septiembre 2011 | Edición N°: año 50 No. 1271
Por: Natalia Ocampo | Egresada javeriana de la Facultad de Estudios Ambientales y Rurales



Empezaré por decir que les escribo desde mi amplia y cómoda oficina en la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos. Trabajo en el laboratorio del Dr. Stuart Pimm, un reconocido científico que se ha especializado en la conservación de los bosques tropicales. Comparto mi oficina con dos norteamericanos que trabajan para la “Big Cats Iniciative”, un programa de la National Geographic que lidera el Dr. Pimm en pro de la conservación de grandes felinos en África; en el escritorio siguiente trabaja una estudiante de doctorado de Portugal quien hace esfuerzos por crear el mejor diseño de áreas protegidas para Mauritania, en el occidente de África; en otra oficina muy cercana trabaja Germán Forero, un colombiano que está a punto de culminar su doctorado en este
Del grupo estudiantil Andígena laboratorio, luego de haber hecho grandes aportes a la conservación en Colombia. ¿Cómo llegué aquí? Les resumiré la historia: gracias a un ávido apetito por las respuestas, hace mucho tiempo decidí que mi carrera debía ser muy académica, pues quería ser una ecóloga que pudiese hacer grandes aportes a la conservación de la biodiversidad colombiana.

Aunque mi camino hacia esto comenzó muy temprano en la carrera, al hacer parte del Grupo Estudiantil “Andígena” (Observadores de aves) y enrolándome en programas de investigación de otras entidades ambientales, mis objetivos se hicieron más claros hacia el final del estudio del pregado en Ecología, al terminar mi tesis. Decidí que quería profundizar en el conocimiento de las aves y cómo conservarlas, y para ello debía empezar un doctorado. Primero, deseo que desmitifiquemos el doctorado y entendamos que es simplemente una profundización en un tema que le apasiona al estudiante y que todo el mundo que tenga ideas claras y sepa usar los recursos puede hacerlo. Seguiré por hacer énfasis en que estudiar un doctorado es costoso, y ¡mucho! Entonces, ¿qué hacer? Mi solución fue aplicar a una beca de Colciencias. Otras opciones pueden ser aplicar a otras becas, o buscar oportunidades de financiación en la Universidad que deseen, como trabajar como monitor en algunas materias. Esta etapa tomó tiempo y tesón pero ha sido una de las acciones más gratificantes de mi vida; gracias a esfuerzos durante mi carrera y una activa participación en investigación obtuve una beca completa de Colciencias que pagará por mis 5 años de estudio, con la única condición de regresar a retroalimentar lo aprendido en Colombia.

Definitivamente, cuando se decide hacer un doctorado, uno busca al mejor profesor en la materia y trata de convencerlo que lo acepte como su estudiante. Y eso mismo hice yo, convencí a Stuart Pimm, experto en áreas protegidas y en conservación de la biodiversidad tropical, de aceptarme para trabajar en pro de estos temas en Colombia. Tuve la suerte de conocerlo en un viaje que hizo a Colombia para dar una conferencia, y siempre estuvo abierto a escuchar qué tenía para ofrecer yo como estudiante emprendedora; deben saber que muchos competirán por su mismo puesto y se debe ser convincente y tener ideas claras al entrevistarse con su prospecto profesor. Luego debí pasar por el proceso normal de selección de la Universidad de Duke para luego encontrarme aquí sentada en este escritorio del que les escribo. En este momento puedo ver las puertas abiertas de la inmensa cantidad de recursos que ofrece una Universidad como esta, de las oportunidades que me brinda trabajar con una científico tan notable y productivo como el Dr. Pimm, y entiendo perfectamente que el esfuerzo y el hecho de haber soñado esto desde un principio, valió la pena.

El objetivo de esta historia no es que sepan sobre mi vida, ni mucho menos, quisiera más bien animarlos para que una vez tengan un objetivo de investigación claro, apliquen a una beca, busquen estudiar en las mejores Universidades del mundo, contacten a los profesores expertos en el tema, y se atrevan a convertirse en un estudiante doctoral. Con el otoño tocando las puertas en este hermoso campus de Duke deseo que cada uno de los estudiantes de Ecología y de la Universidad Javeriana se esté forjando un futuro promisorio no sólo para ustedes mismos si no para un país que necesita de información y acciones para su preservación.