La pandemia ha dejado una huella no solo a nivel de salud física, sino también mental, emocional y relacional. Este artículo, desde el Centro de Asesoría Psicológica y Salud, busca proponer algunas reflexiones a propósito de lo que este tiempo nos ha dejado y dar a conocer las apuestas institucionales para acompañarnos en el regreso a la Universidad.

Según la Organización Panamericana de la Salud (2021): “El impacto de la pandemia de COVID-19 en la salud mental de las poblaciones y en los sistemas y servicios de salud mental de la región es profundo y probablemente perdurará mucho después de la pandemia “. La salud mental y el apoyo psicosocial es un componente esencial de la preparación, la respuesta y la recuperación en caso de emergencia y debe integrarse en los planes nacionales de respuesta al COVID-19.

La pandemia ha implicado realizar ajustes en nuestros hábitos, cotidianidad, en las acciones diarias, en la manera de cuidar nuestra salud y la de los demás, lo cual ha cambiado sustancialmente nuestras maneras de relacionarnos con nosotros mismos, con las demás personas y con el entorno.

Esta realidad ha permeado la cotidianidad de la Universidad en la que nos vimos abocados a generar nuevas formas para interactuar con otros, seguir brindando los espacios académicos y sociales y acompañando en la formación integral con la calidad y el valor humano que caracteriza la Pontificia Universidad Javeriana; mediado por los recursos tecnológicos que han hecho posible la comunicación e interacción en medio de las condiciones de confinamiento y virtualidad a los que nos llevó la pandemia.

desde la naturaleza humana, como seres sociales, necesitamos de la potencia del encuentro para seguir fortaleciendo nuestros vínculos con otros en todos los ámbitos de nuestra vida personal, académica, laboral, social, en escenarios que vayan más allá de lo virtual.

Es así como la apuesta institucional de acompañar a la Comunidad Educativa Javeriana buscó favorecer en medio de la coyuntura, la asimilación de esta experiencia y el ajuste y adaptación a los cambios, a partir del fortalecimiento de los recursos personales y sociales de los miembros de la Universidad. En este año y medio aprendimos a utilizar y/o potencializar el conocimiento de los recursos tecnológicos como medio para acortar las distancias, favorecer los procesos de enseñanza, aprendizaje, encuentro, construcción y relacionamiento con otros.

No obstante, si bien estos recursos han ayudado a transitar estas nuevas condiciones de realidad, es claro que desde la naturaleza humana, como seres sociales, necesitamos de la potencia del encuentro para seguir fortaleciendo nuestros vínculos con otros en todos los ámbitos de nuestra vida personal, académica, laboral, social, en escenarios que vayan más allá de lo virtual.

Nuestra misión como Universidad fundamentada en la formación integral, reconoce que los escenarios académicos y laborales que hacen parte de la vida universitaria nos permiten consolidarnos como seres humanos integrales. Asimismo, los espacios informales que trascienden lo académico y permiten -en el encuentro cotidiano del saludo, el compartir un café, el intercambio de una conversación cálida y cercana-, enriquecer las trayectorias que vamos consolidando en nuestro paso por la Universidad y que, como sabemos, no se dan de manera aislada sino siempre en interacción.

Las relaciones y vínculos construyen un tejido social sensible a las necesidades colectivas, una comunidad cercana, sólida, para acompañarnos en medio de las dificultades, las crisis y los movimientos que trae consigo la vida misma. Pensamos la vida en comunidad en la línea de lo que plantea Barthes (2003, p.5) “vincularse es esencialmente una práctica plural, un amistoso entramado afectivo con otros que significa disponer de una suerte de tejido o red benevolente, una serie de lugares que garantizan afecto, amparo, fidelidad y la creación de espacios de confianza”.

De igual forma, desde el concepto de salud mental de la Encuesta Nacional de Salud Mental (2015) entendida como “cierto bienestar emocional, posibilidades y recursos psicosociales individuales y colectivos para vivir y gozar la cotidianidad, lidiar con sus dificultades e incluso paliar el sufrimiento y, fundamentalmente, establecer y mantener relaciones de consideración y respeto a pesar de las diferencias y de los conflictos”; podemos identificar la importancia de cultivar el encuentro con el otro para seguir fortaleciendo nuestros lazos, así como para cuidarnos mutuamente.

Las relaciones y vínculos construyen un tejido social sensible a las necesidades colectivas, una comunidad cercana, sólida, para acompañarnos en medio de las dificultades, las crisis y los movimientos que trae consigo la vida misma.

Teniendo en cuenta que uno de nuestros valores esenciales como Universidad es la construcción de Comunidad, desde las distintas instancias de la institución, hemos generado todos los recursos humanos, físicos, de infraestructura y medidas de bioseguridad para favorecer un retorno seguro a la presencialidad que permita recrear estos momentos y reencuentros.

Ante el retorno a la presencialidad es natural que aparezcan emociones encontradas; por un lado, alegría y expectativa de volvernos a encontrar y por el otro, el temor que puede generar salir de casa y encontrarse con todo lo que trae el desplazamiento e interactuar con la ciudad.

Frente a esto es importante tener un lugar de reconocimiento y de expresión a todas las emociones que aparecen, reconocer que es natural y humano dada la situación que hemos vivido de incertidumbre, pérdidas y encuentro con la vulnerabilidad.

Imagen de archivo, actividades CAPS

Sin embargo, en este retorno también renace en la posibilidad de reconocer los aprendizajes y recursos que hemos adquirido durante este tiempo, donde es importante recuperar todas las acciones de cuidado y solidaridad que hemos fortalecido en el marco de la pandemia, así como recordar que somos seres sociales donde el encuentro con el otro nos construye, nos enriquece, nos dignifica y que, en la medida en que tengamos presentes los aspectos de cuidado mutuo, el regreso progresivo a la presencialidad va a  constituirse como una oportunidad de recordar lo valioso de mirarse frente a frente, de escucharnos, de poder interactuar sin estar mediados por una pantalla o un dispositivo electrónico.

Desde el Centro de Asesoría Psicológica y Salud queremos hacer una invitación a vivir este nuevo momento que nos trae el retorno seguro a la Universidad con consciencia de los aprendizajes vividos, con apertura a las nuevas experiencias, con sensibilidad a las diferentes emociones y sentires propios y del otro, con el cuidado responsable y permanente por sí mismo y por quiénes nos rodean, con confianza en los recursos que tenemos a nivel personal, social e institucional para vivirlo con sentido y significado y con un contacto que nos recuerde que somos seres en relación.

Para esto los invitamos a seguir nuestras redes sociales y nuestra programación de servicios desde donde acompañamos a la CEJ en temas relacionados con la construcción de relaciones, los hábitos en el retorno a la presencialidad, la vivencia de las emociones y el cuidado de la salud mental, entre otros, para transitar conjuntamente este nuevo momento.