1 de Julio del 2015 | Edición N°: Año 54 N° 1309
Por: Carlos Novoa, S.I | Profesor Titular, Doctor en ética teológica, Departamento de Teología



“La  presidenta  Cristina  Fernández  defiende que el Papa es argentino, y tiene toda  la  razón,  Dilma  Rousseff  sostiene que  Dios  es  brasilero,  y  de  seguro  que sí,  pero  el  paraíso  está  en  Ecuador”. Con  este  apunte  humorístico,  el  Presidente Correa le daba la bienvenida a Quito  a  Francisco,  mientras  él  sonreía muy gustoso. Muerto de cansancio por 13 horas de viaje y 4 de encuentro con la  multitud,  Francisco,  quien  se  halla descansando en la Nunciatura quiteña, no aguanta las ganas y sale a la puerta para acoger a la gente que lleva horas orando  y  cantando  mientras  el  Papa reposa. Estos gestos y acciones de gran calor humano nunca los habíamos visto antes  en  una  Papa.  Por  esto  Francisco cambió  el  canal,  o  sea  que  ahora  ser Papa  es  algo  muy  diverso,  respira  una ilimitada humanidad, así como Jesús, lo que a todos, creyentes y ateos, nos tiene muy gozosos.

En la totalidad de sus viajes el Papa argentino ha pedido que no se le brin- den honores militares a pesar de que así lo ordena el protocolo diplomático para recibir a un jefe de estado como es él. Bergoglio  ante  todo  es  un  Pastor,  por ende, según lo informado por la prensa oficial de El Vaticano, con estos viajes a Ecuador,  Bolivia  y  Paraguay,  Francisco manifiesta su cercanía y solidaridad con los pobres y olvidados, de la que se suele  llamar  la  “periferia”  del  mundo.  Los anteriores  Obispos  de  Roma  recibieron tales honores en sus visitas internacionales. En vez de fusiles, en Quito la calle de honor que acogió al Sucesor de Pedro tan pronto bajo de la aeronave, estaba compuesta por niñas y niños campesinos e indígenas de extracción humilde.

A  la  misa  en  la  capital  ecuatoriana asistieron  un  millón  de  personas,  concentración  humana  extraordinaria  en cualquier  lugar  del  planeta.  En  su  homilía subrayó como “es impensable que brille la unidad si la mundanidad espiritual  nos  hace  estar  en  guerra  entre nosotros…  en  una  búsqueda  estéril  de poder,  de  prestigio,  placer  o  seguridad económica, y esto a costillas de los más pobres, de los más excluidos, de los más indefensos,  de  los  que  no  pierden  su dignidad  pese  a  que  se  la  golpean  todos  los  días”.  Continuando   con   este horizonte durante su    encuentro    con estudiantes y docentes  en  la  Pontificia Universidad  Católica del  Ecuador,  denunció  cómo  “un  pobre que  muere  de  frío  y de hambre hoy no es noticia, pero sí las bolsas  de  las  principales  capitales del mundo  bajan  2  o  3  puntos  se  arma  el gran escándalo mundial. Yo me pregunto dónde está tu hermano”.

La agenda de sus tres visitas ha estado llena de encuentros con los pobres, desvalidos y excluidos de esta sociedad, ya sea en barrios marginados, cárceles, ancianatos,  o  con  obreros,  campesinos y enfermos abandonados. En Quito departió con un grupo de adultos mayores y en Bolivia consoló a infantes enfermos terminales.  Como  en  todas  sus  visitas, ahora  en  América  Latina  Francisco  se desplaza en el carro más sencillo y sin blindaje.

En su discurso de llegada al aeropuerto  de  La  Paz,  Bergoglio  reconoció  los grandes avances sociales de la sociedad boliviana. Y yendo para la ciudad se detuvo  en  el  sitio  donde  se  encontró  en 1980  el  cadáver  del  presbítero  jesuita Luis Espinal, brutalmente asesinado por sus posturas críticas frente al orden establecido y en defensa de los derechos humanos.  En  este  lugar  Francisco  realizó  una  oración  en  la  que  manifestó: “Me detuve aquí para saludarlos y sobre todo  para  recordar.  Recordar  un  hermano, un hermano nuestro, víctima de intereses que no querían que se luchara por la libertad de Bolivia. El P. Espinal predicó  el  Evangelio  y  ese  Evangelio molestó y por eso lo eliminaron”.

A manera de epílogo, traigo a continuación algunas de las afirmaciones de Francisco en su discurso al II Congreso Mundial de Movimientos Populares en  Santa  Cruz  de  la Sierra,  Bolivia:  “Digámoslo  sin  miedo: queremos   un   cambio,  un  cambio  real, un   cambio   de   estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no  lo  aguantan  los  campesinos,  no  lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra… Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas,  en  la  búsqueda  cotidiana  de “las tres t”, ¿de acuerdo? (trabajo, techo y tierra) y también, en su participación protagónica en los grandes procesos de cambio,  cambios  nacionales, cambios regionales y cambios mundiales. ¡No se achiquen!”.

“La  agenda  de  sus  tres visitas ha estado llena de encuentros con los pobres, desvalidos  y  excluidos  de esta  sociedad,  ya  sea  en barrios  marginados,  cárceles,  ancianatos,  o  con obreros, campesinos y enfermos abandonados”.