“La solidez de la Universidad es el fruto del trabajo de toda una comunidad: directivos, personal administrativo, personal de apoyo, estudiantes, egresados y, por supuesto, los profesores, esta comunidad sabia y estable que se constituye en el patrimonio más valioso de la Universidad.” Padre rector, Luis Fernando Múnera C., S.J.

Los tiempos que corren no son fáciles en un mundo en constante cambio, donde la educación es una necesidad cada vez más sentida, pero las formas de educar y formar van cambiando de manera significativa. Como sociedad, nos enfrentamos a grandes retos que desafían a la educación superior y al país. Estas exigencias ponen a prueba la capacidad de las universidades para adaptarse y prosperar en circunstancias adversas. Por lo que es fundamental leer con cuidado, desde la visión educativa, los contextos para adoptar formas nuevas, más flexibles, creativas e incluyentes, dirigidas a distintos públicos.

Como institución prestada al servicio de la sociedad, la Universidad Javeriana, con su modo de proceder caracterizado por un obrar sereno, capaz de mantener la visión de conjunto de la vida universitaria, ha sabido reconocer los desafíos y necesidades actuales de una sociedad altamente exigente, donde la construcción de una comunidad resiliente y cohesionada se vuelve esencial para garantizar un aprendizaje efectivo y una excelencia, más que académica, humana. Estos son los principios que fundamentan la acción educativa javeriana, los valores que mueven vitalmente a la comunidad a la pasión transformadora del mundo desde lo propio: el trabajo académico, que es en sí mismo el sello por el que la institución es reconocida y valorada socialmente.

En ese sentido, la Universidad Javeriana se constituye como una institución altamente calificada, tanto por su propuesta académica como por su valor social. Sin embargo, en el camino de la excelencia, los retos se hacen aún más presentes. De ahí la importancia de saber identificar y asumir los desafíos y oportunidades que se configuran en un contexto global con cambios vertiginosos que aumentan los niveles, ya altos, de incertidumbre.

La Javeriana debe hacer presente en el quehacer universitario el factor diferencial del sentido antropológico de la institución, esto desde la creación de experiencias que permitan enlazar el saber y el actuar, el aprendizaje y el servicio, lo académico y lo afectivo, lo instrumental y lo trascendente.

En este contexto surgen tres retos importantes a los que se enfrenta la Javeriana hoy. Por un lado, la Javeriana debe hacer presente en el quehacer universitario el factor diferencial del sentido antropológico de la institución, esto desde la creación de experiencias que permitan enlazar el saber y el actuar, el aprendizaje y el servicio, lo académico y lo afectivo, lo instrumental y lo trascendente.

Por otra parte, hay que recordar que, junto a los principios de universalidad, autonomía y corporatividad que rigen y distinguen el modo propio la vida universitaria, está también la cientificidad. Es el compromiso con la capacidad y la exigencia de indagación, con la búsqueda disciplinada y creativa de la verdad sin que esté determinada exclusivamente por el cómo -método- sino y sobre todo por el para qué -los fines-, teniendo como propósito principal la adquisición y la práctica de la sabiduría, que incluye pero trasciende los campos de la ciencia y de la técnica.

Por último, se debe desarrollar la transformación pedagógica y aprendizaje que, sobre la base de un diálogo cultural, lleva a la Javeriana a tener claridad sobre su sentido último y manera de hacer viva la formación integral de la institución. Esto se logra a partir de la construcción permanente de la comunidad educativa, la relación profesor-estudiante y el diálogo como instrumento y práctica permanente de transformación y de construcción, siendo el trabajo conjunto de toda la comunidad el patrimonio de mayor valor y reconocimiento para la Universidad.

Equipo Humano Vicerrectoría Académica

La innovación pedagógica debe ser un proceso social que implica una constante combinación y recombinación de personas en ambientes de cooperación, por lo que es importante proyectarlas más allá del aula y poner en vínculo los problemas del mundo circundante con los temas que se desarrollan en la academia.

En esencia, se debe enfocar la innovación pedagógica en el aprendizaje de los estudiantes y que sea considerada como un tipo de innovación social que a su vez crea soluciones a problemas de desarrollo estudiantil. En este sentido, la innovación pedagógica debe ser un proceso social que implica una constante combinación y recombinación de personas en ambientes de cooperación, por lo que es importante proyectarlas más allá del aula y poner en vínculo los problemas del mundo circundante con los temas que se desarrollan en la academia. Y por último, la innovación pedagógica debe fomentar la tolerancia al error y al riesgo, ya que el proceso creativo está expuesto a la equivocación y se requiere aprender a aprender del error.

Una Visión Integral e Integradora

A través del esfuerzo del equipo humano es que se logra reflexionar, identificar y aterrizar los desafíos, necesidades y problemáticas que atravesamos, de manera macro a nivel nacional y global, y de manera micro a nivel institucional. Son los estudiantes, profesores, egresados y personal administrativo quienes se encargan de consolidar ese ecosistema centrado en el aprendizaje y el crecimiento humano, que resulta en el crecimiento y consolidación del tejido social. Y es para el desarrollo de dicho ecosistema que la universidad, desde áreas como la Vicerrectoría Académica, se plantea la identificación y contextualización de brechas y desafíos en el entorno nacional e internacional de la educación superior; el diálogo con diferentes actores sociales para enriquecer la oferta académica integrada; y el impulso de un genuino desarrollo humano centrado en la relación profesor-estudiante. Este enfoque integral e integrador ha permitido a la universidad adaptarse a las transformaciones culturales y sociales, ofreciendo formación de calidad que contribuye al cierre de brechas y a la construcción de paz en el país.

El compromiso con la transformación y la adaptación a nuevas realidades permite a la institución formar seres humanos íntegramente capacitados para contribuir en la construcción de paz y la transformación social del país desde una perspectiva innovadora e intercultural.

De esta manera, la Javeriana ha realizado un despliegue estratégico que aborda el desarrollo del cuerpo profesoral, el desarrollo estudiantil y la oferta académica, buscando el mejoramiento permanente y la consolidación de su cultura distintiva. Gracias a la implementación de modelos de desarrollo y la promoción de un enfoque interdisciplinario, la Universidad ha avanzado en la acreditación de programas y en la atención personalizada de sus estudiantes. Además, se han logrado progresos en áreas de apoyo, como la biblioteca, la editorial y la educación virtual. Este compromiso con la transformación y la adaptación a nuevas realidades permite a la institución formar seres humanos íntegramente capacitados para contribuir en la construcción de paz y la transformación social del país desde una perspectiva innovadora e intercultural.

Es así como, independientemente de las coyunturas que se atraviesen y las necesidades cambiantes de una sociedad cada vez más demandante y acelerada, la trayectoria de la Universidad Javeriana continúa su proceso constructivo y enriquecedor. Con cada nueva fase, se motiva a la comunidad a seguir cultivando valores propios del espíritu javeriano de entrega y servicio, pero sobre todo, de serenidad interior que se refleja en el ambiente e indica un buen porvenir.

Tenemos muchos desafíos y tareas por delante; el mundo, el país y nuestros estudiantes nos hacen preguntas difíciles y nos retan a ser mejores. La tarea no es fácil, pero tenemos ilusiones, una tradición educativa, un sueño de lo que queremos ser como Universidad y mucha pasión por trabajar por nuestros estudiantes y por este país.