
¡Verdad que podemos!
El Centro de Memoria Paz y Reconciliación de Bogotá fue el escenario para presentar la versión número 34 de la Semana por la Paz. Fue una ceremonia sobria, pero emotiva. Las palabras de cada una de las personas que intervinieron en el acto dejaron en el ambiente reflexiones muy profundas sobre esta nueva celebración.
El lema de este año es: “Verdad que podemos”, lo cual en sí mismo es una invitación que se convierte en diferentes retos, de acción, participación y también de revisión. Lo más interesante es que no es solamente la revisión de la situación actual, de la llamada nueva realidad que representa un reto de interacción y comunicación, sino la revisión de las 33 versiones anteriores, donde una idea que inició en los años ochenta ha venido tomando forma, cobrando la importancia que merece en la construcción de Paz particularmente en Colombia.
Por más de tres décadas la construcción de paz ha tomado el impulso nacional que se necesitaba para robustecer y profundizar la reflexión en los temas críticos que no habían podido ser mencionados, y que incluso, habían sido negados desde diferentes escenarios. Estamos entonces presenciando un hito en el tiempo, que reúne las particularidades de los últimos dos años de realidad pandémica, los tres años de gobierno después de la firma del histórico acuerdo de Paz, un escenario preelectoral y la entrega del informe final por parte de la Comisión Especial de la Verdad, que nos traen nuevos y desconocidos retos de acción.
“Verdad que podemos” es el culmen de un proceso largo y allanado por la dinámica del ensayo, error, certezas, derrotas y victorias, por el cual ha transitado nuestro país y Semana por la Paz. Las ideas que antaño fueron apenas postulaciones, hoy se levantan con el recurso más invaluable de nuestra historia: la vida. La representación de todos los estamentos de nuestra sociedad unidos en la celebración de la Semana por la Paz #34, representa la vida de un país que no conoce los límites de la violencia, pero que ahora levanta las fronteras que delimitan los territorios de paz que crecen cada año y que anudan los deseos y esperanzas de todos aquellos que sueñan con ser territorio de paz.
La comprensión de la paz que se ha ido transformando con los hechos y los años, ha resignificado la paz como una construcción diaria, no de un sueño perfecto e idealizado, sino como un conjunto de acciones que nacen en lo profundo de cada corazón, de cada mente y que se traduce en acciones, tan sencillas y ordinarias, como esfuerzos titánicos e imposibles que permiten que la construcción de paz sea un terreno real, verdadero y cada vez menos utópico.
La comprensión de la paz se ha resignificado como una construcción diaria, no de un sueño perfecto e idealizado.
“Verdad que podemos” invita a cada persona a realizar una acción, cualquiera que sea, pero que esté encaminada a la construcción de paz. Las ideas y las acciones son respaldadas por todos los procesos que evidenciamos hoy en el lanzamiento oficial. La estrategia pedagógica invita a tener conversaciones honestas y reales que nos permitan comprender nuevas luces y caminos para la construcción de nuestra propia paz en la cotidianidad y el territorio que habitamos. La puerta está abierta, las herramientas están listas, el recurso vital está maduro, la responsabilidad es ahora nuestra, como nación y como personas que anhelamos la paz que necesitamos y que debemos construir “Verdad que podemos”.