Julio 1986 | Edición N°: 915
Por: P. Jorge Hoyos S.J. | Rector



*Foto: Después de una cuidadosa preparación en sus áreas administrativa, académica y del medio universitario, la Universidad inicia este nuevo semestre, dando una cordial bienvenida a sus alumnos. La biblioteca, fundamento y cerebro de nuestros estudios, reorganizó sus servicios, amplió sus instalaciones y se encuentra a disposición de todos. 

Bogotá, julio 28 de 1986

Queridos amigos:

En nombre de sus directivos y profesores, sean bienvenidos a la Universidad Javeriana! Nosotros queremos ver en ustedes una generación, una cohorte distinta, la de la visita papal a Colombia. Creemos que esa visita dejó una huella en nosotros los directivos, y en ustedes los nuevos universitarios javerianos. Juan Pablo dejó a los jóvenes un mensaje muy denso; les llegó a ustedes? Lo han meditado? Qué significa ese mensaje para su vida personal, para esta vida universitaria que hoy comenzamos, para el enfoque futuro de su profesión y de su vida? O fue vano el paso y la predicación del Pontífice? Permítanme pues, inspirarme un poco en el mensaje papal.

La visita de Juan Pablo II no fue vana: dejó profundo mensaje para todos los colombianos, para todos los estamentos de la sociedad. Habló de todos los tópicos importantes para nuestra sociedad: paz, justicia, empleo, trabajo, responsabilidad de dirigentes y empleados. A los Universitarios nos dirigió un profundo mensaje que seguimos meditando. Para ustedes los jóvenes habló en repetidas ocasiones, pero de modo especial el 2 de julio, en el Estadio «El Campín». No sé cuántos de ustedes pudieron oírlo directamente, en el Estadio o por la televisión, pero sus palabras fueron recias y comprometedoras: «Contemplando esta inmensa juventud el Papa quisiera fijar la mirada en cada uno de vosotros, dirigiros la palabra a cada uno en particular, porque a todos y cada uno de vosotros os ama Dios inmensamente y espera la respuesta personal e irrepetible que brota de vuestro corazón generoso» (1 ). Yo insisto en que el Papa nos pide, les pide a ustedes los jóvenes una respuesta personal, que se traduzca en hechos.

«Sois una generación privilegiada. Con vosotros concluye un milenio y empieza otro: el tercer milenio cristiano. También en vosotros culminan quinientos años de evangelización de este nuevo mundo que es América Latina, y da comienzo una renovada empresa evangelizadora que

Jorge Hoyos, S. J. Rector

proyectará a la Iglesia de Jesucristo hacia el futuro, precisamente desde vosotros, los jóvenes de este continente de la esperanza» (2). Mi comentario es simple y responsabilizante: el tremendo privilegio de poder ser universitarios —en Colombia, de cada 1.000 niños en edad escolar, llegan a la Universidad 25, y se gradúan 11 se agrega el que ustedes son la generación del año 2.000 cuando llevarán unos 8 años de ejercicio profesional y en el año 2.010, en pleno tercer milenio, serán los dirigentes de esa sociedad, de una Colombia que se ha llamado la simiente de lo mejor del Continente de la esperanza. Nosotros ya habremos pasado; estarán ustedes a la altura de sus responsabilidades? Depende de la respuesta efectiva que en su vida y en su responsabilidad universitaria den hoy y mañana. El futuro es suyo: depende de cómo sepan forjarlo.

Llevamos 500 años de evangelización, 5 siglos del descubrimiento de América y de Colombia: estamos contentos con la América, con la Colombia que tenemos hoy? Colombia está evangelizada, vive de verdad su cristianismo? Tan siquiera, pregunto, hemos descubierto a Colombia? Nos queda por descubrir aún nuestro país, su riqueza material y humana, su cultura, su historia, su arte. Es misión de ustedes, generación privilegiada, descubrirla y tal vez rehacerla. Están contentos con lo que hay?

Dijo Juan Pablo: «Sé que muchos de los aquí presentes habéis crecido en situaciones frente a las cuales no dejáis de manifestar vuestra disconformidad. Sóis conscientes de los problemas de vuestra patria y no queréis resignaros ante la corrupción, la injusticia y la violencia. Queréis un cambio radical porque deseáis una sociedad más acogedora, en la que todos los colombianos puedan compartir y disfrutar de los bienes que Dios creó para todos y no sólo para unos pocos, Deseáis la paz y la concordia entre todos para poder afrontar el futuro con menos angustia y con mayor corteza» (3). Para eso, para crear una Patria mejor, vale la pena ser universitarios, ser Javerianos.

«Vosotros mismos sois parte de ese caudal de recursos. Con una juventud estudiosa, trabajadora, esforzada y responsable, la sociedad y la Iglesia en Colombia pueden mirar, con fundada confianza hacia un futuro mejor» (4).

La Universidad Javeriana, nosotros sus profesores y directivos los recibimos a ustedes con esa mirada optimista; conociendo su alta calidad humana, sus altos ideales, la Universidad Javeriana hace un tremendo esfuerzo para poner a su servicio unos directivos, un profesorado y un personal administrativo de la más alta calidad, y de los más altos ideales de servicio. Les entrega un campus universitario, unos laboratorios, una planta física que nos impone a todos un esfuerzo de superación. Como Universidad Católica y Universidad de la Compañía de Jesús cree que la educación es la posibilidad del cambio no violento hacia una Patria mejor, cree que vale la pena este esfuerzo, cree en la juventud, cree en ustedes, y cree en Colombia.

Bienvenida la generación del año 2.000! A trabajar señores neojaverianos!

JORGE HOYOS, S. J. Rector

1. Juan Pablo: «Los jóvenes en el presente y futuro de la Iglesia», Bogotá, Julio 2 de 1986,

2, Ibid.

3. Ibid.

4. Ibid.