Agosto 2021 | Edición N°: 1370
Por: Carlos Julio Cuartas Chacón | Asesor del Secretario General



Con gran pesar fue recibida la noticia de la muerte de este egresado, ocurrida el pasado 20 de julio, que en 2019 había celebrado 60 años de ejercicio profesional. Este ingeniero civil de la tercera promoción, que recibió su grado el 22 de mayo de 1959 con el diploma No. 45, demostró a lo largo de su vida el  afecto que lo unió a su alma mater y a los jesuitas, a quienes se acercó desde los años en que fue alumno de San Bartolomé de La Merced. Con su diploma su señora madre, Mey Soler de Saavedra, le entregó el anillo que era símbolo de las virtudes del profesional javeriano: “fe en Dios, amor a la verdad y culto a la patria”, según lo consignado en el acta correspondiente. Sin duda alguna, esos fueron los ideales que guiaron sus pasos.

En 1960, cuando se creó ASIA Ingeniería Javeriana, Santiago fue elegido secretario de esa organización. Fue miembro fundador de la Asociación de Ingenieros Javerianos, constituida el 26 de mayo de 1966, siendo el primer presidente elegido, luego de la aprobación de sus estatutos. Desempeñó este cargo hasta 1969. Había sido profesor de Prácticas de Topografía en 1959 y de Geometría Analítica en 1962.

Como profesional comprometido con la defensa de la dignidad del ingeniero, Santiago mantuvo fuertes vínculos gremiales. Fue socio vitalicio de la Sociedad Colombiana de Ingenieros, miembro de su junta directiva en dos períodos y vicepresidente en el período 1999-2001. Miembro de la junta directiva y presidente encargado en diversas ocasiones de la Asociación Colombiana de Ingenieros Constructores (ACIC), estuvo vinculado también a la Cooperativa Colombiana de Ingenieros, la Organización de Ingeniería Internacional S.A. (ODINSA S.A.), al Comité Intergremial de Ingeniería, Arquitectura e Industria de la Construcción (CIDE), y a la Asociación de Pavimentadores Asfálticos de Bogotá (ASOPAB), de la cual fue su director ejecutivo entre 1969 y 1997.

Su larga y fructífera trayectoria profesional inició en 1959, como ingeniero residente en la firma de Severo Rocha Alvira; luego se vinculó a la Compañía de Trabajos Urbanos Ltda. Fue socio y gerente de Contratistas Asociados Ltda., entre 1963 y 1970; y a partir de este año, de ONCO Ltda. En los últimos años ejerció su profesión muy de cerca del ingeniero javeriano Mario Huertas Cotes, en la Concesión Alto Magdalena S.A.S.  y en la Concesión Costera Cartagena-Barranquilla S.A.S., artífice de las obras del viaducto del Gran Manglar sobre la Ciénaga de la Virgen. Santiago también prestó sus servicios en el Centro de Conciliación, Arbitraje y Amigable Composición, de la Sociedad Colombiana de Ingenieros. En 1998 recibió del Gobierno Nacional la Orden al Mérito Julio Garavito en el grado de Comendador.

Amigo de la buena música y la historia, de los viajes y la cultura, fue miembro muy activo de la Asociación de Amigos de la Casa Museo Caldas (ASOCALDAS); y también de la Academia Colombiana de Historia de la Ingeniería y Obras Públicas. Su amor al país y a las instituciones lo llevó a hacer el curso en la Escuela de Ingenieros Militares para ser Oficial Profesional de la Reserva en el Grado de Capitán.

Casado con Clemencia Pineda Camacho, Santiago fue el padre de tres hijos, Ana María, Santiago e Ignacio. Con ellos realizó recientemente un viaje memorable por España y Francia, que incluyó ‘el camino de Santiago’ y la visita a Loyola. Poco después de su regreso a Bogotá, enfermó gravemente y murió. Sus exequias fueron celebradas por su amigo de toda la vida, el P. Darío Restrepo, S.J., quien hizo notar cómo la bandera de la Javeriana sobre su féretro era muestra del reconocimiento y gratitud de la Universidad hacia un hombre que hizo honor a la Javeriana, que se distinguió entre los egresados por su caballerosidad y gentileza, por su seriedad y sencillez, y sobre todo por su sinceridad y lealtad.