Viajó por el mundo y en la India encontró luz
Rodrigo París, periodista y politólogo javeriano, es hoy el representante para Latinoamérica de una ONG que busca llevar luz, con energía solar, a las comunidades indígenas. Fue incluido en el libro 100 colombianos 2014.
La carrera de Rodrigo París Rojas en la Universidad Javeriana duró casi ocho años. Desde 1993 y hasta el 2000, este bogotano, que soñaba con ser periodista desde el colegio, se paseaba por los corredores y jardines del alma mater, siendo testigo de una evolución que le dejó el recuerdo de pasar de la máquina de escribir al Internet. Este largo tiempo no es el resultado de materias perdidas o semestres aplazados, por el contrario, Rodrigo invirtió estos años de su preparación profesional, para cursar dos carreras, la de Comunicación Social y Periodismo, a la que ingresó en 1993 y que terminó en diciembre de 1997, y la de Ciencias Políticas, de la que fue pionero, y de la que se graduó en el 2000.
Una maestría en Relaciones Internacionales y Comunicación en la Universidad Complutense de Madrid, completó la formación profesional de este javeriano que fue incluido en el libro 100 colombianos líderes, que publica la Marca País y la Cámara de Comercio de Bogotá y que, en el 2014, llegó a su tercera edición. Rodrigo aparece en esta compilación junto a otros 12 javerianos, quienes, desde sus distintos roles, se convirtieron en ejemplo de emprendimiento y éxito en el exterior.
“Creo que las mejores decisiones en la vida necesitan tiempo”, es una de la frases de cabecera de este hombre, que, después de hacer muchas estaciones en su vida profesional, tomó la decisión de darse un año sabático, en el 2013, y en este tiempo encontró su proyecto de vida actual, en un voluntariado que realizó en una ONG en la India, que se dedica a formar comunidades indígenas en el arte de aprovechar la energía solar para tener luz.
“Llegué a la India, a una aldea que queda a unas 7 horas de Nueva Delhi, en medio de un desierto, antes había pasado un tiempo en Hong Kong, donde conocí mucha gente que está pensando en el mundo, en una visión global, en hacer cosas por el mundo y no por los individuos. Allí tomé la decisión del voluntariado, en mi último mes del año sabático encontré mi nuevo rumbo y pasé de estar en una ciudad llena de tecnología, como es Hong Kong, que parece capital del siglo XXV, a una aldea del siglo XVII, donde no hay reloj y el tiempo se mide con los atardeceres y amaneceres”, cuenta Rodrigo y asegura que su decisión de hacer un alto en el camino lo llevó a concluir, por ejemplo, que a los colombianos todavía nos falta mucho por aprender en aspectos como el trabajo en equipo y en actos como el de valorar lo que tenemos.
“Cuando uno ve a la gente en estas aldeas caminar hasta tres y cuatro horas para ir por un jarrón de agua, entiende que en Colombia hay muy poco de ese sentimiento por valorar los recursos”, dice y revela que lo más difícil de su paso por este país, que está lleno de gente con corazones “limpios” y donde lo que importa es la “esencia de la gente”, fue soportar las altas temperaturas que llegaban hasta los 40 grados. “Eso, para un ‘cachaco’, es bien difícil”, confiesa entre risas.
El recorrido
Para que Rodrigo llegara a convertirse en el representante para Latinoamérica de la ONG Barefoot College (Universidad de los pies descalzos), que tiene su sede en la India y que está inspirada en la filosofía de Mahatma Gandhi, pasó por varios países y por varios trabajos.
Desde que estudiaba en el colegio, Rodrigo, trabajaba haciendo reportería en el periódico El Espectador, de ahí su pasión por el que Gabriel García Márquez bautizara como “el mejor oficio del mundo”, el periodismo. En el 2000, Rodrigo salió de Colombia rumbo a España con una hoja de vida debajo del brazo en la que ya contaba experiencia en la Revista Semana y en Señal Colombia. Allí hizo su maestría, la que combinó con una pasantía en la Agencia EFE. Estando allí fue testigo del éxodo de masivo de colombianos a este país y vivió todos los cambios que trajo consigo la transformación de la Comunidad Económica Europea.
En 2004 desembarcó en Estados Unidos, en donde trabajó en CNN en Español, como editor para Latinoamérica de la información sobre la guerra en el Golfo Pérsico y, después de hacer parte de esta reconocida cadena, decidió trasladarse a Texas, a San Antonio, para trabajar en un naciente periódico, con información para migrantes. “Me di cuenta que, además de ser periodista, necesitaba ser persona, había un desbalance en mi vida. Fue un cambio drástico, porque pasé de estar en una enorme cadena, donde uno realmente contribuye muy poco, a trabajar en un proyecto donde iba a ser parte activa de todo el proceso, le íbamos a dar vida”. Rodrigo recuerda con aire nostálgico esta etapa, pues el sueño de estos periódicos en Texas (cuatro en cuatro ciudades), no salió adelante, porque se empezó a dar el paso a los formatos on line, quedando muy poco público para los impresos.
De allí, en el 2008, Rodrigo fue invitado por la ex embajadora de Colombia en el Reino Unido, Noemí Sanín, a trabajar en Londres como Primer Secretario. “En este cargo descubrí que los periodistas, a veces, somos muy arrogantes y creemos tener la verdad. Conocí que, desde el Gobierno, hay mucha gente haciendo cosas buenas y que uno a veces se queda solo con la imagen de Ministros y Congresistas”, asegura y agrega que el recuerdo más bonito que tiene de esta etapa fue haber acompañado, presenciado y apoyado la que hasta ahora ha sido la mejor actuación de Colombia en unos Juegos Olímpicos, en el 2012, cuando el país obtuvo 8 medallas, entre ellas, una de oro, con Mariana Pajón.
En Londres también promovió la creación de un grupo que acogió a varios ex javerianos, que se convirtieron en embajadores de nuestro país en el Reino Unido y quienes aún trabajan por reivindicar y mantener la buena imagen de Colombia en el extranjero.
Tras cuatro años de trabajo como diplomático, Rodrigo, entró en una “crisis de oportunidades”, pues se le presentaron varias opciones y fue en ese momento donde decidió tomarse un tiempo, para pensar cuál sería su próximo reto y allí encontró el trabajo que hoy lo apasiona y que lo trajo de regreso a Colombia, para trabajar por toda Latinoamérica. “Formamos a las mujeres de comunidades indígenas como ingenieras solares. Las llevamos 6 meses a la India y ellas vuelven para darle luz a su comunidad. Hemos llevado 25 mujeres a que se capaciten. Es un número que parece bajito, pero nosotros no trabajamos con cifras, trabajamos desde la transformación, y capacitar a una mujer de estas condiciones, es cambiarle la vida a toda una comunidad”
Para que Rodrigo llegara a convertirse en el representante para Latinoamérica de la ONG Barefoot College (Universidad de los pies descalzos), que tiene su sede en la India y que está inspirada en la filosofía de Mahatma Gandhi, pasó por varios países y por varios trabajos.