La Misión es transformar al país
El pasado 26 de diciembre regresaron los 200 misioneros del programa de Misión País Colombia del Centro Pastoral San Francisco Javier que desarrollaron proyectos sociales en 19 lugares de la geografía nacional.
Del 15 al 25 de diciembre 200 javerianos se repartieron por 19 zonas de Colombia convencidos de sus deseos de servir y de transformar la realidad del país, de transformar la vida de las comunidades abandonadas por el Estado y de transformarse a sí mismos.
Entre 10 y 12 misioneros conformaron cada grupo que llegó hasta diferentes poblaciones de Bolívar, Santander, Norte de Santander, Chocó, Bogotá, Valle del Cauca, Cauca, Meta, Nariño y Amazonas.
“El programa tiene dos grandes apuestas, por un lado la transformación de los miembros de la comunidad Javeriana que se consolida a partir de la formación que reciben, del encuentro con las realidades concretas de su país y del trabajo en conjunto con las comunidades que visitan, con ello garantizamos que en un futuro, el país va a tener profesionales formados integralmente, con un claro énfasis social y comprometidos con el cambio de las problemáticas que aquejan al país. La segunda gran apuesta es por la transformación de las comunidades con las que trabajamos, este elemento se consolida a partir del trabajo mano a mano, generando proyectos sociales autogestionados a partir de las potencialidades de la zona”, explicó el coordinador de Misión País Colombia, Carlos Felipe Prieto Bolaños.
Agregó Prieto Bolaños que desde Misión País se cree que “cada uno de los ciudadanos tiene una responsabilidad frente a su país y los universitarios no son la excepción, ellos son los llamados a poner en práctica todos los conocimientos que reciben soñando con una transformación, por eso el anhelo del programa de llevar a la Universidad Javeriana, y con esto me refiero a los estudiantes, Facultades, grupos de investigación, Centros, a los rincones del país que más lo necesitan”.
Misión País Colombia lo promueve el Centro Pastoral San Francisco Javier de la Vicerrectoría del Medio Universitario desde el año 2007, luego de tomar como base la experiencia de Misión País Chile, con la característica especial de estar fundamentado en la Misión y Proyecto Educativo de la Javeriana, que busca articular bajo un solo propósito la iniciativa social de los jóvenes universitarios del país.
El programa ha crecido año tras año y hoy participan en él estudiantes de todos los semestres y todas las carreras de la Universidad. El promedio era de 90 a 100 estudiantes por semestre y actualmente se ha duplicado esa cifra, ha aumentado el número de zonas visitadas y la demanda de voluntarios que se inscriben con el deseo de pertenecer al programa ya supera los 400.
La voz de los misioneros
Alfredo Acevedo, estudiante jesuita de tercer semestre de Teología, proveniente de Argentina, cumplió este diciembre su segunda misión como acompañante espiritual. Primero estuvo en Puerto Wilches (Santander) y después en Canaletal (Bolívar).
“Mi experiencia en Puerto Wilches fue conocer otra Colombia, la posibilidad de encontrar gente con mucha capacidad y con el desafío de potenciar lo que ya está. Si no fuera por este tipo de programas muchos chicos nunca tendrían la experiencia de trabajar con gente de otros contextos, de otras realidades. Eso es muy formativo, porque son cosas que no te dan los libros. Es algo propio de la Compañía de Jesús, la formación integral”.
Agrega el estudiante jesuita que la perspectiva del programa no es solamente hacer cosas sino que supone una transformación que se va generando en cada persona. “El joven universitario tiene sueños, deseos y se juega por eso y el que está en Misión País es alguien así. En mi país los universitarios no «pierden tiempo” viniendo a algo así, sólo quieren estudiar, graduarse y empezar a trabajar. Acá el javeriano estudia pero además quiere transformar el país y Misión País es una plataforma para trabajar por un mejor país”.
Ángela María Alba Garzón es estudiante de noveno semestre de Ingeniería Industrial y ha asistido a Misión desde que ingresó a la Universidad en 2011. Ha estado en Condoto (Chocó), Barrancabermeja (Santander) y San Pablo (Bolívar), donde lo que más la impactó fue la capacidad de resiliencia de una comunidad muy afectada por la violencia. “Trabajamos con casi 200 niños y entre 15 y 20 jóvenes que estamos formando como líderes que nos demostraron que a pesar de haber sido tan golpeados por el conflicto quieren seguir luchando por su país y que tienen muchas ganas de aprender”.
Luis Miguel Montes Vásquez, estudiante de octavo de Literatura y quinto de Historia, tomó la decisión de ingresar a Misión País hace dos años y medio, porque sintió que tenía una responsabilidad muy grande con el país. Estuvo en Puerto Wilches (Norte de Santander) donde se está desarrollando un proyecto con 40 jóvenes artistas, bailarines y músicos que están creando grandes escuelas artísticas para atraer a los niños y alejarlos del conflicto armado.
“Misión País Colombia es un espacio de transformación, donde se transforman los misioneros, las familias, esta Universidad y el país porque los grandes profesionales del futuro están viviendo estas experiencias, y sobre todo se transforman las comunidades en que se trabaja. Misión es poder conocer el país desde los lugares, una cosa es leer sobre la realidad y otra vivirla, escuchar la gente, eso es lo que me ha transformado, descubrir que Colombia es un país complejo y hay que ir a los lugares para conocer esas realidad que no muestran los medios y transformarlas”.
Comunidad agradecida
María José Santodomingo Granados, estudiante de quinto semestre de Sociología y de Ciencia Política, dice que en Misión País encontró que su vida es el servicio. Lleva tres misiones en Condoto (Chocó) y lo describe como el lugar más increíble del mundo. “Es llegar a un lugar totalmente diferente a lo que uno está acostumbrado, pero además es recibir mucho amor de parte de la comunidad y tratar de trabajar junto a ellos para mejorar. En Condoto adoran Misión, todos los días hay una invitación a almorzar, a darnos algo de tomar, nos quieren y tratan de consentirnos mucho, no quieren que nos vayamos. Ellos notan que ha habido cambios, que los niños han cambiado, que la violencia ha disminuido. Hacen que la estadía sea muy cómoda y placentera”.
Paola Catherín Hernández Hernández, estudiante de séptimo semestre de Comunicación Social, vivió este pasado diciembre una experiencia totalmente nueva para ella. Sus primeras misiones fueron en San Salvador (Valle del Cauca) donde afirma que dejó su corazón. Ahora viajó a Obonuco (Nariño), para realizar un documental con los indígenas del cabildo indígena. “Fue maravlloso, es totalmente diferente, ellos van a otro ritmo, hablan más despacio, son tranquilos, escuchamos sus historias, sus tradiciones y conocimos su lucha por el territorio. Fue algo muy fuerte. Yo entré siendo una Catherín Hernández y ahora soy una versión mejorada”.
Silvia Alvarado Benítez, estudiante de quinto semestre de Microbiología Industrial, ha tenido siempre sus misiones en Huisitó, corregimiento del Tambo (Cauca), donde están trabajando con niños y jóvenes en la construcción y empoderamiento de un Centro Cultural, que en palabras de ella “es una luz que hace realidad los sueños de niños y jóvenes a través de la cultura y el deporte”.
Agrega que Misión le ha dado fe en el país y en su gente pues ha notado que allá (una zona cocalera) la comunidad quiere apostarle a otras formas de vida diferentes al dinero fácil y están cambiando los cultivos ilícitos por el cacao. “Además creo que los jóvenes son el motor, son todo, porque están dispuestos a darse a la comunidad por amor, sin otras pretensiones”.
Proyección social
Tatiana Reinoso, Agente de Pastoral encargada del área de proyección de social del Programa, es quien diseña los proyectos para cada zona, con base en un diagnóstico que se hace en las misiones previas. “Misión País antes funcionaba basado en las necesidades que manifestaban el párroco, el profesor o el contacto en cada población, ahora se realizan encuentros participativos con la comunidad, en la que ellos dicen en qué proyecto quieren recibir el apoyo de Misión País. Trabajamos con un enfoque participativo y apreciativo, nos cogemos de los potenciales de las comunidades y no desde lo problemático”.
Las líneas principales de proyectos son las escuelas de liderazgo, enfocadas a potenciar lo cultural y lo artístico o a formar formadores; los centros culturales, de los cuales se han realizado tres; proyectos de círculos de lectura, especialmente en poblaciones donde hay muchos niños y pocos jóvenes o adultos, a los cuales se les enseña lectoescritura, habilidades sociales, comunicación y expresión corporal; proyectos ecológicos; y un programa de reconstrucción de memorias y prácticas ancestrales con los indígenas Quillacinga en Pasto.
Se planearon actividades a un año o máximo a año y medio, pero con la idea de permanecer más tiempo en las zonas fortaleciendo lo que están haciendo o iniciando nuevos proyectos.
Para Tatiana Reinoso, Misión País le ha permitido cambiar la concepción de pobreza y bienestar. “Para mí es descubrir que en realidad no son poblaciones vulnerables, tal vez abandonados por el Estado, pero pobres no son, necesitadas no son, inclusive son más felices que la vida que uno tiene en la ciudad. En realidad no es que necesiten de nosotros, más bien sería al contrario. Me gusta que el programa llega a lugares donde nadie llega”.
“El javeriano estudia pero además quiere transformar el país y Misión País es una plataforma para trabajar por un mejor país”.
ZONAS ACTIVAS MPC 2014 – II
- La Perimetral – Cartagena
- Flor del Campo – Cartagena
- Pachelli – (Tibú, Nte. Santander)
- Canaletal – Sur de Bolívar
- San Pablo – Sur de Bolívar
- Puerto Wilches – Santander
- Barrancabermeja – Santander
- Condoto – Chocó
- Fontibón – Bogotá
- Tabor y Sonora (Trujillo, Valle del Cauca)
- Cocuyos – (Ginebra, Valle del Cauca)
- San Salvador – (Restrepo, Valle del Cauca)
- El Silencio – (Restrepo – Valle del Cauca)
- Huisitó – Cauca
- La Macarena – Meta
- San Gerardo – (San Lorenzo, Nariño)
- Obonuco – Pasto
- Chapacual (Yacuanquer, Nariño)
- San Francisco – (Pto. Nariño, Leticia)
ZONAS ANTIGUAS MPC
– Buenaventura – Valle del Cauca
– Tame – Arauca
- – Santa Helena del Opón – Santander
– Líbano – Tolima Hispania
– Antioquia Jericó – Antioquia Amagá
– Antioquia Camilo Ce – Antioquia
– Tierra Alta – Córdoba
– Florián – Santander
-San Vicente del Caguán – Caquetá
– Acacías – Meta
– Santa Rita – Cartagena Barranquilla
– Atlántico Arroyo de Piedra – Cartagena
– Aguachica- Cesar
– Buena Esperanza – Nte. Santander
– San Ignacio del Opón – Santander
– Arauquita – Arauca
– El Dorado – Bogotá
– Cachipay – C/marca
- – San Cayetano – C/marca
– Ciudad Bolívar – Bogotá
con el cambio de las problemáticas que aquejan al país. La segunda gran apues- ta es por la transformación de las co- munidades con las que trabajamos, este elemento se consolida a partir del tra- bajo mano a mano, generando proyec- tos sociales autogestionados a partir de las potencialidades de la zona”, explicó el coordinador de Misión País Colombia, Carlos Felipe Prieto Bolaños.
Agregó Prieto Bolaños que desde Mi- sión País se cree que “cada uno de los ciudadanos tiene una responsabilidad frente a su país y los universitarios no son la excepción, ellos son los llama- dos a poner en práctica todos los co- nocimientos que reciben soñando con una transformación, por eso el anhelo del programa de llevar a la Universidad Javeriana, y con esto me refiero a los estudiantes, Facultades, grupos de in- vestigación, Centros, a los rincones del país que más lo necesitan”.
Misión País Colombia lo promueve el Centro Pastoral San Francisco Javier de la Vicerrectoría del Medio Universita- rio desde el año 2007, luego de tomar como base la experiencia de Misión País Chile, con la característica especial de estar fundamentado en la Misión y Proyecto Educativo de la Javeriana, que busca articular bajo un solo propósito la iniciativa social de los jóvenes universi- tarios del país.
El programa ha crecido año tras año y hoy participan en él estudiantes de todos los semestres y todas las carre- ras de la Universidad. El promedio era de 90 a 100 estudiantes por semestre y actualmente se ha duplicado esa cifra, ha aumentado el número de zonas visi- tadas y la demanda de voluntarios que se inscriben con el deseo de pertenecer al programa ya supera los 400.
La voz de los misioneros Alfredo Acevedo, estudiante jesuita de tercer semestre de Teología, provenien- te de Argentina, cumplió este diciembre su segunda misión como acompañan- te espiritual. Primero estuvo en Puerto Wilches (Santander) y después en Ca- naletal (Bolívar).
“Mi experiencia en Puerto Wilches fue conocer otra Colombia, la posibi- lidad de encontrar gente con mucha capacidad y con el desafío de potenciar lo que ya está. Si no fuera por este tipo