La lectura como fuente de placer
Congreso de Literatura Infantil y Juvenil en la Javeriana. Prácticas de lectura: recomendaciones para instalar el disfrute por la lectura en el aula.
Nuevos paradigmas en la construcción del conocimiento, ecosistemas de aprendizaje cada vez más autónomos y la hegemonía de los soportes digitales han marcado transformaciones en la escuela, y junto con ello aparecen nuevas demandas para replantearse la formación lectora en este contexto.
Libros enriquecidos, libros aplicaciones, bibliotecas virtuales y portales con cuestionarios para responder desde la ubicuidad que ofrece Internet, son algunas de las “innovaciones” que se proponen para acoplarse con los signos de los tiempos. Sin embargo, estos cambios siguen siendo adaptaciones de viejos y cuestionables paradigmas. Pretender que la lectura al servicio de la pedagogía se maquille bajo el ropaje de futuristas soluciones digitales, no exime de abordar preguntas como ¿Para qué leer? ¿Qué leer? ¿Cómo asegurar experiencias lectoras inolvidables?
La formación del lector literario debe propiciar encuentros vitales con la palabra, debe fortalecer los lazos emocionales con el libro y ten- der las condiciones para experimentar la magia de la ficción en toda su extensión. No hay estrategia más potente para conquistar lectores que la elección apropiada de un libro, la lectura subyugante emocional con la palabra, esta conexión ancestral con el encanto de escuchar una buena historia.
Lector literario
La escuela debe desarrollar el pensamiento lógico, la compresión de textos escritos, la identificación de ideas principales… así como contenidos transversales, los valores, las conexiones entre áreas del saber. Y obviamente el conocimiento de la gramática, la ortografía y la morfosintaxis de la lengua. Pero, ¿debe utilizarse la literatura para cumplir estos propósitos? ¿No proveen los libros escolares abundantes reservorios de textos apropiados para esta labor pedagógica?
Hoy, como ayer, es impostergable la formación del lector literario. Hacer que a ese lector le brillen los ojos cuando habla de un libro que le ha gustado, suscitar conversaciones alrededor de las lecturas, crear condiciones para que se lea con libertad y entrega, proveer abundantes y variados libros de calidad, entusiasmar, enamorar. La imagen del viaje que los libros aseguran desde la quietud de un asiento, resulta siempre oportuna para describir el influjo que ejerce la literatura cuando un lector se sumerge en la ficción.
Pretender que la lectura por placer tenga un destino pedagógico es la forma más efectiva de inmolar a un lector.
Cada vez más se hace necesario que los mediadores tomen conciencia de separar ambas aguas, de otorgarle prestancia a la lectura creadora, autónoma y desprovista de señuelos para reforzar contenidos del programa de estudio.
Otras destrezas no menos valiosas, como la conversación, la escritura creativa, la argumentación, la expresión de sentimientos, la interpretación… pueden asegurar encuentros más genuinos y coherentes con esa experiencia lectora.
¿Para qué leer? Leer no debe conducir necesariamente a una solución práctica. El derecho a leer por leer es también primordial. Hay que desterrar los cuestionarios, los cuadernos de trabajo, las comprobaciones de lectura de este territorio de la imaginación y abrir la puerta al reino de la ficción, de los viajes, donde se confrontan interrogantes vitales y se encuentran profundas respuestas.
En un contexto altamente digital, la lectura sigue siendo una destreza fundamental para acceder a la información, para discriminarla, para utilizarla. Sin embargo, los brotes de este complejo mecanismo lector tienen su semilla en el disfrute que hace posible que un lector se conecte de forma permanente y frecuente con los libros.
Un espacio fundamental que se presenta en el panorama es el Congreso de Literatura Infantil 25 años Torres de Papel, que se realizará en la Javeriana los días 22 y 23 de octubre, donde se rescata el valor de una de las colecciones de literatura infantil con mayor trayectoria en el continente.
El Congreso
La figura del mediador adulto, que promueve acercamientos entre libros y lectores, requiere de profesionalización. La práctica frecuente fortalece la calidad de esta mediación, pero también encuentros académicos que hagan posible el autorreconocimiento como lectores, la reflexión permanente sobre el sentido de la lectura y nuevas ideas que encaucen estrategias seguras para una mediación lectora exitosa.
Un espacio fundamental que se presenta en el panorama es el Congreso de Literatura Infantil 25 años Torres de Papel, que se realizará en la Javeriana los días 22 y 23 de octubre, donde se rescata el valor de una de las colecciones de literatura infantil con mayor trayectoria en el continente.
Los cuentos se hacen seductores en la voz de Marina Colasanti, la ganadora del primer Premio Norma hace 20 años. Junto con ella, las italianas Anna Lavatelli y Daniela Palumbo extenderán una invitación a penetrar temas de mayor realismo. Desde su oficio nos hablarán de ciertas zonas grises de la existencia. Yolanda Reyes, por su parte, autora de la novela juvenil Los años terribles, hará un acercamiento a la narrativa juvenil desde la perspectiva del crecimiento de los personajes y las soluciones narrativas poco tradicionales. El escritor Antonio Orlando Rodríguez ofrecerá un panorama de las obras ganadoras del premio Norma, su potencial para la formación de lectores en distintos proyectos literarios.
Como complemento, las mesas de trabajo que se proponen en el Congreso abordarán la importancia de la formación académica en la literatura infantil, diversos panoramas literarios en el continente, los bookstubers como fenómeno para la formación de lectores juveniles y un simposio con autores colombianos de literatura infantil.
Un encuentro alrededor de un proyecto editorial que ha dejado huella en el continente y que promete seguir multiplicando los lectores, desde el placer y esa conexión intangible que acompaña a los lectores para siempre.