mucho de lo mal se debe a la prensa. Realmente creo que el periodismo tiene que enrumbarse nuevamente a lo tradicional, a la ética, a la responsabilidad. Es que uno se alarma viendo la televisión, oyendo las noticias.

Para finalizar ¿qué le aconseja a la gente joven hoy en día acerca de la vida?

Hay que volver hoy a los valores. Se han perdido totalmente, ya no hay ni amistad siquiera. No hay amigos. Hay que ser francos, no groseros, la amistad consiste en decir lo que uno piensa del amigo. Hoy todo es al revés. Una vez tuve un medio disgusto con nuestro amigo Belisario Betancur porque le dije que la paz no es pintar palomas sino que la paz es enseñar  educación  cívica  y  urbanidad. Ya no hay urbanidad ni hay nada, y ésa es la base. Elementales.

Sus cinco facetas

Periodista: Yo me inicié en el periodismo desde mi casa. Mi padre manejaba una editorial y era profesor de música; por eso también estudié música, mi  madre  fue  maestra  toda  la  vida,  rectora  de  un  colegio  oficial.  Ellos tuvieron varios periódicos. En El Escolar publiqué mis primeros artículos sobre historia, la historia del pueblo mío, San Andrés (Santander). Después con un amigo de mi pueblo tuve un periodiquito, se llamaba Cumbres, lo hacíamos a máquina y sacamos cinco ejemplares. También escribí para un periódico de los padres eudistas y después del 9 de abril ingresé a El Siglo y ahí estuve hasta hace pocos años. Allá hice toda mi carrera.

Profesor: Yo aquí colaboré en la fundación de los dos colegios de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Ahí fui profesor durante  11 años. Era todero. Enseñaba redacción, gramática, literatura, historia, canto, música, tenía mis corales. En la Javeriana estuve más de 20 años de profesor en Periodismo y en Derecho.

Político: En 1957 me nombraron Secretario de Gobierno en mi departamento con el doctor Samuel Arango Reyes, que fue dos veces gobernador y dos veces ministro de justicia. Fui Gobernador encargado y luego me ofrecieron una curul, hice campaña y salí. Yo mientras estuve de Secretario de Gobierno visité todos los pueblos del departamento y además recibía a toda la gente que venía a hablar conmigo; esos eran consejos de mi padre. Así hice política. Yo no gasté en mis campañas.

Diplomático: Estando de Senador había atendido unos trabajos de esos que llaman secretos en la Cancillería, ir a visitar los consulados y me siguió gustando eso. Por eso acepté las embajadas cuando me las ofrecieron. Estuve en Costa Rica, en República Dominicana y en El Salvador en misiones diplomáticas.

Historiador: Cuando regreso al país me dedico de lleno a la historia, a escribir libros. Ya había escrito algunos. Estando de embajador, donde duré más tiempo fue en Guatemala. Allá escribí tres libros, sobre todo el del prócer de ellos, que no lo habían hecho. Me he dedicado sobre todo a la historia y las biografías; me encantan.

“Realmente  creo  que  el periodismo tiene que enrumbarse   nuevamente   a lo  tradicional,  a  la  ética, a  la  responsabilidad.  Es que uno se alarma viendo la  televisión, oyendo  las noticias”.