El sector de la educación a nivel mundial ha sentido con fuerza los efectos de la crisis
La crisis financiera internacional, originada en el colapso del mercado inmobiliario norteamericano, se ha propagado al sector real de las principales economías del mundo, siendo hoy considerada la más grave de las últimas décadas, comparable incluso con la Gran Depresión de 1929.
El origen de la crisis se puede encontrar en el sector financiero de EEUU, cuya flexibilización de políticas de otorgamiento de crédito desde 2003, en medio de un contexto de gran liquidez a nivel mundial, llevó a un rápido crecimiento de la cartera suprime o cartera de baja calificación crediticia, es decir, otorgada a personas con baja capacidad de pago. adicionalmente, la interrelación de los mercados financieros mundiales permitió que productos estructurados con colateral en estos activos inmobiliarios fueran vendidos a inversionistas de todos los continentes. Cuando los índices de morosidad de cartera comenzaron deteriorarse, hacia mediados de 2007, la crisis del sector inmobiliario se convirtió rápidamente en una crisis del sector financiero y de crédito a nivel mundial. El creciente temor de los bancos de enfrentar impagos sobre su cartera, llevó a una parálisis del crédito, el cual constituye el sistema circulatorio del capital hacia los sectores productivos de la economía.
Como resultado, las principales economías comenzaron un proceso de desaceleración que pronto se convirtió en recesión (crecimiento negativo del PIB de un país) y la crisis financiera se propagó a prácticamente todos los sectores de la economía, con graves repercusiones sobre los niveles de empleo, consumo e inversión. Actualmente seguimos presenciando un escenario de extrema turbulencia en los mercados mundiales, en el que la volatilidad y la incertidumbre sobre el futuro de la economía se han convertido en la realidad económica. En este contexto, el sector de la educación a nivel mundial ha sentido con fuerza los efectos de la crisis. Ha sido evidente que las Universidades no son invulnerables a los choques financieros de la economía. las principales fuentes de ingresos se han visto afectadas por los acontecimientos económicos.
En primer lugar, los donantes y fundaciones, que aportan un importante porcentaje de los recursos operativos de las Universidades están soportando cada vez más presión para continuar financiando estas actividades. De otra parte, los contratos con los gobiernos federales para adelantar investigaciones patrocinadas por el Estado han sido objeto de mayor control en medio de las restricciones fiscales consecuentes con un ciclo económico adverso. Los ingresos por matrículas de estudiantes, aunque representan en promedio un 20% del total de ingresos, un porcentaje mucho menor que en nuestro país, también se ven afectados por las dificultades económicas de los estudiantes y sus familias. a su vez, los costos asociados a los programas de apoyo financiero financiados por las Universidades han experimentado un explosivo crecimiento, a medida que las familias han requerido mayor apoyo para enfrentar las dificultades económicas.
Pero sin duda el factor más relevante y diferenciador de la situación de las Universidades norteamericanas es que los grandes portafolios de inversión que han construido las ha colocado en una posición en la que los ingresos financieros provenientes de los rendimientos de su portafolio cubren un alto porcentaje de sus presupuestos operacionales, en promedio un 34%, pero llegando hasta el 84% en algunas facultades y escuelas específicas. Según Kenneth Redd, director de investigación y análisis político en la Bussiness Officers Association, con sede en Washington, “las Universidades con portafolios más grandes tendrán que recortar sus gastos de forma más dramática”, dada su fuerte dependencia en esta fuente de ingresos. Y es que según Moody’s, como consecuencia de la crisis de los mercados de capitales a nivel mundial, los portafolios de inversión de Universidades norteamericanas perdieron un promedio de 22,5% entre julio y noviembre de 2008 y proyectan unas pérdidas de 30% en promedio para presente año fiscal, con cierre en junio de 2009.
los efectos del impacto financiero de los anteriores hechos sobre la estabilidad de las Universidades no se han hecho esperar. las principales instituciones han anunciado fuertes medidas para ajustar sus planes estratégicos y presupuestales a la nueva realidad financiera que enfrentan. Entre los hechos más destacables se cuentan:
• Harvard Management Company, el administrador del portafolio de inversiones de la Universidad, anunció el 6 de febrero de 2009 el recorte de 50 empleos (25% del total de su fuerza laboral), entre profesionales de inversión, operaciones, recursos humanos y los departamentos legal y de tecnología, después de soportar US$8.000 millones de pérdidas en el portafolio de inversiones, o un 22% de su valor total, llevándolo a un valor de US$28.800 millones durante los 4 meses terminados el 31 de octubre de 2008.
• Yale University, en new Haven, Connecticut anunció que su portafolio de inversiones perdió alrededor de un 25%, o US$5.900 millones.
• Stanford Graduate School of Business despidió a 49 empleados en enero, o el 12% de su personal administrativo, como anticipación de las pérdidas de su portafolio de inversiones y disminución de los ingresos por matrículas de programas de formación ejecutiva.
• Darthmouth College, en Hanover, new Hampshire planea recortar sus gastos en 8,6% después que el valor de su portafolio de inversiones cayera US$ 700 millones a US$ 3.000 millones durante los últimos 6 meses de 2008. Darmouth anunció el mes pasado que más de 70 empleados decidieron retirarse, acogiendo los términos de un programa de incentivos ofrecido por la Universidad.
El impacto de la crisis mundial, que ya ha comenzado a evidenciarse sobre la actividad económica de nuestro país, necesariamente se transmitirá a las Universidades colombianas. El grado de impacto y las medidas de ajuste necesarias serán tema de un próximo artículo.