Se nos hace un llamado a dialogar acerca del cuidado del planeta, nuestra “casa común”, pues el desafío ambiental que vivimos, sus raíces hu­manas y sus impactos sociales, nos interesan y nos afectan a todos. Es necesario superar las actitudes que obstruyen los caminos de solución y sumarse a las alternativas de reparación, cada uno desde su cultura, creencias, experiencias, iniciativas y capacidades.

¿Estamos dispuestos a cuestionar nuestro estilo de vida frente al evidente deterioro de la naturaleza y la sociedad?

Comencemos por leer la introducción a la encíclica

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